Gonzalo Lorenzo, nuevo decano de Derecho.

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Decano de Derecho: "una mala preparación compromete el propio Estado de Derecho; así de grave"

El profesor Gonzalo Lorenzo, nuevo decano, advierte de los problemas que ocasionó la toma de exámenes online
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16 de noviembre de 2022 a las 14:34

La Facultad de Derecho de la Universidad de la República tiene nuevo decano: Gonzalo Lorenzo. El profesor titular de Derecho Internacional Privado estará al frente de la institución hasta, al menos, 2026. En entrevista con El Observador reconoce cuáles son los desafíos que le depara la gestión, admite que una parte de la educación virtual “llegó para quedarse”, pero que no se sustituye la presencialidad. Como ejemplo, advierte de las complicaciones que causó la evaluación a distancia.

¿Cuáles son los principales desafíos que se propone superar (o al menos intentarlo) en su nuevo mandato?

En las carreras  de grado el desafío permanente es sostener el nivel de excelencia que debe garantizar la Universidad de la República, en un contexto de numerosidad. En Abogacía y Notariado, la adopción de un Plan de Estudios innovador en 2016 ha impactado en muchos aspectos. Recientemente se llevó a cabo una instancia de evaluación externa en la cual se reconoció expresamente como algo positivo que la Facultad haya roto la inercia de sus tradiciones para aventurarse en un rumbo de modernización y actualización de su propuesta curricular.  

Ahora bien, nuestros profesores particularmente han tenido que realizar un esfuerzo enorme para sostener los cursos. De manera que una de las tareas fundamentales es darles mayor soporte administrativo e institucional (hay muchos detalles que complican el quehacer diario del docente), y por otro garantizar su desarrollo académico. Nuestros docentes son vocacionales y deben crecer en su preparación. Eso es imprescindible, así que la instrumentación lo antes posible de la Maestría Académica y la mayor ampliación posible del Plan de Doctorado debe ser el centro de la gestión en este aspecto concreto.

Por otro lado, la Facultad ha trabajado mucho en la adecuación de la estructura al nuevo Estatuto del Personal Docente. Nuestros profesores trabajan  efectivamente al menos  con dedicación media, pero sin embargo cobran como si trabajaran con dedicación baja.  La Universidad ha trazado su plan de promover la dedicación media y alta, por lo cual esperamos encontrar recursos para pagar al menos un número determinado de profesores de dedicación media en cada Unidad Académica tal como pretende el nuevo Estatuto.

En lo que tiene que ver con las funciones universitarias, la enseñanza sigue siendo la que utiliza más recursos. Desde el punto de vista de las modalidades de cursos de grado, se apuesta a promover la presencialidad aunque manteniendo alguna propuesta de virtualidad para apoyar a los estudiantes del interior y los que tienen más compromisos laborales. Lo que no vamos a permitir es que estos sean cursos “de segunda”. La evaluación debe garantizar la preparación de estos egresados, porque en nuestro ámbito una mala preparación compromete el propio Estado de Derecho, uno de los aspectos esenciales sobre el que nuestro país apoya su prestigio nacional e internacional. Así de simple y así de grave.

Dentro de la función de enseñanza queremos desarrollar todas las líneas de intercambio estudiantil con el exterior. Tenemos muchos convenios que se usan poco y la realidad es que el intercambio estudiantil es un déficit. Una de las razones fundamentales de la semestralización de las unidades curriculares es justamente facilitar el intercambio. Es parte fundamental de la formación estudiantil y lo tenemos que desarrollar.

Otro punto clave es la información. En todas las carreras de grado ese esencial que quienes van a ingresar a la Facultad conozcan la información de sus salidas laborales. Es muy bueno que los jóvenes tengan formación universitaria, pero no es honesto ni justo que hagan sus carreras con expectativas profesionales irreales. La información es clave antes y durante el desarrollo de las carreras.

En cuanto a los posgrados profesionales, estamos proponiendo la instrumentación de diplomas que diversifiquen y actualicen la oferta en los temas de punta de cada disciplina. Estos tendrán que aportar créditos para las especializaciones y las maestrías. Estamos promoviendo la participación de profesores extranjeros en todas las áreas. Debemos echar a andar los convenios de cooperación con universidades extranjeras y generar otros. La internacionalización de la Facultad es un clave en todo sentido.

En la carrera de Relaciones Internacionales existe suficiente madurez como para pensar en un diploma enfocado al servicio exterior y otro enfocado en el comercio exterior.

En Traductorado también estamos pensando en ampliar la oferta en grado y comenzar con diplomas de posgrado.

Desde la perspectiva de las funciones académicas, nuestro foco está en que las tres líneas de investigación que han sido aprobadas por la Facultad hace más de un año ( que resumidamente refieren a Inteligencia Artificial y Derecho, Libertades y Derechos Fundamentales), se nutran de proyectos concretos, fundamentalmente interdisciplinarios y a partir de esto consigamos  financiamiento potente para su desarrollo.  Queremos priorizar en estas líneas de investigación “paraguas” aquellos proyectos que se realicen con otras facultades de la Universidad y del exterior.

En extensión nuestra Facultad tiene una larga tradición con  la curricularización de la asistencia jurídica en diversos contextos sociales. Acompañaremos los esfuerzos que está haciendo la Universidad en su conjunto para desarrollar otras líneas fuera de lo estrictamente curricular.
 

El rector Rodrigo Arim viene insistiendo con que la Udelar está anclada, en algunos aspectos, en 1958 (en referencia a la ley Orgánica). A su entender, ¿llegó el momento de cambiar esa ley?

