The Batman puede verse en cines
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > RESEÑA

Un policial con superhéroes: así es la nueva película de Batman

La nueva versión del hombre murciélago, interpretada por Robert Pattinson, llegó a los cines uruguayos esta semana
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04 de marzo de 2022 a las 05:04

Hay cosas que nunca cambian. Ciudad Gótica es tan cautivante como un lugar en el que jamás uno querría vivir. Puede tener más o menos neones, más o menos art decó, más o menos trenes elevados, pero siempre es un agujero infecto lleno de criminales y corrupción. Y encima llueve todo el tiempo. En esa ciudad siempre hay un puñado de psicópatas dispuestos a llevarse todo por delante en busca de dinero, venganza, poder o simplemente, para desatar el caos. Siempre hay un comisionado que es uno de los últimos baluartes de la justicia, un mayordomo abnegado e imprescindible para su jefe, cuyos padres indefectiblemente fueron asesinados en su infancia, y está, siempre, ese jefe en cuestión. Ese hombre, ese héroe. Más o menos brutal en sus métodos para combatir al crimen, más o menos veterano, más o menos realista, Batman siempre está. Y cada tanto vuelve en una nueva encarnación.

En ese sentido, la nueva película del personaje, titulada Batman a secas, no sale demasiado de la fórmula. Los personajes que tienen que estar están y la historia es la misma de siempre, más allá de algunos detalles, aunque por suerte no vemos por enésima vez las perlas de la pobre Martha Wayne volando por los aires, ni a su esposo Thomas intentando proteger a su esposa e hijo en un callejón. Acá se presume que ya sabemos dónde nace el trauma que lleva a Bruce Wayne (Bruno Díaz para los veteranos) a salir cada noche con un traje de murciélago a sopapear a cualquier truhan que se le cruce por el camino, cada tanto cruzándose con algún villano trajeado más importante que lo pone al límite física, mental o moralmente, pero al que siempre supera.

Hay cosas que nunca cambian pero en esta película dirigida por Matt Reeves, y que este miércoles se estrenó en Uruguay, hay otras que sí. Batman, interpretado por Robert Pattinson, está en el negocio del heroísmo hace dos años. O sea, todavía es relativamente inexperto, tosco y brutal en exceso. Todavía está penando el crimen de sus padres y haciendo pagar al elemento criminal de Ciudad Gótica, aunque de a poco va aprendiendo que puede ser mucho más que un simple vengador y justiciero. Es un joven pálido, con pinta de emo, ojeras, agotado por el insomnio y con un cuerpo en el que se ven las secuelas de esas noches sin dormir, que no sale mucho de su casa, que no sabe interactuar con otros y al que no le importa nada más que su misión personal, que tiene preocupado a Alfred, con el que tiene un vínculo de amor-odio.

Es un Bruce muy distinto (aunque aparece muy poco fuera del traje) y un Batman diferente a los que hemos visto hasta ahora en el cine –todavía más realista y oscuro que el antecedente de Christian Bale en la trilogía de Christopher Nolan, y en el opuesto del camp de las versiones de Adam West o George Clooney–, pero el mayor diferencial está en que esta película cruza finalmente el puente que hasta ahora las versiones cinematográficas del personaje no habían cruzado del todo: el del policial.

La dinámica policial entre James Gordon y Batman es un punto alto de la película

En los cómics, desde ya hace tiempo, al hombre murciélago se lo apoda “el mejor detective del mundo”. Y hasta ahora en el cine habían predominado sus facetas de millonario, de luchador y de conductor de todo tipo de vehículos con el prefijo “bati” posibles. Y acá también hay un precioso Batimóvil, Batman se trompea seguido con matones y mafiosos, y nos recuerdan todo el tiempo que su herencia es cuantiosa. Pero también visita escenas del crimen, invitado por el teniente James Gordon (todavía no comisionado y encargado durante toda la película de ser el apuntador para el espectador despistado, repitiendo datos o dando contexto), donde busca y encuentra pistas, resuelve enigmas e investiga a posibles aliados, enemigos y demás personas de interés.

Y lo hace porque Ciudad Gótica está amenazada por un peligroso terrorista, el Acertijo, que tiene como blanco a figuras de la elite de la ciudad. Interpretado por un Paul Dano que deja todo y es capaz de asustar con un pequeño gesto, este asesino serial es una amenaza tan potente que en un momento del segundo acto, cuando desaparece temporalmente de la trama, se lo extraña.

También están por ahí un irreconocible y muy divertido Colin Farrell como el Pingüino, John Turturro como el mafioso Carmine Falcone, y Zoë Kravitz como una brillante Gatúbela, más antiheroica que villana como en otras versiones, y que será una aliada de Batman en la cacería que orquesta el Acertijo y que se vincula con la corrupción rampante de la ciudad, el pasado de la familia Wayne, y la presencia mafiosa en la ciudad.

Zoë Kravitz como Gatúbela y Robert Pattinson como Batman

Presentada como una película noir con un duro detective que monologuea, un policía medio despistado, una femme fatale, pistas falsas, vueltas de tuerca, y un maníaco homicida (ha sido comparada con Zodíaco y Seven: siete pecados capitales, por ejemplo), este cambio de frente para el cine de Batman es bienvenido, y funciona a las mil maravillas. El ritmo a veces pausado de la investigación se combina bien con las secuencias de acción típicas del cine de superhéroes, en una película de tres horas que no se hace pesada aunque sí se nota su longitud.

Reeves comanda una producción redonda (el elenco que salva con nota, la intensísima banda sonora, el diseño de arte y la fotografía con sus rojos saturados y negros oscuros como la vida de este Bruce Wayne son los puntos más destacados), y marca el debut de una nueva versión de un héroe a esta altura ya clásico, en una versión moralmente más gris y con acciones más cuestionables pero con margen para evolucionar. Seguramente tendrá al menos otras dos películas para seguir su arco, atadas a un más que probable botín millonario en la taquilla para este filme, y presumidas por un final autoconclusivo pero que deja la puerta abierta para nuevas aventuras de este Batman.

Hay cosas que nunca cambian y Batman no viene a romper la fórmula del caballero oscuro en el cine. Pero al menos cambia los ingredientes suficientes como para que tenga otro sabor –y es un sabor agradable–, además de plantear un impasse bienvenido para el omnipresente cine de superhéroes, con “apenas” una ciudad por salvar y un duelo mucho más íntimo y personal que los de sus colegas, que parece que siempre tienen al mundo, cuando no la galaxia o el universo, en peligro. Y como su protagonista, este nuevo batiuniverso tiene margen para crecer y mejorar, pero tiene una presencia imponente, y pega fuerte.

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