Paliza de Los Pumas ante Los Teros: Uruguay cayó goleado 79-5 y mostró varias señales preocupantes

Fue una derrota embarazosa para Uruguay, que buscaba mostrar su ascenso en el concierto internacional, que le daba la oportunidad de jugar contra el principal equipo argentino por primera vez en 18 años.

El partido quedó liquidado sobre los 26 minutos, con el 20-0 de Argentina tras llegar a su tercer try. Pero sobre los 30 quedó claro que sería una goleada. Quedaba por saber por cuánto y terminó siendo por 74 puntos, una diferencia que, en los últimos tiempos, solo había marcado Nueva Zelanda en el Mundial. Además, fue la tercera peor derrota de la historia de partidos internacionales para Uruguay.

Muchas luces rojas se prendieron en el tablero de Los Teros con este partido. Porque es cierto que faltaban jugadores claves, y tambien que es complejo jugar tres test matches contra potencias en 12 días. Pero en esta tarde en Maldonado Uruguay mostró que tiene un plantel corto, que le faltan titulares de nivel en varios puestos clave, y que el equipo mostró una debilidad anímica que difícilmente es esperable ver en un equipo de Los Teros.

Sí, es un inicio de ciclo, que siempre cuesta. Se cambió a todo el cuerpo técnico, se cambió el sistema de juego. Pero no alcanza para explicar el irreconocible juego que se vio por momentos.

Toda la arquitectura de juego empezó a derrumbarse desde el arranque. Uruguay apostó a un sistema defensivo que implica presionar al rival por todos lados, para acercarse desde allí al ritmo de juego del rugby internacional. Lo intentó en el arranque, pero empezó con el mismo problema del test ante Francia: la indisciplina. Penales no forzados desde el minuto de juego lo obligaron a defender desde el mismo arranque del partido, lo que, minuto a minuto, iba haciendo más difícil esa presión: si uno defiende todo el tiempo, esa presión es difícil de sostener luego.

Pero además, hubo otro punto negro de Uruguay esta tarde: el line. Cuatro pelotas perdidas en el line en el primer tiempo destruyeron las posibilidades del equipo de Rodolfo Ambrosio de tener la pelota en ataque, para proponer juego, para causarle problemas al rival pero además para no tener que defender todo el tiempo. Encima, en los pocos momentos que se tuvo la pelota, un par de errores de manejo impidieron lograr ataques concretos.

Uruguay resistió mientras pudo por una buena defensa de maul, que trabó tres pelotas argentinas. Pero el quiebre llegó a los 26 minutos. Line perdido en ataque, contraataque de Argentina, tackles falhados, pelota rápida y try por afuera para el 20-0.

Fue un click físico, porque a partir de ahí las fallas de tackle se multiplicaron, porque la presión en los rucks desapareció, porque el reposicionamiento en defensa pasó a ser casi inexistente, pagando caro la defensa de afuera hacia adentro. Todo eso le dio a Los Pumas cancha y pelota, y con jugadores desnivelantes a nivel mundial, fue demasiada ventaja. Pero eso no solo fue físico: fue un quiebre mental, de no poder dar ese extra que ha aparecido miles de veces cuando las piernas empiezan a flaquear.

Fallaron los jugadores, fallaron las individualidades, fallaron los líderes. Algunos jugadores siguieron respondiendo, como Manuel Ardao o Nicolás Freitas en su regreso. Pero no hubo capacidad de contagiar. Y todo se agravó cuando el capitán Vilaseca salió lesionado antes del final del primer tiempo, un Vilaseca que está jugando con un menisco que debe operar y una hernia de espalda que lo complicó toda la temporada.

Mientras tanto el scrum también sufría, y con él se perdía otra chance de arrancar de nuevo. Ahí hay una luz roja prendida: hay muy pocas opciones de pilar izquierdo, Sanguinetti hace rato que no viene jugando bien, y se decidió pasar la mejor opción de pilar derecho (Ignacio Péculo) al izquierdo como suplente, mientras Piussi como titular tampoco termina de encontrarse, más allá de su físico impresionante.

La pareja de medios tampoco funcionó, aunque quizás es una tarde en la que no se les pueda achacar tanto como otras porque directamente Uruguay no tuvo la pelota. Pero el mensaje sigue claro. Hay un escalón importante detrás de Santiago Arata, y el que mejor lo puede cubrir es Tomás Inciarte, pero que hoy debía jugar de 13 ante la falta de backs que se fueron al seven para los Juegos Olímpicos, lo que se sintió cuando Uruguay tuvo la pelota y no tuvo sorpresa. Algo parecido al 10, donde directamente no hay suplente para Tite Etcheverry, que sigue sin repuntar en el juego. Con todas esas ventajas, es demasiado fácil para un Tier 1 sacarle la ficha a un equipo como Uruguay.

Pero tampoco, en la mayoría de los puestos, se ven opciones claras que vengan desde las juveniles, donde Los Teritos esta semana cerraron un mal Mundial Juvenil B en el que terminaron cuartos y fueron goleados por Japón. La falta de recambio es un problema, y la perspectiva es que se agrave en lo que viene. Hoy hay poco más de 30 jugadores con nivel de Teros, y eso es muy poco para el rugby internacional.

La catarata de cuatro tries al final del primer tiempo cerró el partido con el 44-0 al descanso. En el segundo hubo un poco más de actitud (con un partido completamente liquidado y con Los Pumas sacando el pie del acelerador), pero una dolorosa realidad: Uruguay tuvo más la pelota, pero cada vez que la perdió en ataque, llegaron tres argentinos dignos de una práctica.

Quizás todas estas críticas sean una exageración. Ojalá que la semana que viene ante Escocia Uruguay muestre otra cara, algo parecido a lo bueno que hizo Chile ante los escoceses (derrota 52-11 pero jugando hasta el final). Seguramente el arranque de ciclo Ambrosio sea lo más costoso, como pasó con el de Meneses, y es cierto que Los Teros con todos sus jugadores es un equipo muy diferente al de hoy. Pero las luces rojas están prendidas en el tablero. Y es doloroso que se hayan revelado todas juntas en este partido, y en esta ventana que significaba una oportunidad histórica de mostrar el buen trabajo hecho hasta ahora.

Así fue el minuto a minuto