Nos parece razonable que el Rector haya puesto este tema en agenda. Nuestra Universidad tiene una tradición de participación de todos los órdenes que creo que es un valor a preservar. También órganos y ámbitos de discusión que promueven un amplio debate de todos los temas que le atañen. Creo que la mayor dificultad es que estas cosas positivas no deben comprometer la eficacia de la gestión y tampoco la eficiencia, en términos de dispendio de recursos que no son de la Universidad sino de toda la sociedad. Y tampoco es bueno que se desgasten las personas que tienen responsabilidades de gobierno universitario, impidiéndoles trabajar en lo académico estratégico. Los órdenes universitarios son muy conscientes de esto.  En definitiva, los valores a preservar -que comenté anteriormente- pueden tener diversas vías de protección y no necesariamente las que fueron pensadas mucho antes de 1958 y que se plasmaron en esa ley. Creo que todo lo que se pueda mejorar en este sentido preservando las cosas positivas de una universidad pública y democrática, es bueno.  En todo caso la discusión interna amplia y abierta de los universitarios es una condición necesaria de cualquier cambio.
 
La pandemia aceleró la discusión sobre el uso de la educación a distancia. En Derecho en particular hubo movilización de estudiantes sobre su derecho a recibir los cursos y rendir los exámenes a distancia. ¿Cuál es su postura para el futuro cercano? ¿Hay algún proyecto concreto al respecto?

La crisis nos obligó a conocer y aprender de apuro tecnologías existentes y nuevas. Esto permitió sostener la enseñanza, y dejó aprendizajes que debemos aprovechar. La Facultad de Derecho fue uno de los servicios que mantuvo prácticamente todos los cursos funcionando en sistema virtual durante la pandemia, y luego de ella en este año 2022. Apenas algunas unidades prácticas tuvieron que postergarse. El trabajo realizado fue formidable, me consta.
Hoy se está todavía en proceso de evaluación de los resultados de esos cursos dictados en la modalidad virtual. Ya se sabe que un punto débil claramente ha sido la evaluación virtual de los cursos. Los problemas de autenticidad no se han solucionado, los casos de fraude y plagio que han llegado al Consejo aumentaron mucho. Por eso debemos distinguir la modalidad de dictado de los cursos, de las formas de evaluación. No todo puede ser virtual, al menos en el estado actual de la técnica.
Por otra parte, la vuelta a la presencialidad nos demostró las ventajas intransferibles del contacto personal y directo en el aula física, de docentes y estudiantes, aún en clases numerosísimas. Lo trascendente del contacto personal, la importancia de lo gestual y actitudinal. No es comparable con lo virtual.
En concreto, estamos de acuerdo en que debe prevalecer la presencialidad en la mayor extensión posible,  pero queremos tener alguna oferta virtual en los cursos teóricos para sostener a aquellos estudiantes del interior del país o con gran carga laboral que no tienen otra posibilidad.  Las evaluación de esos estudiantes deberá garantizar la calidad de su formación y por ahora no se ha encontrado otro mecanismo que la evaluación presencial.

¿Qué facilidades se dan para acelerar el tránsito educativo?

No conozco otro servicio universitario que ofrezca tantas posibilidades de cursado a los estudiantes como nuestra Facultad. Prácticamente todas las unidades dictan cursos desde las 8 de la mañana a las 10 de la noche (y algunos hasta más tarde). La licenciatura de Relaciones Internacionales ha sostenido un turno matutino presencial y otro vespertino-nocturno virtual. Los estudiantes pueden dar exámenes en febrero, mayo, julio, setiembre y diciembre.

Nuestra Biblioteca sostiene un horario extenso y provee servicios a distancia que garantizan el acceso a materiales de estudio en todo momento. En lo que va del año nuestros estudiantes y docentes han consultado más de 3300 documentos y realizado más  de 3000 búsquedas. Nuestra biblioteca ha realizado en este año más de 1000 búsquedas virtuales dentro de las cuales más del 56 % son estudiantiles.  Más del 50 % de estas búsquedas son para presentación de monografías de cursos o presentaciones en clases.  

Para que se haga una idea de la diferencia entre Derecho y el resto de las Facultades, la nuestra es por lejos la que provee más préstamos de bibliografía a los estudiantes.  Mientras que la Facultad de Derecho entre enero y octubre de este año había realizado 3117 préstamos de libros, la que le sigue que es la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo prestó 701, y luego recién sigue Humanidades con 458. Cada uno tiene su realidad, pero que nuestra Facultad garantiza el servicio de acceso bibliográfico con creces, no puede discutirse.

Del Área Social y Artística, luego de la carrera de Contador Público, las carreras con mayor cantidad anual de egresos son las de Abogacía y Notariado. Por carreras luego de Contador Público, Psicología, Arquitectura, y Medicina, la mayor cantidad de egresados son doctores en derecho.  

Por otro lado, la Facultad de Derecho tiene algo más del 10 % de los estudiantes de la Udelar (alrededor de 17.000 estudiantes con alguna actividad en los últimos dos años).  En el orden del 58 % de los estudiantes de la Facultad de Derecho trabajan, lo que evidentemente es la causa fundamental de demora en finalización de las carreras. Toda esta información de egresos es pre-pandemia, pero sirve para hacerse una idea de la situación.

De manera que el tiempo que lleva a los estudiantes obtener su título de grado no depende en verdad de los servicios que ofrece nuestra Facultad ni de los planes de estudio, que ninguno supera curricularmente los 5 años, sino más bien de las mayores o menores dificultades personales que afrontan nuestros estudiantes, y que son muy diversas.  Para contemplarlos es que se ofrece un gran abanico de opciones de cursados, de períodos de exámenes y de material de estudio.  Por otro lado no hay límite de tiempo para recibirse.

Más que el tiempo para finalizar las carreras, el desafío permanente es la calidad de la enseñanza y  la excelencia de los egresados, y esto es requiere un compromiso de todos.

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