Economía y Empresas > Coyuntura regional

Un barrio de "alto riesgo" que desafía a la economía uruguaya

Economistas de Deloitte pronosticaron coyuntura más compleja ante perspectiva de recesión para Brasil y Argentina
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22 de junio de 2018 a las 05:00

Las perspectivas y desafíos en Uruguay para los próximos años serán más complejas dadas las volatilidades económicas en el mundo, las debilidades que puede presentar Uruguay sobre todo en el ámbito fiscal, pero en particular por la situación que pueden vivir en el futuro los países de la región.

Así lo expresaron en la mañana de este jueves economistas pertenecientes a la firma de asesoramiento financiero Deloitte en el Hotel Sheraton, que plantearon la necesidad del país de establecer algunos equilibrios macroeconómicos (situación fiscal y mayor suba de tipo de cambio en relación a la inflación) y una serie de reformas: abrir más la economía, educación, mejora en la calidad en el gasto, seguridad social, relaciones laborales e infraestructura".

La directora de asesoramiento financiero de la firma, Tamara Schandy, apuntó que hay que distinguir apropiadamente entre lo que está pasando a nivel global de aquellos eventos a nivel regional y nacional.

"Si bien en lo internacional se han dado cambios importantes, han sido menos intensos que en otros episodios de tensión. El movimiento de tasas que está llevando adelante la Reserva Federal el mercado lo tiene más digerido. Es cierto que la volatilidad llama la atención, pero sobre todo porque venimos de un 2017 en que fue llamativamente baja", explicó la profesional.

En relación a los países vecinos, la posición de Schandy, sin embargo, no es tan optimista. La economista sostuvo que si se compara a Argentina y Brasil con otros países en desarrollo o emergentes, ambos presentan vulnerabilidades más serias en lo fiscal. "Estamos en un barrio complicado", graficó.

En este sentido, se realizó un breve recorrido por la realidad macroeconómica de los socios comerciales más cercanos que tiene el país.

Schandy dijo que la economía argentina tuvo una desvalorización de su moneda incluso más marcada que la que ocurrió en Brasil, con un primer empuje en marzo cuando llegó a 20,50 pesos argentinos, para entre abril y mayo tener una suba mucho más intensa hasta llegar a finales de la semana pasada a un tipo de cambio de 28 pesos argentinos. Una variación del 50%, explicó.

En tanto, en el caso de Brasil el dólar se mantuvo estable en 2017, pero en lo que va de 2018 el aumento del tipo de cambio con respecto al año pasado fue de 15%.

Aunque Schandy mencionó el déficit fiscal de 8 puntos porcentuales del PBI de Brasil y el de entre 6% y 7% que tiene Argentina, diferenció al país norteño, ya que este último presenta una cuenta corriente (balanza comercial) más equilibrada a partir de que realizó en 2013 una corrección en sus precios relativos que la recesión permitió ir ajustando. De todas formas, la economista pronosticó un escenario de recesión para ambas economías.

"Si se mira la economía argentina como un todo hay un riesgo de que se termine con niveles de inflación notoriamente más altos que los actuales, dada la tentación que puede suponer utilizar este mecanismo para licuar gasto y bajar el déficit. Esto va implicar caída del salario real y un escenario recesivo", manifestó.

La profesional concluyó que Uruguay enfrenta un contexto externo menos favorable. A a nivel internacional con un shock más moderado, pero ante un escenario en la región "de alto riesgo". En este sentido, opinó que tanto Brasil como Argentina son particularmente vulnerables al cambio de escenario, especialmente en el caso del país gobernado por Mauricio Macri, en donde el esfuerzo de ajuste fiscal que se requiere "está siendo subestimado por las autoridades".

Ante esta descripción, la gerenta senior de Asesoría Financiera de Deloitte, Florencia Carriquiry, destacó que Uruguay en el plano de sus finanzas está mucho mejor parado que en otros episodios de crisis o turbulencia, citando como ejemplo el sustantivo aumento que ha habido en las reservas en la última década, que llega a casi 30 puntos del PBI. Otra fortaleza a la que se refirió la economista fue el endeudamiento a largo plazo y la desdolarización de la deuda, que se encuentra en el presente aproximadamente en un 40% en moneda extranjera.

Los desafíos de Uruguay

Por su parte, el socio de Deloitte, Pablo Rosselli, señaló que el gobierno uruguayo durante la actual administración del presidente Tabaré Vázquez ha tomado medidas importantes en lo que tiene que ver con el punto de vista fiscal, primero bajando la inversión pública y modificando los criterios de la liquidación del Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE), además de una suba del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, que ha permitido que el déficit no se eleve más en estos años.

Rosselli destacó que a pesar de que la economía uruguaya ha tenido menos crecimiento, no se han tenido procesos recesivos, pero sin embargo señaló que hay muy poco espacio para que las cuentas públicas mejoren de aquí al final del gobierno.

"Teniendo en cuenta el objetivo previsto al principio de la administración de finalizar el período con 2,5% del PBI de déficit fiscal, será casi imposible de lograr dado el aumento endógeno que implica el gasto que se ha dado en Seguridad Social –difícil de revertir en el corto plazo- y el fuerte stock de letras monetarias que el Banco Central acumuló para evitar la caída del dólar en el último año, que también tendrá su costo fiscal adicional en los siguientes 12 meses", manifestó.

Probablemente, dijo Rosselli, esta Rendición de Cuentas llevará a un aumento en el gasto, que aunque no importante, "acumulado y sin crecimiento económico relevante no se van a generar oportunidades de reducción del déficit".

"En un escenario regional complicado en donde se pueden ver devaluaciones en términos reales fuertes, va a llevar a un empuje al tipo de cambio en nuestro país, por lo que la negociación salarial tendrá un piso inflacionario relativamente alto, aunque esté lejos de un riesgo de inflación en el entorno del 10%", sostuvo.

El economista dijo que en año electoral la tentación para el gobierno bien puede ser acelerar los salarios y el consumo, que a su juicio sería "un error severo en lo que tiene que ver con la conducción de la política macroeconómica" por el contexto, pero en contrapartida, expresó que también esa política puede ser contraproducente en términos electorales porque puede traer problemas en el mercado del trabajo, en una coyuntura de desempleo del 8% que no muestra señales de recuperación.

Finalmente, Rosselli reflexionó que la baja tasa de crecimiento va a generar crecientes desafíos y tensiones en las políticas públicas, dado que las aspiraciones que "tiene la sociedad no pueden ser satisfechas con tan poco crecimiento económico".

"Los logros que Uruguay tuvo en materia de reducción de la pobreza o aumento del gasto enfocado en áreas prioritarias son agendas que solo podían cumplirse en un contexto de fuerte crecimiento económico como el que se tuvo. El próximo gobierno va a tener que retomar una fuerte agenda de crecimiento", finalizó el economista.

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