“Veníamos diciendo desde febrero que iba a haber una caída de 50% a 60% en los resultados. Lamentablemente fue lo que pasó, se combinaron negativamente la totalidad de las variables que determinan el resultado de las empresas ganaderas”, resumió Carlos Molina, coordinador del Programa de Monitoreo de Empresas Ganaderas del Plan Agropecuario al presentarlos.
De todos los componentes de la fuerte caída del ingreso, algunos se mantienen: precios bajos, dólar bajo, costos altos.
El promedio general de ingresos de capital de todas las empresas ganaderas analizadas –unas 130– fue de US$ 62 por hectárea en 2022/23, una caída de 52% en dólares corrientes respecto a los US$ 129 del ejercicio anterior.
La baja fue muy fuerte porque le sigue al mejor año de la historia.
De hecho, el resultado se mantuvo por encima del promedio desde 2001, que es de US$ 55 por hectárea.
Los resultados después de renta muestran una caída de entre 60% y 70% en dólares.
En moneda constante la pérdida es mayor: el último ejercicio se ubica en el lugar 19 de los últimos 22 por la incidencia de la inflación medida en dólares y de la relación entre ingresos y costos.
La reflexión del ministro
El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, asistió a la presentación y dijo que el resultado da cuenta de “un año muy difícil” en el que “son claras las cifras de un proceso de deterioro de las cuentas de los productores”, al cabo de “un proceso largo de un clima desafiante”, freno de la demanda de China y un tipo de cambio “que es determinante y sigue siendo preocupación para el gobierno”.
La sequía explica una buena parte de la baja en los resultados.
La producción de carne vacuna en kilos por hectárea cayó entre 10% y 16% según la zona. “Es mucho, es un retroceso importante”, subrayó Molina, aunque fue menor a lo que esperaban los técnicos.
Produjeron menos kilos con costos más altos y vendieron a menor precio, tanto en las empresas de ciclo completo como en las dedicadas a la cría.
El Plan Agropecuario separa el país en dos zonas: Norte-Litoral Norte-Centro norte y Este-Noreste-Centro este.
Los costos de producción por hectárea crecieron generalizadamente, en parte por la sequía, pero también por la baja del dólar de 7,8% en el período y la inflación de 6%.
“No sólo crecen los costos de producción por hectárea, sino que lo más preocupante es el crecimiento de 20% de los costos en dólares por kilo de carne vacuna producida”, establece el informe.
Otra manifestación de la sequía fue que la dotación ganadera bajó y la contracara de ese ajuste y de un aumento en los costos de alimentación es que se logró mantener un resultado reproductivo estable.
La firmeza de los precios de la cría fue de los pocos elementos positivos del ejercicio. De hecho, por primera vez desde que se realiza este estudio, los resultados medidos por el ingreso de capital fueron superiores para los criadores que para las empresas de ciclo completo.
“Los criadores se venían acercando, achicando el escalón”, apuntó Molina, y en el último año “empujados por el precio del ternero, que ha tenido menos variación y la exportación en pie que ha jugado positivamente, por primera vez superan en ingresos a los de ciclo completo”.
“Muchos productores de ciclo completo están dejando de serlo, sacándose animales de 300 kilos para arriba que cuando no llueve son una complicación, para pasar a ser criadores y focalizarse en etapas tempranas del ternero y la ternera”, señaló el responsable del estudio.
El productor ve en la cría un refugio de estabilidad y de precios dentro de todo relativamente firmes, por lo que se privilegia el mantener índices reproductivos favorables que se reflejan en tasas de señalada y destete estables pese al rigor de la sequía.
Juan Samuelle Majada de la raza Corriedale. Menos producción
La caída de 10% a 16% en la producción de carne vacuna (según zona y tipo de empresa) es la segunda mayor baja interanual en la serie de 22 años, detrás del ejercicio 2008/09.
En los meses más angustiantes de la sequía –febrero a abril– se anticipaba que la producción podía caer aún más. La inversión en suplementación hizo la diferencia: 60% de los productores declaró haber suplementado durante todo el año y entre 10% y 20% suplementó a todo el rodeo y no solo a las categorías más sensibles.
