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Yoga con cabras: el emprendimiento con el que una mujer facturó US$ 160.000 en un año

Las clases se dictan en 3 locaciones en Oregon y se continuarán expandiendo por Estados Unidos
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27 de abril de 2018 a las 08:34

"Estábamos parados en el campo, con vista a las montañas y las cabras a nuestro alrededor y este invitado propuso dar una clase de yoga ahí", relata Morse. "Le avisé a mi amigo que probablemente las cabras se nos iban a acercar y le pareció bien. Así fue como empezamos", agrega Morse sobre las clases de yoga en las que las cabras saltan sobre las personas. Las cabras que utiliza Morse son cabras enanas nigerianas, animales pequeños que no pesan más de 18 kilos.

A Lainey Morse siempre le gustaron las cabras pero nunca había vivido en un lugar que le permitiera tenerlas. Hace unos años, decidió comprar una granja, se compró el libro "Raising Goats for Dummies" (Como criar cabras) y se compró las dos primeras. La idea de combinar cabras con yoga se le ocurrió en 2016 a partir de algunas situaciones en su vida personal: se divorció y fue diagnosticada con una enfermedad autoinmune. "Estaba muy deprimida, así que todos los días pasaba un rato con mis cabras y notaba que me sentía mejor", explicó a CNBC. Empezó a invitar a amigos a esta "hora con las cabras" y todos coincidieron en que ese rato aliviaba su estrés. En un de los encuentros, uno de los invitados era profesor de yoga.

Morse, experta en marketing, usó su capacidad para la relaciones públicas para difundir el emprendimiento. Las fotos de su yoga con cabras se viralizaron rápidamente en las redes sociales. En cuestión de minutos, el sitio Modern Farm la contactó y le hicieron un artículo que catapultó a Morse a la fama. "De repente tenía 2.300 personas en lista de espera y tuve que empezar a organizarme", explicó. El negocio creció tan rápido que en noviembre de 2017, Morse dejó su trabajo en relación de dependencia. Un amigo le prestó US$ 75.000 para armar el negocio. "Pensé que las ganancias rondarían los US$ 50.000, nunca pensé que se triplicarían", cuenta. En 2016 facturó US$ 160.000.

Para poner en marcha el negocio, tuvo que invertir en miles de dólares en carpas para la sesiones de yoga los días de lluvia, en mats especiales para que no se los coman las cabras y en seguros. "Hay personas que viajaron desde Japón y Australia para asistir a una clase", cuenta y aclara que las clases no suelen superar las 30 personas. También realizó eventos corporativos a empresas como Nike.

Las clases se dictan actualmente en tres locaciones en Oregon con las que Morse se alió y planea continuar expandiendo su licencia por Estados Unidos. Investigadores de Oregon y Michigan están estudiando la interacción entre humanos y cabras a partir de la clases de Morse. Su proyecto a futuro es abrir un hotel donde armar una experiencia completa con cabras.

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