Muchos de los cazadores llegaron con detectores de metales en los últimos días al pueblo de Ommeren

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Un posible tesoro nazi enterrado en los Países Bajos desata una búsqueda frenética

La reciente difusión de un mapa hecho por un soldado alemán hace ocho décadas lanzó a decenas de buscadores hacia un pueblito del este holandés
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20 de enero de 2023 a las 05:04

Los pozos pantanosos se multiplican en un pueblo del oriente de los Países Bajos, donde según un mapa dibujado por un ex soldado alemán estaría enterrado un tesoro nazi desde hace casi ocho décadas.

Decenas de cazadores de tesoros se han lanzado a horadar la tierra en Ommeren, en el este del país. "Esto estimula la imaginación", dice divertido Klaas Tammes, presidente de la fundación propietaria del terreno donde podrían estar enterrados los cofres.

Los archivos nacionales de los Países Bajos revelaron a comienzos de enero un mapa dibujado a mano con una cruz roja que marcaría el lugar donde los soldados alemanes escondieron el tesoro.

Según documentos de los archivos, los testimonios dan cuenta que cuatro cajas de municiones llenas de joyas, piedras preciosas, piezas de oro y cajas de música fueron enterrados en ese lugar.

El valor estimado del tesoro oculto bajo tierra sería de unos € 11 millones.

"Todo tipo de gente ha venido a buscar" dijo a la agencia de noticias AFP Tammes, de 74 años, ex alcalde de Ommeren en la puerta de su casa, construida sobre los vestigios del ex cuartel general nazi. Pero el botín "no ha sido aun encontrado", sonríe.

Interés sin precedentes

Los Países Bajos, ex Holanda, fueron invadidos por Alemania nazi en mayo de 1940 como parte de la maniobra para ocupar Francia. La ocupación duró hasta 1945 cuando fuerzas canadienses liberaron Amsterdam.

Los bienes del tesoro enterrado habrían sido recolectados por soldados alemanes tras el bombardeo de un banco en 1944 que destruyó su bóveda.

A unos pasos de la casa del ex jefe comunal se acumulan pozos pantanosos. Muestran que ha habido excavaciones a lo largo de un camino bordeado de árboles a un lado y de una zanja algo profunda del otro. Se guían por los dibujos del mapa.

Muchos de los cazadores llegaron con detectores de metales en los últimos días al apacible pueblo. La municipalidad reaccionó decretando la prohibición de cavar.

La policía obliga a marcharse a estos nuevos cazadores de tesoros apenas llegan. Pero algunos persisten.

"Despertó nuestro interés de inmediato", dice Hendrik Hingstman a la AFP. Su padre Lammert forma parte de las numerosas personas que llegaron a Ommeren. Esperan obtener en breve autorización de excavar.

"Este interés no tiene precedentes para los archivos nacionales", subraya Erwin Tuil, portavoz de la institución.

Documentos de los Servicios de Investigación neerlandeses (CVO) registran al menos tres tentativas infructuosas de hallar el tesoro en la primavera de 1947.

La primera búsqueda se produjo poco después de la guerra, por el testimonio de Helmut Sonder, un soldado alemán que habría participado del ocultamiento de los cofres.

Varios escenarios pueden explicar el fracaso de esas excavaciones, según el CVO.

El primero es que el tesoro sólo fuera fruto de la imaginación del soldado, aunque su testimonio fue considerado fiable en su momento.

El botín también pudo haber sido recuperado por personas involucradas en su ocultamiento o por empleados del CVO que tuvieron acceso privilegiado al mapa.

Tierra removida

Documentos de archivos mencionan también una última búsqueda en agosto de 1947, en la que empleados del CVO constataron "tierra removida", antes de ser abordados por dos oficiales estadounidenses.

"Hay también posibilidades de que los estadounidenses se hayan anticipado", estimó el vocero de los archivos a la AFP.

El exalcalde Tammes piensa que el tesoro fue escondido en Ommeren y ya fue recuperado tras la guerra. Pero no hay "ninguna prueba" de ello, subrayó. El museo que pertenece a su fundación pidió también autorización para excavar. "Esta historia continuará durante algún tiempo", dice.

La ola de cazadores de tesoros sigue siendo una fuente de curiosidad para los habitantes.

"Vemos a muchos policías actuando cuando la gente comienza a excavar aquí en el bosque", dice Aart van Ommeren, de 65 años, jubilado.

"Es divertido estar en el centro de la atención por un momento", afirma Teunis Kramp, de 69 años, voluntario en el museo local.

Y agrega: "Tal vez la gente volverá a buscar el tesoro este verano, pero no les auguro muchas posibilidades de éxito”.

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