Vía aún incierta de más empleo

Las medidas de estímulo a la inversión anunciadas por el gobierno son acertadas para tratar de generar actividad y paliar en algo la abultada pérdida de empleos en los últimos años. Pero su éxito es incierto ya que no alcanzan a contrarrestar el impacto negativo de la estructura estatal y su consecuente andanada de miniajustes fiscales, que desde hace más de un año golpean a todos los sectores productivos. Un manejo fiscal más eficiente habría evitado la necesidad de los sucesivos aumentos de impuestos y tarifas de servicios que, por inevitable retracción empresarial, han incidido en que desde 2014 se hayan perdido 41.700 puestos de trabajo. Esta reducción constante de la tasa de empleo se produjo pese a que la economía mantiene un razonable ritmo de crecimiento.

Este aparente contrasentido se explica en que, además de mejora en exportaciones, el crecimiento ha derivado del incremento del consumo por mayor poder adquisitivo de los salarios. Pero la inversión, tercera pata de la generación de actividad, ha venido en caída desde 2016 debido a malas expectativas en el sector privado. Nuevos impuestos y aumentos desmesurados en las tarifas de los servicios públicos han sido descargados para tapar agujeros fiscales por exceso de gasto público, a expensas de las empresas y los hogares. Este desequilibrio incluso fue el detonante principal de la actual rebelión social iniciada en el agro.

En un intento de corregir tardía y parcialmente la situación, el ministro de Economía, Danilo Astori, y su equipo acaban de anunciar un paquete de medidas de estímulo para tentar al sector privado, nacional y extranjero, a invertir en proyectos dirigidos a generar empleo. La tasa de desempleo se mantiene más o menos estable en alrededor del 8% de la población económicamente activa, debido a que más uruguayos abandonan la búsqueda de un trabajo. Pero los niveles de ocupación cayeron en el último cuatrimestre de 2017 a su peor cifra en una década, promediando 57,9% durante el año pasado. Esto significa que trabaja en un empleo formal poco más de la mitad de la población en edad de hacerlo.

El gobierno busca ahora detener la caída y procurar la generación de empleos a través de facilidades para los inversores.

Las medidas dispuestas por el equipo económico incluyen, entre otras, aumentos de exoneraciones tributarias a quienes inviertan en áreas que generen puestos de trabajo, alivio impositivo a las pequeñas y medianas empresas y facilidades adicionales a proyectos en la construcción, el sector más castigado en la pérdida de empleos.

Las decisiones están en el camino correcto. Pero no puede soslayarse que son consecuencia de tratar de escapar a errores que persisten en el gasto público, que el gobierno se empecina en mantener pese a que en áreas claves –como educación, salud y seguridad– no muestran resultados que justifiquen el volumen del gasto. El paquete de medidas aliviará en algo los apremios financieros de parte del sector privado, creados por la montaña de cargas que le han impuesto los tres gobiernos del Frente Amplio y las intendencias.

Presumiblemente también atraerá algo más de inversión. Pero es solo una esperanza pendiente de confirmación que estas mejoras cumplan sustancialmente el objetivo primordial de subir la tasa de ocupación y bajar la de desempleo.