Pero además, la tendencia a buscar naturaleza, tranquilidad y experiencias compartidas también en invierno, junto con el crecimiento residencial en algunos balnearios del departamento, delinean un escenario dinámico que abre oportunidades, pero también desafíos en Rocha. Infraestructura, modernización, conectividad y estadísticas confiables aparecen hoy como pilares clave para sostener ese crecimiento y proyectar un turismo menos estacional y más diversificado. En ese contexto, Robert Caballero analiza, en diálogo con Café y Negocios, los primeros meses de gestión, los cambios en el comportamiento del visitante y las perspectivas para la temporada que se aproxima.
Fueron meses organizativos, de acomodarse. Nuestro presupuesto, que se va a estudiar ahora en la legislativa en diciembre, pone mucho foco en seguir trabajando en la infraestructura y la modernización del turismo. En lo que es infraestructura, se armó un presupuesto pensando en seguir impulsando las bajadas accesibles en las playas. En este momento contamos con tres, pero la idea es tener en todos los balnearios turísticos de Rocha.
Estamos trabajando también en lo que son los miradores temáticos, estructuras de arte en madera construidas en puntos panorámicos para disfrutar del paisaje. Hoy hay cinco y la idea es agregar tres más.
A nivel de modernización, tenemos una plataforma de reserva, donde se pueden buscar y reservar alojamientos, propuestas gastronómicas, con un chat bot trabajando 24 horas.
¿Qué desafíos estructurales enfrenta hoy el departamento en materia turística?
Infraestructura, infraestructura e infraestructura. Creo que viene un poco por ahí. También la capacitación y el tratar de ir modernizando e informatizando todo lo que es la parte turística. Creo que hay que trabajar también en las estadísticas para tratar de tener siempre el número certero para ir a discutir y sentarse en las grandes mesas a conversar sobre cómo se puede llegar a mejorar en serio lo que es la parte turística en Rocha.
¿Qué nuevas tendencias están observando en el comportamiento del turista y cómo se están adaptando a esas demandas?
La gente busca cada vez más la naturaleza, el pasar tiempo juntos, y disfrutar más del país. Creo que es algo que nos dejó la pandemia y que ha hecho que además de elegirnos en el verano, muchos nos estén eligiendo también en el invierno. Nos consta que hubo mucha gente que nos empezó a visitar de nuevo y a quedarse en los distintos destinos en invierno pospandemia.
Otra tendencia tiene que ver con la frontera, con balnearios como Barra de Chuy que han triplicado su población.
Muchos montevideanos e incluso argentinos se vinieron a vivir para la costa de Rocha.
Y creo que el tema de la frontera va a ir llevando a que cada vez más la gente, principalmente quienes se jubilan o pueden trabajar remotamente, empiecen a elegir este destino de residencia por el costo de la canasta, la tranquilidad y la belleza de la playa.
También vemos que hay balnearios, como es el caso de La Esmeralda, Aguas Dulces, la Coronilla, que están teniendo otro renacer.
¿Cuáles son las claves para desestacionalizar el turismo en un departamento históricamente asociado al verano y la playa?
Esa es una de las grandes líneas de la gestión y vemos un potencial en el norte del departamento, arrancando por la zona de Velázquez, donde hay un circuito patrimonial histórico sumamente importante. En esa zona, el puente de la Charqueada y Cebollatí, nos permite una conectividad con el interior del país.
Otro punto fundamental es empezar a conectar un poco más las áreas protegidas. Yo tengo un dicho que es que de tanto que las protegimos, las escondemos. Y la idea es justamente empezar a trabajar más con Potrero Grande, con Potrerillo, con el Cerro Verde, con el Parque Nacional Cabo Polonio, Parque Nacional Santa Teresa, y el Parque Nacional de San Miguel. Somos el departamento con más áreas protegidas, tenemos cinco a nivel nacional, y más de tres a nivel departamental. Tenemos todos los humedales del este que son patrimonio de la Unesco. Hay muchas cosas en Rocha que permiten desestacionalizar y hay que saber comunicarlas también, porque muchas veces pasa también por la comunicación.
