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Teddy, el nuevo espía de los niños

Google patentó una idea controvertida: ingresar ojos y oídos al hogar mediante peluches interactivos, una tendencia que algunos creen que afecta la privacidad
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12 de julio de 2015 a las 05:00

El pasado 21 de mayo, Google efectivizó el registro de una patente (que comenzó en 2012) de un dispositivo electrónico con forma de oso o conejo de peluche equipado con cámaras, micrófono y parlantes.

El peluche sería capaz de interactuar con su entorno y responder tanto a comandos de voz como a gestos y miradas. Tras ser activado, el dispositivo haría contacto visual con su "interlocutor" (a quien llegaría a reconocer individualmente) y luego utilizaría un servidor en la nube para interpretar lo que le fue solicitado y respondería en consecuencia.

El bichito tendría la capacidad de –a partir de comandos, órdenes y programación de sus usuarios– manejar otros dispositivos conectados del hogar, tener preferencias para los distintos usuarios y hasta expresar "emociones" reactivas a través de gestos como mover las orejas, los ojos y las extremidades.

La idea se basa en el concepto del internet de las cosas, la red entre objetos cotidianos e internet con el fin de que los primeros sean identificados y gestionados por otros equipos como si fuesen manejados por personas.

Durmiendo con el enemiguito

Consultados acerca de la posibilidad de producir el nuevo dispositivo, desde Google dejaron la incógnita: "Poseemos patentes de una gran variedad de cosas, algunas maduran y terminan siendo nuevos productos o servicios y otros no".

Igualmente, la alarma que genera este tipo de ideas, se activó. Los artículos de prensa internacional sobre esta patente están plagados de adjetivos como "terrorífico" y "escalofriante". Es que el hecho de que una compañía tan grande y omnipresente como Google pueda tener "oídos y ojos" en los hogares enciende las sirenas de la privacidad. Y más si viene embalado en ese aspecto inofensivo y con el atractivo de ser un compañero, juguete y ayudante práctico casero.

En este sentido, Mattel, la empresa que produce la icónica Barbie, dio a conocer en febrero de este año un prototipo llamado Hello Barbie, una muñeca que escucha, conversa con los niños, los graba y aprende de sus gustos e intereses.

Tras el anuncio, agrupaciones de padres se manifestaron en contra alegando que Mattel podría analizar las grabaciones de los niños con fines comerciales. Mattel enseguida salió al cruce y aclaró que haría uso de esta información exclusivamente para mejorar el potencial educativo del juguete y su interacción con los niños, y que los padres podrían borrar las grabaciones si así lo quisieran. Pregunta inocente como oso de peluche: ¿será así de sencillo como lo es borrar nuestras fotografías personales de Facebook o del flamante Google Photos?

Otra cara de la moneda es el caso de Elemental Path, empresa que presentó un proyecto en Kickstarter para fabricar un juguete interactivo con el fin de recaudar US$ 50.000 y terminó recaudando más de un 500% de lo pretendido, además de importantes sumas de inversores, lo que demostró que también hay un mercado ávido por este tipo de productos.

I'll be back

Para avivar la llama conspirativa, digamos que este prototipo de Google y todos los proyectos especiales de la empresa surgen del Grupo ATAP (Advanced Technology and Projects Group), laboratorio creativo que está al mando de Regina Dugan, la experta en antiterrorismo y exdirectora de DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados) del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Los más preocupados por su privacidad y la de su familia serán los más reticentes a adoptar este tipo de tecnologías. Pero luego, probablemente nuestras defensas irán bajando gradualmente y habrá un efecto acostumbramiento, como el que tuvimos cuando empezamos a usar webmails, respaldar nuestras fotos personales en "la nube" o incluso a tomar como algo normal el hecho de andar 24 horas al día con un GPS en el bolsillo.

"El internet de las cosas está en un momento en que la preocupación está puesta en la adopción masiva y no en la seguridad", dijo Dmitry Bestuzhev, analista de Kaspersky Lab, empresa de seguridad informática. Según el experto, los fabricantes están más preocupados por sumar funciones a un aparato que por las posibles consecuencias de que alguien no autorizado lo manipule en forma remota.

Ya sea con este prototipo de Google, con otros que estén por salir al mercado, o con los que se inventen próximamente, está claro que estaremos cada vez más rodeados de dispositivos inteligentes con los que interactuar y de los que depender, que tendrán la capacidad de saber más de nosotros y de nuestro entorno. Su eventual éxito dependerá de su compromiso de no violar nuestra privacidad y de nuestra capacidad de creerles. Mientras, que la fuerza esté con Orwell.



Yo soy tu amigo fiel

En la década de 1990 apareció un oso interactivo llamado TV Teddy, que miraba la televisión y "comentaba" los programas emitidos con su dueño. Se ve que como crítico televisivo era buen peluche, porque no tuvo mayor éxito.

FURBY

El emblemático Furby de Hasbro, parecido a los gremlins, que aprende a hablar e interactúa con su entorno. Fue el juguete que había que tener en 1998 y se vendieron más de 40 millones.

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