Una lluvia de balas que picaron cerca y un botín de $ 7 millones

Correte que si no te vamos a matar". Esas no eran precisamente las palabras que María (nombre ficticio) esperaba escuchar en medio de una lluvia de balas cuando decidió ir a hacer los mandados junto con su esposo este martes. Sin embargo, de clienta pasó a ser testigo de un asalto a un supermercado del barrio Sayago del que entre siete u ocho delincuentes robaron una remesa de unos $ 7 millones (casi US$ 250 mil) y en el que el único herido fue un guardia de seguridad que se raspó con vidrios del local.

La mujer es médica y acababa de terminar una extensa jornada de tres días de guardia. Casi sin dormir, su esposo la pasó a buscar, estacionaron el auto en el estacionamiento del supermercado, su marido fue a un comercio lindero y a ella le tocó hacer las compras para la casa. Cuando estaba por pagar, vio a otro cliente vestido de jean y camisa clara, pero nada en él llamó su atención. Pagó, cargó el auto y, mientras esperaba a su esposo, empezó a hablar por celular apoyada sobre su auto, al lado de un camión blindado de la empresa Prosegur.

El señor de jean y camisa salió, pasó frente a su auto y, en pocos segundos, de un cliente corriente que hacía las compras como ella, pasó a ser uno de los delincuentes que lograron irse con la remesa. Ese fue el hombre que le advirtió a María que se corriera, mientras la apuntaba, según contó la mujer a El Observador. Al mismo tiempo que escuchaba esas palabras, varios hombres que estaban dentro de una camioneta comenzaron a disparar. En el camión de Prosegur había tres guardias y en el auto que lo custodiaba otros tres. Uno de ellos disparó como represalia al tiroteo de los delincuentes.


La empresa Prosegur informó en un comunicado que el asalto empezó cuando un guardia portavalores trasladaba una remesa desde el interior del supermercado al camión blindado, que estaba en la puerta del local.

A su costado, habían dos guardias armados, "de acuerdo a los procedimientos establecidos por la normativa". Según pudo saber El Observador, a uno de los guardias le robaron el arma. A su vez, Policía Científica retiró las armas de los demás guardias para poder comparar qué balas pertenecían a Prosegur y cuáles a los asaltantes, que dispararon con revólveres y rifles y con sus caras enmascaradas.

El camión tenía por lo menos 12 impactos de balas y, según indicó la empresa, "por el alto nivel de blindaje con que cuenta, no experimentó alteraciones que pudieran comprometer la vida de sus ocupantes".

María escuchaba un disparo atrás de otro mientras intentaba esconderse y, más que nada, hacer caso a lo que el asaltante le había advertido: "Correte o te vamos a matar". Las cámaras de seguridad la muestran primero tratando de resguardarse entre su auto y otro que estaba estacionado. Pero no se sintió segura porque estaba muy cerca del tiroteo y se movió un poco hacia atrás. "Cuando me pareció que el tiroteo había terminado, corrí más hacia el fondo (donde comienza el estacionamiento)", dijo.
Una vez que los delincuentes lograron tener la remesa, se subieron a dos camionetas y huyeron. Ambas fueron encontradas a unas siete cuadras del supermercado, una de ellas completamente incendiada.


La Policía cree que le prendieron fuego con bombas molotov. La otra, que estaba intacta, tenía una matrícula trucha y dentro de ambas había miguelitos, pero no se encontró ninguno tirado en la calle. A los delincuentes los pasó a buscar una tercera camioneta y, al cierre de esta edición, no había rastros de ellos.

En lugar donde abandonaron las camionetas -y donde teóricamente estaban a salvo de la Policía- había cartuchos de bala y una de las hipótesis es que tiraron al aire para festejar que pudieron cumplir con su objetivo.

El auto en el que María estaba apoyada hablando por celular cuando comenzó el tiroteo, terminó con una de las ventanas destruida por los balazos. Sobre la hora 16 la Policía Científica seguía analizándolo junto a los dos vehículos de Prosegur y a un auto de un repartidor. El hombre había entrado a trabajar temprano y se enteró de lo que había pasado porque su auto quedó en medio de la balacera y tuvo que esperar que la Policía lo liberara.


Mientras técnicos de Policía Científica analizaban lo que había quedado en el lugar, tomaban fotos y recolectaban pruebas, los guardias volvían a mirar el video del hecho del que habían sido protagonistas Entre las pruebas recolectadas, encontraron un celular que, presumen, es de uno de los delincuentes. La Policía lo está analizando para intentar dar con los responsables. Fuentes policiales indicaron a El Observador que por el momento, investigan lo ocurrido como un hecho aislado y no lo relacionan con otros robos a supermercados que hubo en estos días.

Todavía temblorosa y sin caer mucho en la cuenta de lo que había pasado, María recordó escuchar gritos de los asaltantes pidiendo que todos se tiraran al suelo para evitar muertes. Fueron pocos minutos que le parecieron eternos. Su esposo, que se enteró de lo ocurrido cuando salió de otro comercio ubicado en camino Ariel, dijo que, pese al robo, tuvieron suerte porque podría haber sido "una tragedia".