Mundo > Alan García

Un expresidente acorralado que eligió la muerte antes que la cárcel

El expresidente se disparó en la cabeza antes de que lo detuvieran; la Justicia investigará a los fiscales por presuntas infracciones durante la detención
Tiempo de lectura: -'
18 de abril de 2019 a las 05:00

“Confío en la historia, yo soy cristiano, creo en la vida después de la muerte, creo en la historia. Y si me permite, creo en tener un pequeño sitio en la historia de Perú". Esas palabras usó el expresidente Alan García en su última entrevista televisiva el martes por la noche en la cadena RPP. Unas horas después se disparó en la cabeza.

El expresidente se enteró este miércoles a las 6:30 de la mañana que irían a su casa de Miraflores a detenerlo. Cuando llegó el fiscal Henry Amenábar acompañado de seis policías, el personal de servicio de la casa de García abrió la puerta, escuchó y los dejó pasar, según una crónica del diario El Comercio de Perú. Y luego lo impredecible.

Con la policía dentro de su hogar, García subió por la escalera al segundo piso de su casa, cerró la puerta y se disparó en la cabeza. “El ex presidente dijo que iba a hacer una llamada telefónica a su abogado. Ingresó a su habitación y cerró la puerta tras de él”, dijo luego el ministro del Interior, Carlos Morán, según informó ese medio.

En un primer momento no se sabía si el disparo había sido para autoeliminarse o hacia la policía, por lo que los efectivos decidieron entrar al dormitorio por el balcón. Allí encontraron la escena. García sentado, con un tiro en la cabeza, aún con vida.

Fue trasladado inmediatamente al hospital Casimiro Ulloa donde pocas horas después, y tras sufrir al menos tres paros cardiorrespiratorios, murió.

Viva el Apra

Acorralado por el escándalo de corrupción de Odebrecht García encontró la salida en el suicidio.

"Ha fallecido Alan García, viva el Apra", dijo Omar Quesada, secretario general del partido al que pertenecía el hombre que fue presidente de Perú  entre 1985-90 y 2006-2011.

Antes de emitirse la orden de detención, García había declarado que no se asilaría ni escondería, en directa alusión al asilo que pidió a Uruguay en diciembre y que no le fue concedido (ver nota aparte). 

La detención del expresidente buscaba recoger, según la fiscalía, nuevos elementos en la investigación ante un eventual riesgo de fuga. La justicia había decidido en diciembre impedirle salir del país durante un plazo de 18 meses. 

Y hasta el último día García reiteró que no existía ninguna prueba que lo vinculara a ningún hecho delictivo. "Mucho menos con la empresa Odebrecht o la realización de alguna de sus obras", había dicho días atrás. Y un año antes había asegurado ser un "perseguido político", pero sus palabras no tuvieron eco en la Justicia, que siguió adelante con las averiguaciones.

El expresidente estaba siendo investigado por supuestos sobornos pagados por la empresa brasileña Odebrecht para obtener un contrato de construcción para el metro de Lima durante su segundo mandato. 

Según la fiscalía, el entonces presidente García y otros 21 funcionarios conspiraron para "facilitarle" a la empresa holandesa ATM Terminals que ganara en 2011 la concesión de la Terminal Norte del puerto del Callao, vecino a Lima.

Por el escándalo de Odebrecht en Perú también están investigados los expresidentes peruanos Alejandro Toledo (2001-2006), Ollanta Humala (2011-2016) y Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), éste último bajo detención preliminar hasta el 20 de abril, así como la opositora Keiko Fujimori, quien está en prisión preventiva.

El culpable de la tragedia

Una vez conocido el suicidio del expresidente de 69 años, los integrantes de su partido responsabilizaron directamente a la fiscalía por el final elegido por su líder.

Cuando García aún estaba grave producto del disparo, el congresista Mauricio Mulder dijo ante la prensa que esto había sucedido por "la concreción de todo un mecanismo de persecución y búsqueda de popularidad enfermiza por parte de algunas personas imbuidas de poder que quieren pasar a la historia como carceleros".

Además, el excanciller Luis Gonzales Posada, también militante del Partido Aprista Peruano, acusó a la Fiscalía de querer apresar arbitrariamente a políticos sin un debido proceso.

