Agro > TRIBUNA / CARLOS MARÍA URIARTE

Y el soberano se expresó

"Ojalá nuestro agro sea debidamente considerado en esta etapa de conformación del nuevo gobierno”
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01 de noviembre de 2019 a las 05:00

Por Carlos María Uriarte, especial para El Observador

Luego de una jornada donde llamativamente faltaron las banderas patrias, como un claro síntoma de que no había nada por qué festejar, el Uruguay se expresó. Lo hizo como lo ha hecho siempre, en un marco de respeto y tolerancia que debemos por siempre preservar.

La voluntad de cambio del pueblo fue muy clara y contundente. La nueva integración del parlamento indica un voto castigo y una apuesta al cambio.

Indudablemente la soberbia que da el poder impidió que se escucharan los justos reclamos de una sociedad cansada de la inseguridad, de la falta de justicia, de los privilegios a la vida fácil y recarga a la clase trabajadora, de la división y del odio que provocan los resentimientos, de la falta de respeto y desprestigio de la institucionalidad, de la pérdida de valores, de la falta de trabajo y la larga lista podría seguir.

Lo sucedido el pasado domingo es un fuerte llamado a la reflexión para quienes asuman las riendas del poder.

Sin vencidos ni vencedores, el país debe estar por encima de cualquier bandera y/o ideología política.

Podremos pensar distinto, y es sano que así sea, pero no por ello somos enemigos.

Tenemos la oportunidad histórica, y es la responsabilidad de los nuevos gobernantes, de ser capaces de construir un país para todos, sobre las diferencias innatas de nuestra condición humana.

En este nuevo contexto, nos preocupa el rol que se le dará a nuestro agro por parte del nuevo gobierno. Obviamente no es del agro de lo que se hablará estos días, pero no por ello debemos dejarlo de lado.

El mundo sigue y no se detiene porque estemos de lecciones.

Las angustias de muchos productores siguen muy vigentes, y el sentimiento de estar a la deriva cunde entre sobre todo los pequeños y medianos productores.

Solo los ganaderos, los únicos aliviados por una circunstancia externa, van sobreviviendo mejor a las dificultades que padecen todos los sectores del agro.

Es preocupante la distracción que el momento electoral ha provocado en muchas autoridades que han descuidado sus responsabilidades. Solo a manera de ejemplo,  en los últimos tiempos hemos sido testigos de grandes salidas de dinero desde el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) –cuya fuente sospechamos es del endeudamiento de nuestros nietos–, enmarcados en diferentes programas tildados de diferentes formas de ayuda, cuyo otorgamiento no tenía demasiadas exigencias, pero  menos seguimiento y medición de resultados. Lo que nos hace pensar más en el rol del Ministerio de Desarrollo Social que del MGAP.

Pero lo que más preocupa es que, a la misma vez la flota de vehículos del MGAP, herramienta fundamental para el desempeño de sus funciones vitales, estaba prácticamente parada por falta de recursos para combustible y/o reparaciones.

En las exposiciones departamentales (aún en curso) ha sido muy común que los productores debieron trasladar a los funcionarios para que cumplan sus funciones, dada la imposibilidad que éstos tenían  para hacerlo por los medios públicos que todos pagamos.

Aún falta mucho para el eventual cambio de autoridades y no podemos abandonar a un sector tan importante.

Entendemos que el agro ha tenido su cuota de responsabilidad en esta expresión de la soberanía popular y los futuros gobernantes lo deberían tener presente. Así como en el pasado lejano lo fue la Liga Federal de Acción Ruralista de Chicotazo, más recientemente la marcha de abril de 2002 y el movimiento espontaneo de Un Solo Uruguay en enero de 2018, la voz del campo y del interior ha sido una fiel intérprete del desconformismo popular, y una fuerte impulsora de cambios.

No es menor la señal que más del 60% de los uruguayos del interior hayan votado por el cambio.

 

Ojalá nuestro agro sea debidamente considerado en esta etapa de conformación del nuevo gobierno, sobre todo por su potencial para generar recursos genuinos y trabajo para todos los uruguayos. El campo tiene mucho para dar si se lo deja.

 

Ojalá estemos de acuerdo en comprometernos con un Uruguay unido que evidencie y genere una imagen reconocida a nivel mundial de país agropecuario, socialmente responsable y ambientalmente sostenible.

Un país  que con esfuerzo y trabajo en equipo, trascienda ampliamente sus fronteras con su producción.

Un país  educado, seguro, limpio, solidario y equitativo en oportunidades.

Nuestro país.

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