¿Cuál es el perfil del turista que llega hoy a Rocha?
El perfil de turista es un perfil clase media. Tenemos un turismo interno muy importante que va desde Paysandú, Salto, Rivera, y también de la zona de Canelones y San José.
En el exterior, apuntamos mucho a la gente de Entre Ríos, Santa Fé, Córdoba, que es el turista que generalmente nos visita. Actualmente los argentinos se están empezando a recuperar después de todas las peripecias económicas y están empezando a venir más.
Después tenemos un importante caudal de turistas brasileños que estamos recuperando, porque nos habían empezado a agarrar de paso y seguían para Argentina, Montevideo, Colonia. Después tenemos distintos destinos, como Barra de Valizas y Cabo Polonio, que son destinos muy visitados por europeos y americanos.
¿A qué nuevos públicos o segmentos buscan atraer?
Hemos empezado a trabajar mucho en lo que es el turismo inclusivo, por eso la importancia de las playas accesibles. También estamos trabajando mucho con la Cámara Uruguaya LGBT para impulsar este tipo de turismo. El turista LGBT es un turista que gasta, que consume, que es exigente, pero también deja su divisa.
Otro público que históricamente tuvo un fuerte peso en Rocha es el de los jóvenes que llegaban por el turismo de fiestas, especialmente en lugares como La Pedrera. Ese movimiento se desaceleró en los últimos años. ¿Cómo está la situación hoy? ¿Es un tipo de turismo que buscan volver a impulsar o apuntan a un perfil diferente?
En el turismo hay que brindarle a la gente joven algo para hacer, porque generalmente la familia cuando viene trae a sus hijos adolescentes. En esas instancias se está trabajando, y se logró tener los diez primeros días de enero actividades de boliche y algunos sunsets en La Paloma, La Pedrera y Punta del Diablo.
Y después algún otro boliche va a quedar abierto y alguna otra fiesta puntual se va a estar organizando en el correr del verano.
Algo de movida nocturna va a haber, pero sin lo que era el desmadre que últimamente se daba. Este primer año se va a probar este sistema.
¿Qué proyecciones hacen para esta temporada de verano?
En este momento las proyecciones son relativamente buenas, hay un caudal de consultas y de reservas bastante interesante. Mas allá de lo local, hay consultas de argentinos y brasileños que están reservando para la última semana de diciembre.
Yo creo que este verano se va a adelantar, y va a arrancar alrededor del 22, 23 de diciembre con mucha fuerza.
La idea es tratar de que se mantenga con continuidad hasta después de Carnaval y la verdad que somos bastante optimistas. Sabemos que dependemos mucho también del clima, no es solo de lo que se pueda hacer en la parte promocional.
Los primeros 15 días de enero vienen a buen ritmo en casi todos los destinos, con una ocupación de entre un 60% y un 70%. Sabemos que hay reservas en los distintos destinos ya para febrero también.
La idea es tratar de llegar al número de buenas temporadas, (nuestro récord está alrededor de 500.000 personas) aunque sabemos que la coyuntura económica es diferente.
¿Cómo están los precios con respecto al año pasado?
Los primeros 15 días de enero casi todos los complejos subieron un promedio entre 10 y 15 dólares la tarifa. Pero después para el resto de la temporada los precios que se viene manejando están muy poquito por arriba de lo que fue la época de la pandemia. Entonces eso también hace que sea atractivo por el precio quedarse en cualquiera de los destinos de Rocha.
¿Qué implica para Rocha el reciente anuncio de un aeropuerto en el departamento?
Es una gran noticia para el departamento que aún está en pañales. Nos habilitaron a seguir trabajando en el tema, ahora hay que seguir.