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Varados por cierre de fronteras: las historias de uruguayos complicados por el coronavirus

La pandemia de la enfermedad afectó a tres parejas que habían planificado su licencia en el exterior
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17 de marzo de 2020 a las 11:56

Pilar Álvarez se fue con su novio de vacaciones a Perú el 5 de marzo, cuando todavía faltaba más de una semana para que en Uruguay se declarara el estado de emergencia sanitaria ante los primeros casos de personas con coronavirus.

En Perú también faltaba para que se tomara la misma decisión –lo que ocurrió el miércoles pasado–, pero ni ella ni su novio imaginaron que el viaje de dos semanas por Cuzco, Lima y Huarmey pudiera terminar con la incertidumbre de su regreso.

“Ayer, el presidente (Martín Vizcarra) decretó el cierre de fronteras, pero en principio averiguamos que no afectaba a los extranjeros que quisieran salir”, contó Álvarez a El Observador.

Pero después le dijeron que sí, y que hasta dentro de 15 días, por lo menos, no podía dejar el país. Quedaron varados en Barranca, a 150 kilómetros de Lima. No pueden salir a la calle porque la disposición policial es que solo pueden hacerlo en caso de emergencia.

Desesperados, lo intentaron todo. Trataron de comunicarse con la aerolínea, pero nadie los atendió, y una voz metálica les insistía en que mandaran un mail, dado que las líneas estaban saturadas. Se comunicaron también con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay, en donde les tomaron los datos y quedaron en volver a contactarse. Lo hicieron a las horas, para informarles que estaban elaborando “una lista” con otros uruguayos en Perú que atraviesan la misma situación, pero nada más.

El boleto aéreo del vuelo que no tomarán este domingo quedó suspendido y no deberán pagarlo de nuevo. Pero ¿quién debería pagar el hospedaje extra que no habían planificado en ese país?, se preguntan. 

Álvarez, además –médica de profesión–, se perderá una entrevista laboral que tenía agendada para la próxima semana. “En eso me mató”, lamentó.

Carina Francolino había viajado a Europa. Lo que no esperaba era que un viaje de más de 20 días se transformara en uno de una sola semana, con ciudades vacías y una espera eterna en el aeropuerto de París. Francolino pensaba conocer junto con su marido Alemania, República Checa, Francia,  España, Portugal, pero debió conformarse con cumplir con un tercio de lo planificado.

El matrimonio viajó desde Madrid a Berlín y pudo disfrutar solo dos días, porque al tercero comenzaron los problemas. En la capital de Alemania se enteró del cierre de fronteras de República Checa, el siguiente país que iban a visitar.

“Esto día a día se fue complicando y derivó en una incertidumbre. La mayoría de las personas no teníamos idea de la dimensión que iba a tomar el tema del coronavirus”, contó a El Observador este domingo desde el aeropuerto de París. Su situación no es tan dramática como la de Álvarez, pues deberán esperar en la terminal aérea hasta este martes a las 21, cuando viajarán a Uruguay (en un vuelo con escala en San Pablo). La vuelta prevista para el 31 de marzo se adelantó para el 17.

Contó que en Francia solo están abiertos los supermercados y las farmacias y que los lugares para visitar están cerrados. Lo mismo sucede con el aeropuerto Charles de Gaulle, que pese a ser “enorme” solo tiene habilitados dos supermercados.  

Con un panorama similar se encontraron en España Natalia Rodríguez y su marido, cuando viajaron hacia allí –uno de los epicentros del coronavirus– hace 15 días. “No hay nadie, nadie se mueve de las casas”, relató la uruguaya que este martes a la hora 15 viaja a Uruguay.

Los uruguayos consultaron para cambiar los vuelos para algunos días antes –por miedo a que se cerraran las fronteras de Uruguay–, pero era imposible comunicarse con la aerolínea y el teléfono les daba para “26 minutos de espera”.

Rodríguez contó que en las últimas semanas las personas iban igual a trabajar, pese a las advertencias, hasta que cerró todo cuatro días atrás. “El último día antes que cerrara todo fuimos a un shopping y solo había 10 personas, todos con guantes y tapabocas”, dijo, y agregó que allí, como en otros países con crisis sanitaria, los supermercados también tienen un grave nivel de desabastecimiento. “Hay un tema con el papel higiénico, que se desaparece cada cinco minutos”, comentó.

El matrimonio se movió en un auto caravana que alquilaron y que les permitió manejarse con una mayor libertad porque pueden parar en “cualquier lado” para pasar la noche. Así fue que recorrieron la costa sur de España y luego fueron a Lisboa, donde no pasaba “nada extraño” e hicieron los paseos con normalidad.

“La diferencia que veo con lo que pasó en Uruguay es que acá se demoró mucho en tomar medidas, cuando ya hay más infectados y muchos muertos. Se están tomando las mismas medidas en Uruguay que acá”, comparó.

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