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Talvi: cinco años y una trinchera que elegir para reafirmar el liderazgo
La sobremesa se había extendido y aunque faltaban algunos días para las elecciones de octubre, Ernesto Talvi ya reconocía la derrota. No le quedaban actos por delante y solo faltaba que se abrieran las urnas, pero los números que mostraban las encuestas eran inobjetables: la ilusión de llegar al balotaje se había esfumado y el Partido Colorado finalizaría tercero.
“La gente es muy sabia, y si no fue ahora por algo será”, repitió esa noche ante sus colaboradores, anticipando el tono que daría a la autocrítica luego de la campaña. Sin tiempo que perder, algunos días después salió por el país a pedir el voto por Luis Lacalle Pou y a decir que los colorados tenían razones para celebrar porque se renovaron, se corrieron al centro y tienen un alto porcentaje de voto joven.
El camino que comienza este lunes tiene al economista de 62 años que fue señalado con el dedo por Jorge Batlle, y que en pocos meses logró superar al dos veces presidente Julio María Sanguinetti, al frente de la colectividad de 183 años fundada por Fructuoso Rivera.
Talvi tiene ahora que elegir la trinchera desde donde reafirmar su liderazgo, sabedor de que la suerte del gobierno será su propia suerte.
Ya sea desde el Poder Ejecutivo, donde la cancillería lo espera, o desde una banca en el Senado, el economista tiene cinco años para posicionarse y poder “liderar” la coalición en 2024, tal como le dijo a sus técnicos en un almuerzo en Ciudadanos.
Aunque reconocen que se trata de una decisión profundamente personal, en el sector se debaten cuál es el mejor lugar para transitar este período. Su mano derecha, Adrián Peña, lo quiere en el Senado porque considera que debe aprender “un poco más” el oficio de político. “Es nuestro líder y lo quiero tener cerca, prefiero que estemos los dos acá trabajando el tema político, la territorialidad, cerca de la gente y la dirigencia”, dijo a El Observador.
Su fundamento radica en que la bancada de Ciudadanos, compuesta por 10 de los 17 legisladores colorados, es muy "nueva" en política por lo que es necesario trabajar “muy cerca de ellos”.
En tanto, el diputado Ope Pasquet, que también forma parte del comando político del sector, prefiere que esté en el gabinete junto a los otros líderes de la coalición multicolor.
Una de las opciones que seducen al economista es tomar el camino del medio: aceptar la cancillería y renunciar cuando se cumplan tres años. De esta forma podrá lucir los logros de la administración y tendrá plazo suficiente para comenzar la tarea de diferenciarse de sus socios de la coalición.
Si el acuerdo multicolor fracasa, nadie tiene claro cómo se moverán las piezas que hasta ahora se han mostrado sonrientemente coordinadas.
Más allá de la trinchera, en Ciudadanos reconocen que es importante consolidar el sector y ubican como próximo mojón las elecciones municipales de mayo de 2020. "El partido tiene que recuperar mucho terreno, hay que hacer un trabajo muy grande desde lo institucional, recuperar presencia en barrios, ciudades y departamentos. Hay lugares donde no tenemos ni un edil y hay que ser conscientes de eso”, agregó Peña que se desempeña como coordinador político.
En caso de no aceptar la cancillería, Talvi prevé ingresar al Senado y durante el primer año de gobierno crear un think-tank que colabore con el Instituto Batlle y Ordóñez.
Ese centro de estudios estará integrado por los 300 técnicos que elaboraron el programa de gobierno de Ciudadanos y tendrá como objetivo ser un apoyo a la bancada y a quienes estén en cargos ejecutivos.
En la interna, su principal desafío es ser reconocido como el líder de todo el partido. El 30 de junio y el 27 de octubre las urnas dejaron a Ciudadanos como mayoría, pero el economista aún es visto con recelo desde Batllistas Unidos, que tienen a Sanguinetti como referente.
El dos veces presidente asumirá la segunda quincena de diciembre la Secretaría General tras el ofrecimiento de Talvi, desde donde oficiará como “consejero” y celebrará ser el “padre” de la coalición.
Las diferencias vienen desde antes que se iniciara en política, cuando Talvi los rechazó porque no quería contar con su “aparato territorial de captación de votos”. “Sanguinetti sí, sanguinettismo no”, llegó a decir cuando competían . Las discrepancias tuvieron su punto crítico pocos días antes de las elecciones, cuando el líder de Ciudadanos priorizó a la 600, su lista, por encima de todo el partido. El sector de Sanguinetti expresó su malestar y señaló “errores” en la campaña, a lo que Talvi contestó que eran “dolores de parto propios de un partido que va camino a progresar una renovación casi total y completa de sus cuadros políticos, técnicos y profesionales".
En el partido consideran que esa falta de experiencia le jugó en contra durante esta campaña, en la que cometió errores principalmente en la elaboración de la estrategia.
El jefe de campaña, el publicista Francisco “Pancho” Vernazza, reconoció públicamente que su rol fue errático en el camino final. “Se encaró una campaña más presidencial cuando lo lógico hubiese sido hacerla más parlamentaria”, resumió Peña.
Siguiendo con el manual del académico, Talvi hará en las próximas semanas una autocrítica “profunda” acerca de lo que ocurrió durante estos meses, con el objetivo de repetir lo logrado por su competidor en esta instancia.
Hace cinco años, luego de perder con Tabaré Vázquez, Lacalle Pou reunió a todo su sector en la ciudad de Trinidad para hacer catarsis, analizar las causas de la derrota y proyectar el futuro. El resultado fue una campaña cuidadosamente detallada que lo llevará a ponerse la banda presidencial el 1° de marzo.
Talvi, que vio los resultados en el mismo hotel que Lacalle Pou en 2014, buscará ser quien reciba esa banda, para finalmente cumplir con aquello que le dijo a El Observador a poco de zambullirse a la política: “adoraba mi vida académica, no la dejé para ser testimonial".
