Opinión > ANÁLISIS

Una exposición más activa que nunca

La Expoactiva demuestra que la economía uruguaya ha cambiado
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24 de marzo de 2019 a las 05:02

La agricultura uruguaya se prepara para darle un empujón al estático Producto Bruto uruguayo y sacar de la modorra a las economías de los departamentos del litoral. Desde Río Negro hasta San José e incluyendo a Flores, Florida, Durazno, si todo va bien, recibirán una buena cosecha, fruto de un verano llovedor y un otoño que por ahora no muestra heladas tempranas en el pronóstico. Una visita a la Expoactiva sirve entre muchas otras cosas para ratificar que la economía uruguaya ha cambiado, se ha diversificado y en su sector agrícola, ha resistido un período extremadamente difícil que la proyecta al futuro.

Entre los agricultores el ánimo es como el de esos hinchas de fútbol que están jugando para evitar el descenso y tras una dura derrota, en el partido en el que ganar es la salvación, en 30 minutos del segundo tiempo van ganando.

Es heroico que tras un año como el pasado en el que el calor del invierno y la sequía del verano diezmó los cultivos estivales, hayan logrado volver a sembrar y estén a punto de cosechar el fruto de su esfuerzo. Hay una expectativa contenida, que no da lugar a festejo alguno pero sí a tener una sensación de casi alivio a la espera de que entre abril y mayo la cosecha se concrete. Saben que El Niño, que ayudó con lluvias que permitieron el desarrollo de los cultivos, puede jugarles una mala pasada con lluvias que impidan la cosecha. Por eso nadie festeja nada, aunque, claro está, el ánimo es muy distinto a la desesperación de un año atrás cuando los cultivos decaían semana tras semana y las lluvias seguían esquivando a la banda oriental del Uruguay.

La misma expectativa de los camioneros, los mecánicos, los comercios, como el de la chica de Mercedes que me dice que hace más de un año que el comercio está “quietazo”.

Mientras la Expoactiva sucede, noticias muy trascendentes capaces de cambiar a la agricultura para siempre impactan en el mundo. El glifosato en el banquillo recibe un nuevo fallo desfavorable y las acciones de la Bayer se desploman. 

El debate se reaviva y cualquier posición que se tome será juzgada marcialmente por los radicales de uno y otro bando. Unos dirán que un juzgado no da veredictos científicos, otros dirán que los males adjudicados al herbicida quedan más que demostrados.  
Un apicultor de los que padece en directo las consecuencias de la presencia de glifosato en miel, que le impide exportar a Alemania reflexiona que el glifosato es malo porque lo deja sin un valioso mercado, pero que en materia de herbicidas “los suplentes son peores”. 

Ver en la exposición las macetas y los alambrados hechos con plástico reciclado que recolecta el grupo Campo Limpio genera la esperanza de que se haga camino al andar y algún día no veamos más bolsas, vasos, botellas y garrafas plásticas tiradas por cualquier lado. Las discusiones y los debates sobre cómo fertilizar para minimizar el impacto en las aguas y cuánto más costará poner el fósforo enterrado en lugar de hacerlo en superficie aparecen en las conversaciones. ¿Qué capta más carbono, una pradera o un cultivo de maíz? Una vez más es necesario revisar los manuales.

Las cianobacterias han aparecido en los lagos de Carrasco y en voz baja me han advertido que no coma los peces que ahí pesco con mi hijo, advierte el funcionario de un banco.

Articular la agricultura con la ecología es difícil. Siempre lo ha sido. La Mesopotamia de Irak, entre el Tigris y el Éufrates era la imagen que los habitantes de Medio Oriente tenían del paraíso, un vergel. Tras miles de años de agricultura hoy es un páramo. 
Quiero dedicarme a la protección de los bañados y a los temas de ecología y agricultura, me dice una joven bióloga que ha concurrido a la exposición. 

En el mundo hay una revolución conceptual, o cambiamos la manera de hacer las cosas o nuestros nietos enfrentarán por primera vez el riesgo existencial, la propia supervivencia de la especie humana está en juego. Un cambio que lo tienen que abarcar todo, la agricultura y la ganadería, el manejo de los residuos urbanos, la protección de los cursos de agua. “Y el manejo que hace UTE del lago” desde que aumentó la oferta de la energía eólica dejan el agua de los lagos quieta y se les llena de cianobacterias. Porque la dejan quieta”, argumenta otro productor.

El consenso más amplio es que no queremos dejarle a nuestros hijos y nietos un basural tórrido donde las lluvias torrenciales se alternan con las sequías. Y tenemos que tomar consciencia que si queremos resultados distintos no podemos seguir haciendo lo mismo. 

Sacar el carbono de la atmósfera y enterrarlo en el suelo es una parte fundamental del esfuerzo global por limpiar el aire y refrescar el planeta. Y eso es suelos más fértiles. Y eso es manejo. Uruguay cuenta con un plan de uso y manejo de suelos que debe defender. Pero falta más esfuerzo por medir, evaluar, testear cuál es la manera de manejar métodos de preparación de tierra y fertilización. 

Lo más fácil es oponerse a la agricultura, o a la forestación. Oponerse sin más. Como antes existía una oposición a la ganadería. Se ataca lo que no se conoce. Como la gente que se opone a una ley de riego en tiempos de cambio climático.

Compatibilizar actividades que en principio, con escasa tecnología, no son compatibles, es un desafío. La tecnología es una parte de la respuesta. La ciencia es siempre la base, el método desde el cual lograr una agricultura y una forestación que no tengan impacto en las aguas y cosechen carbono del aire y lo entierren en el suelo, aumentando su fertilidad.

En el caso de la ganadería, la emisión de metano es y será un problema, pero ver en la Expoactiva como todos los años sistemas que unen la energía solar con el riego con el pastoreo racional resulta esperanzador, y esos sistemas gradualmente se van extendiendo con sus variantes de detalle, pero con un mismo concepto. 

El sector privado empuja también en variantes de control biológico y de fertilizaciones alternativas a las tradicionales. Todo lleva tiempo, para investigar, innovar, testear el resultado y validar que la mejora sea significativa.

El Ministerio de Ganadería avanza en un sistema de monitoreo satelital de las aplicaciones de agroquímicos al tiempo que se ha conformado una red de buenas prácticas agrícolas donde buscan aunar esfuerzos sectores disímiles desde sus visiones particulares son algunas de las tantas cosas que pueden observarse en la Expo de los supervivientes a las sequías y todas las adversidades. 
No se rindieron el año pasado. Y si el clima cambiante los deja, le darán a la economía un envión en las próximas semanas. 

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