“Este núcleo de productores ha sabido hacer frente a una seca terrible en base a más costos y especialmente un nivel importantísimo de suplementación”, sostuvo Molina.
En las empresas criadoras del Norte, Litoral Norte y Centro Norte, donde los lanares tienen una muy destacada presencia, la producción ovina permitió compensar en parte la caída del desempeño bovino: crece 20% la productividad en carne ovina y 10% la de lana. Al mismo tiempo, estas son las empresas donde más cae la productividad en vacunos, el entore y la marcación en vacunos.
La producción en kilos de carne equivalente –sumando carne bovina, ovina y lana– bajó entre 6% y 11% respecto al año anterior.
Debilitamiento de precios
El promedio de precio recibido por el productor fue 5% inferior en dólares respecto al ejercicio 2021/22 para los terneros y 15% inferior para los novillos.
Hubo un proceso de deterioro de los valores, que cerraron en junio de 2023 con una desvalorización del stock del orden de 30% en comparación al inicio del ejercicio.
La canasta de precios de vacunos vendidos cayó 11% en promedio, en un entorno de costos de 14% al alza y de 40% en los dos últimos años.
Aunque el valor promedio de US$ 2,11 para el novillo es el segundo más alto en la serie desde 2001 –detrás del año pasado–, “en moneda constante pasa a ser un precio de media tabla para abajo, en el lugar 13 de 22”, dijo Molina.
Si bien el promedio de los terneros baja solo 5%, es necesario señalar que durante la zafra (marzo a mayo 2023) cuando más teneros se venden, los precios estuvieron 25% abajo.
Los lanares arrancaron el ciclo arriba de los valores de 2021/22 pero luego de dos meses el precio del cordero en gancho se desplomó hasta 40% y cerró el ejercicio 18% abajo en promedio.
Caída de ingreso real
Los resultados muestran un año de costos de producción elevados, 36% por encima del promedio de 22 ejercicios. Si se consideran solo los últimos dos años la suba fue de más de 30%.
El dólar perdió valor en forma sostenida frente al peso desde 2021. En el ejercicio 2022/23 descendió 7,8% y en 2021/22 había bajado 7%.
Molina subrayó que más importante que el valor de la moneda son las relaciones de precios porque el activo de los productores son los kilos de producción equivalentes para pagar insumos. Entonces, para comprar 100 litros de gasoil la suba interanual fue de 50% en kilos de novillo o 30% en kilos de ternero. La canasta familiar se encareció 42% en kilos de novillo (de 546 a 774 kg.) y 27% en kilos de ternero.
En el caso de la urea, glifosato y ración bajó la relación de kilos de hacienda respecto a 2021/22 que tuvo precios históricamente altos por la disparada de precios como consecuencia de la guerra Rusia-Ucrania.
¿Qué se espera para el 2023/24?
Si el ejercicio 2021/22 fue extraordinario, el 2022/23 de los peores en 20 años, el próximo –que ya lleva cinco meses cumplidos– deberá concentrarse en la recuperación y “no será un ejercicio brillante”, advirtió el ministro Mattos.
Con la excepción de alguna señal positiva reciente y coyuntural, como la disponibilidad de cebada forrajera a menor costo que el maíz o la baja de los combustibles en diciembre, “sigue siendo un año muy desafiante desde el lado de los costos y de los precios”.
El clima es lo único que parece jugar a favor de la ganadería, con la mejor primavera en años: clave para recuperar condición en rodeos sentidos. Junto al menor número de vacas se anticipa una caída del número de terneros.
La hacienda bovina parece haber conseguido un piso después de una primavera con precios flojos y cierta distorsión en la operativa de negocios.
En ovinos la situación sigue siendo compleja, con dificultad de colocación y precios históricamente bajos para la carne y la lana que no repuntan.
“Después de un año para encuadrar”, reflexionó Molina, “este último ejercicio no hay que olvidarlo sino recordarlo para redoblar el esfuerzo”. Todo hace pensar que el esfuerzo habrá que mantenerlo a lo largo de todo el ejercicio en curso.