Cine, un ícono renovado y chocolate, en el picnic de hoy

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Tu Día de Gracias a la uruguaya, ¿cómo sería?

Cine, gastronomía, planes para Museos en la noche y opciones de regalo para las fiestas en esta edición de la newslettter Picnic!
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08 de diciembre de 2021 a las 10:28

Te doy la bienvenida a este Pícnic! que intenta superar la tradicional -y cada vez más desacatada- “locura de fin de año”, un mal innecesario que nos aqueja a los humanos cuando empieza diciembre y que se manifiesta en mil y una locuras que van desde bocinazos en cada esquina, hasta corridas en busca de regalos, pasando por muchos y variados malos modos. Por estas tierras no tenemos la costumbre del Día de Acción de Gracias (que se celebra en Estados Unidos y Canadá), una fecha que también allí marcha al ritmo apurado de la vida, con vuelos que tomar para llegar a la casa familiar o corridas de última hora para conseguir el mejor pavo. En su discutido origen, este día comenzó a celebrarse en 1623 en Plymouth, Massachusetts. Los colonos que se habían afincado allí no tenían suficiente comida para alimentar a casi la mitad de su pequeña comunidad, por lo cual los nativos de la tribu Wampanoag los ayudaron con semillas y enseñándoles a pescar.
 
La historia luego fue por caminos mucho menos amables que aquel encuentro entre personas que desconfiaban las unas de las otras, pero que lograron acercarse ante la necesidad. Durante siglos los nativos americanos y los colonos se enfrentaron en guerras de una violencia tristemente imaginable, y las tribus nativas fueron casi aniquiladas y desplazadas de sus lugares de origen.
 
Pero si logramos sobreponernos por un rato a la violencia (en todas sus formas, desde el hambre hasta la guerra), encontraremos un sinfín de gracias que no siempre reconocemos, un sinfín de cosas, momentos, personas y experiencias por las cuales debemos estar agradecidos. Esta semana, y hasta fin de año, te propongo que agradezcas conscientemente lo que damos por sentado. Que tu hijo te hizo un cafecito, que tu madre te regaló el pañuelo de tu abuela, que tu marido/esposa/pareja se encargó de ese trámite que no podías encarar, que el jazmín dio flores cuyo aroma te adormece por las noches y que alguien escribió ese libro que hoy te baja las revoluciones para no tocar bocina ni gritar disparates en las esquinas de diciembre.
 
Seguiremos hablando del agradecimiento en los próximos Pícnic! Sobre todo por una razón bien egoísta, y es que yo debo agradecer más sin excusas (ni cansancio, ni falta de tiempo, ni rencor). “La gratitud es cómo abrazamos la belleza sin apretarla con tanta fuerza hasta el punto de que la estrangulamos”, escribió Tish Harrison Warren en su columna “Cinco maneras de ejercitar tus músculos de la gratitud”. ¿Qué lugar ocupa el agradecimiento en tu vida? Soy Carina Novarese y siempre te leo si me escribís a este mail.

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