"Es el resultado de un pérfido, malévolo y abusivo atropello de una Fiscalía que puede meter preso a quien le da la gana", protestó.

Investigación sobre fiscales

Luego de la muerte de García la Oficina Desconcentrada de Control Interno de Lima abrió una investigación preliminar contra los fiscales José Domingo Pérez y Henry Amenábar por presuntas infracciones administrativas en el ejercicio de sus funciones durante el allanamiento a la casa del expresidente, informó El Comercio de Perú.

Según una resolución a la que accedió ese medio, la fiscal adjunta superior Rosario Velazco Sánchez tomó esta decisión de oficio y se señala en el documento que el fiscal "no habría tomado las medidas necesarias" para dirigir la diligencia.

"Ya que no habría brindado la información pertinente al intervenido a fin de garantizar sus derechos fundamentales, y tampoco habría dispuesto que se tomen las medidas de seguridad que garanticen la salvaguarda de la integridad del detenido, toda vez que este habría ingresado a su habitación sin acompañamiento policial, lo que habría permitido que atente contra su vida", manifiesta la fiscal.

Velazco pidió a los fiscales Pérez y Aménabar que presenten sus informes de los hechos en cinco días hábiles.

 

 

 

Un hábil sobreviviente
A pesar de la impopularidad que arrastró luego un primer gobierno muy cuestionado por su línea económica (1985-1990), Alan García ganó la presidencia nuevamente en 2006 al frente del APRA, el partido más antiguo y sólido de Perú.
En 2006 su reelección se explicó porque tuvo como rival en segunda vuelta al militar nacionalista Ollanta Humala, identificado con el entonces gobernante venezolano Hugo Chávez.
García fue el mal menor, dijo entonces el premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa.
Los analistas consideraron que su resurrección política se debió, además, a sus extraordinarias cualidades como candidato, que le permitieron contrarrestar los fantasmas de su primer gobierno y mostrarse como alguien más reposado y sin esos arranques impulsivos que llevaron a que alguna vez lo llamaran "Caballo Loco".
"Sólo Dios y los imbéciles no cambian", señaló García para reforzar su mea culpa y su metamorfosis al dejar de ser promotor de la intervención estatal en la economía y abrazar el libre mercado.
Su primera gestión había dejado una nación en una profunda crisis económica, con un fuerte control del tipo de cambio, la estatización de la banca y una inflación anual de más de 7.600% en 1990.
Además, la violencia terrorista del grupo maoísta Sendero Luminoso alcanzó sus picos durante su primer gobierno, que fue acusado tanto de ineficiencia como de excesos en la lucha antisubversiva, incluso con la formación de escuadrones de la muerte.
Perseguido tras el autogolpe de Fujimori en 1992, García pidió asilo en Colombia y luego en Francia, regresando a Perú en 2001 cuando todas las acusaciones en su contra habían prescrito.
En su segunda presidencia, de 2006 a 2011, se adaptó a la economía neoliberal de la que había renegado en su primer gobierno y logró borrar los malos recuerdos que dejó.
De todas formas, la corrupción lo salpicaba y las encuestas mostraban en los últimos meses que era el político más impopular de Perú, con un rechazo de 80%.

 

Los expresidentes de Perú presos o con causas judiciales
Además de Alan García, otros cuatro expresidentes enfrentan causas judiciales en Perú.
Con Pedro Pablo Kuczynski, detenido este mes y que este miércoles fue internado por hipertensión arterial, ya son dos los exmandatarios peruanos presos, después de que en enero pasado Alberto Fujimori fuera devuelto a la cárcel a terminar de cumplir una condena de 25 años por crímenes de lesa humanidad durante su gobierno (1990-2000).
Los otros dos expresidentes que encaran investigaciones judiciales y que pueden terminar tras las rejas son Alejandro Toledo (2001-2006) y Ollanta Humala (2011-2016).
Todos los exmandatarios electos que gobernaron Perú tras el fin del régimen militar en 1980 tienen causas judiciales. Tres, además de García, están salpicados por el escándalo de las dádivas de Odebrecht a políticos; y Fujimori, por violaciones de los derechos humanos y corrupción.
Humala y Kuczynski tienen prohibición de salida del país -García también la tenía-, mientras que Toledo escapó a Estados Unidos, donde enfrenta un pedido de extradición.

 

El Observador con AFP y EFE

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...