El presidente Luis Lacalle Pou con su par argentino Alberto Fernández

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Uruguay avanzará en propuesta concreta para sacarle el corset al Mercosur, pese a cruce con Argentina

El gobierno de Lacalle Pou se apoyó en Brasil para promover la discusión de la flexibilización, y se ganó la reprimenda de Alberto Fernández
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27 de marzo de 2021 a las 05:02

Aunque la alianza lleva ya 30 años, el Mercosur está lejos de ser un matrimonio feliz. No en vano este viernes, cuando los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay se reunieron por vía virtual para conmemorar sus “bodas de perla”, la imagen se pareció más a una terapia de pareja que a una renovación de los votos. Los fundadores del bloque reivindicaron su unión y el camino recorrido, pero también dejaron de manifiesto hondas diferencias entre sí y en lo que cada uno espera de la relación.

Uruguay, que buscaba aprovechar la instancia para agitar el avispero y sacar al Mercosur del letargo en que cree está inmerso, se llevó durante la ceremonia una reprimenda de la Argentina conducida por Alberto Fernández, a quien no le cayó en gracia que el presidente Luis Lacalle Pou tildara de “lastre” a la alianza fundada en 1991, ni que se apoyara en el Brasil de Jair Bolsonaro para avanzar en su “flexibilización”, que requiere un consenso de todos los socios. 

Pero aunque el aniversario culminó con un fuerte cruce de Fernández a Lacalle Pou, y pese a que la falta de acuerdo respecto a la flexibilización llevó a que ni siquiera se emitiera una declaración conjunta tras el encuentro, Uruguay insistirá en su anhelo de poder negociar bilateralmente con países fuera del bloque, y para eso prepara desde hace meses una propuesta concreta a presentar a sus socios, según dijeron a El Observador fuentes del gobierno.

El presidente Luis Lacalle Pou en su visita a Jair Bolsonaro en Brasilia

En su afán de lograr la flexibilización tiene a Brasil como principal aliado, aunque la resolución solo puede tomarse por consenso y eso implica la voluntad política de los cuatro socios. Varios integrantes del gobierno señalaron que Uruguay pretende pisar el acelerador, sobre todo teniendo en cuenta la volatilidad política en la región, que incluye elecciones en Brasil en octubre de 2022. El gobierno de Bolsonaro ocupará la Presidencia Pro Témpore del bloque en el segundo semestre de este año, y en la administración de Lacalle Pou depositan sus esperanzas a ese período como la ventana de oportunidad para lograr el objetivo. 

El gobierno de Fernández observa con cautela los movimientos de sus socios y aguarda conocer los detalles concretos de la propuesta de flexibilización, según fuentes diplomáticas. 

Los cancilleres de los cuatro países del Mercosur tienen prevista una reunión el próximo 22 de abril.

El excanciller Didier Opertti dijo a El Observador que “a la flexibilización hay que ponerle un poco más de carne” en términos técnicos para precisar el alcance del término. Según explicó, la resolución 32/00, cuya interpretación extendida señala que los socios no pueden negociar por fuera del bloque, no debe ser tomada “como una muralla insalvable”, y que una posibilidad es declarar que la norma quede suspendida o no se aplique para determinados productos o por un plazo determinado. 

Con Brasil

El presidente uruguayo veía en el 30° aniversario del Mercosur una instancia propicia para negociar con los presidentes de los otros tres países –Fernández, Bolsonaro, y el paraguayo Mario Abdo Benítez– la flexibilización y modernización del bloque, una meta que también supieron perseguir los presidentes frenteamplistas Tabaré Vázquez y José Mujica, y que Lacalle Pou tiene como obsesión para mejorar la competitividad de los productos nacionales.

Si bien en un principio se esperaba que la cumbre reuniera por primera vez de forma presencial a Fernández y Bolsonaro, los dos antagonistas del bloque, a principios de marzo Argentina –que ocupa la Presidencia Pro Témpore del Mercosur– resolvió que la ceremonia se realizara de forma virtual, debido a “la situación sanitaria”, según la versión oficial. 

Eso no impidió que los equipos técnicos de cada gobierno trabajaran en las semanas previas en diversos temas: entre ellos la elaboración de una declaración conjunta, en la cual Uruguay propuso incluir un punto que llamara a avanzar en la flexibilización

Para ello, la Cancillería consiguió el respaldo de Brasil, con quien se acordó que no votarían ninguna declaración que no incluyera esa mención, dijeron fuentes del gobierno. Esa posición, sumada a la resistencia de Argentina a la propuesta, llevaron a que quedara por el camino toda la declaración conjunta, que incluía aspectos comerciales y una reivindicación del bloque a sus 30 años.

El presidente Luis Lacalle Pou y el canciller Francisco Bustillo

La carga y el barco

Pero las diferencias no quedaron confinadas a los conductos reservados en los que suelen discurrir las negociaciones diplomáticas. Se vieron en vivo, en boca de los presidentes del Mercosur.

En los días previos a la cumbre, desde el entorno de Lacalle Pou ya insinuaban que Uruguay no quería que su intervención pasara desapercibida. Y no lo pasó. El presidente –como ya se lo había dicho en persona a Fernández, Bolsonaro y Abdo en las reuniones extraoficiales que mantuvo con cada uno en el correr del último año– expresó su disconformidad con los pocos resultados en materia comercial y afirmó que Uruguay “necesita avanzar” en el concierto internacional. Dijo que “el mundo se mueve muy rápido”. Que “no hay tiempo para grandes diálogos ni grandes comisiones”. Que “hay que actuar”. 

Entonces volvió a recurrir a una metáfora que suele acompañar su diagnóstico del Mercosur. Planteó que el bloque no puede ser “un corset” en el que Uruguay “no se pueda mover”. Y fue más allá: dijo que su gobierno no está “dispuesto” a que eso ocurra. Que “obviamente el Mercosur pesa en el concierto internacional”, pero que “lo que no debe y no puede ser es que sea un lastre”. “Es con el Mercosur, pero también es con la libertad que nuestro país necesita y merece”, concluyó Lacalle Pou. 

Antes del presidente uruguayo, Bolsonaro también había reclamado abrir las negociaciones con otros bloques, así como la revisión del Arancel Externo Común, una propuesta que Lacalle también apoyó. Abdo, otra vez, fue el más ambiguo. “El proceso de integración requiere que las negociaciones externas se realicen en forma conjunta y coordinada, pero que no sea una barrera para impedir el desarrollo de nuestras economías”, afirmó. Para entonces, Bolsonaro ya se había ido de la sesión a atender asuntos locales. “A Jair Bolsonaro, que veo que no está, igual lo quiero saludar”, dijo el canciller argentino Felipe Solá. 

El presidente argentino Alberto Fernández, durante la Cumbre del Mercosur por el 30 aniversario

Y entonces llegó el turno de Fernández, que salió al cruce de la postura flexibilizadora, y en particular de las palabras de Lacalle Pou. “Si nos hemos convertido en una carga, lo lamento. La verdad es que no queremos ser una carga para nadie. Una carga es algo que hace que a uno lo tiren de un barco y lo más fácil es bajarse del barco si la carga pesa mucho”, dijo desde Buenos Aires la suspirante voz del mandatario argentino. “Hago hincapié en que terminemos con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad, en un momento donde la unidad tanto nos importa, ¿okey? No queremos ser un lastre para nadie. Si somos un lastre, tomen otro barco. Pero lastre no somos de nadie”, concluyó Fernández. 

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