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16 de diciembre 2025 - 5:00hs

La creación de contenido en redes sociales dejó de ser un hobby hace tiempo. ¿Pero cuán profesionalizado está? ¿Qué tan bien se paga? ¿Y cuáles son todas las formas de monetizarlas?

Alexis Martinovic, influencer y creador de contenido uruguayo con más de 100 mil seguidores en Instagram, enumeró varias vías de ingreso que hoy conviven en redes sociales. En su descripción, la publicidad sigue ocupando el lugar central, con acuerdos en los que “te paguen fijo por un video” y el precio se define por pieza, formato y alcance esperado.

El creador planteó que esa publicidad puede tomar dos caminos. Uno es el video publicado “en tu perfil como influencer”, donde la marca compra visibilidad y asociación directa con el creador. El otro es el formato UGC (Contenido Generado por el Usuario): “Creás un contenido y se lo mandás a la marca”, sin que necesariamente se publique en la cuenta del influencer.

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Según supo El Observador, un usuario que tiene 2.000 seguidores en Instagram podría cobrar 2.500 pesos por un contenido UGC.

Martinovic puntualizó que esos dos esquemas “tienen precios distintos”, pero comparten una lógica: “es pago por la creación de videos puntuales”. En ese marco, también mencionó que puede existir un cobro extra por “derecho de imagen” si la marca quiere reutilizar el material como publicidad.

Otra fuente de ingresos que mencionó es la afiliación. Hay empresas de e-commerce que lo ofrecen Y dijo que “cada vez son más empresas los que están animándose a armar su propio afiliado” en Uruguay.

El influencer también habló de las plataformas que pagan por reproducciones. En su visión, “las más importantes son YouTube” para quienes están fuertes allí, y remarcó que con “centenas de miles o millones de reproducciones al mes” hay creadores que “pueden perfectamente vivir de YouTube solo con eso”.

Además mencionó las donaciones como otra línea de ingreso posible. Dijo que “en algunos casos son importantes y les mueve la aguja”, aunque no la presentó como la opción dominante, sino como un complemento dentro del mix de monetización.

La idea de los productos propios

Martinovic incluyó también los ingresos por “productos o servicios propios”. Enumeró alternativas que van “desde asesorías, comunidades privadas, productos físicos” hasta “un evento propio”, y señaló que un evento puede funcionar como “una nueva forma de vender un patrocinio”, a través del formato presencial.

En su lectura, la monetización que “puede disfrutarse más” es la de fuente propia, y planteó que los creadores “le pierdan un poco el miedo a venderle a su audiencia”. Relató que él mismo atravesó esa resistencia: “por mucho tiempo me resistía a venderle a mis seguidores y solo quería venderle a las marcas”. Dentro de ese enfoque, propuso mecanismos concretos para ordenar la demanda de la audiencia. Describió, por ejemplo, un sistema pago para consultas directas.

El creador explicó que, con un pago “aunque sean, por ejemplo, 10 dólares o algo así”, se puede priorizar una respuesta y ofrecer una devolución más completa. En su planteo, ese criterio también aplica a consultorías y al desarrollo de productos propios: “yo creo que el camino es por ahí”.

Martinovic sostuvo que depender solo de terceros limita el margen de acción. Para él, el objetivo es que cada creador “tenga su propio producto, servicio o algo que ofrecer”, y que no dependa únicamente de acuerdos con marcas. En esa lógica, señaló que contar con un producto propio permite sumar herramientas, incluso para invertir en publicidad si “te sale rentable” y acelerar el crecimiento.

¿Cómo está el mercado?

Consultado sobre la evolución del mercado, dijo que hoy es “más fácil que antes” porque hay “más cantidad de opciones”, una “mente más abierta” y “más marcas dispuestas a invertir”. También marcó un cambio de formatos: “hasta hace un par de años nadie te pedía un video UGC” y, si se pedía un video, “era sí o sí para que salga en tu perfil”, mientras que ahora hay empresas que “arrancan con UGC” como primera compra.

Al aterrizarlo en Uruguay, Martinovic sostuvo que las formas “más importantes” para creadores locales siguen siendo la publicidad y todo lo que involucra ese paquete. Dijo conocer casos que “solamente viven de esto”, con combinaciones diferentes: algunos con “pocos videos al mes, pero bien cobrados”, y otros con más volumen, según el perfil y el tamaño de la audiencia.

Sobre la posibilidad de monetizar sin millones de seguidores, afirmó que en Uruguay “son realmente pocos” los que llegan a ese rango, y propuso mirar “centenas de miles” o incluso menos. En ese tramo, dijo que hay gente que vive de sus redes, pero que el rasgo distintivo es la proactividad.

Martinovic describió que no alcanza con esperar que las marcas “vengan a buscar” al creador por un número de seguidores. En su planteo, hay que “construir relaciones” y “construir confianza con las marcas, con la gente”, además de proponer ideas, ofrecer colaboraciones y, cuando corresponde, acercarse a empresas que uno ya usa para explorar comisiones de afiliado. También señaló que, por ser una industria relativamente nueva, muchas cosas todavía se hacen “por primera vez”, y que esa iniciativa pesa en la capacidad de generar ingresos.

Una nueva forma de monetizar surge en Uruguay: la idea de Pooshlo

Hay maneras nuevas de monetizar, y en Uruguay hay startups pioneras que buscan favorecerlo.

Una de ellas es Pooshlo, que surge a partir de una observación sobre el funcionamiento del marketing digital y, en particular, del influencer marketing. Su cofundador, Andrés Israel, explicó a El Observador que el punto de partida fue detectar una dinámica operativa altamente manual, con múltiples intermediaciones y procesos difíciles de escalar a gran volumen.

“La idea nace acá en Punta del Este”, señaló Israel durante la entrevista. El proyecto comenzó junto a otros socios con experiencia previa en marketing digital y en el ecosistema emprendedor, a partir de intercambios informales en los que analizaron cómo introducir tecnología para mejorar la eficiencia del sector.

Según relató, gran parte del influencer marketing depende hoy de coordinaciones uno a uno, validaciones manuales y negociaciones poco sistematizadas. “Es una industria sumamente ineficiente, es muy manual”, afirmó, al describir el diagnóstico inicial que dio origen a la plataforma.

A partir de ese análisis, el foco estuvo puesto en automatizar procesos mediante tecnología e inteligencia artificial. “Cuando hay industrias que son muy manuales, es cuando con tecnología lográs grandes eficiencias”, sostuvo Israel, al explicar la lógica detrás del desarrollo del producto.

La idea fue validada en etapas tempranas con referentes del ecosistema emprendedor. “Esto creemos que es una oportunidad enorme”, recordó el cofundador, en referencia a los primeros intercambios que impulsaron la decisión de avanzar con el proyecto.

Israel vinculó esta experiencia con desarrollos previos orientados a digitalizar industrias tradicionales. En ese recorrido, explicó, el objetivo fue siempre reducir fricciones operativas y crear infraestructuras tecnológicas que permitan escalar modelos ya existentes.

Cómo funciona el modelo de engagement pago

El funcionamiento de Pooshlo se basa en campañas definidas por las marcas y agencias. “Las marcas estipulan un presupuesto y un objetivo de campaña”, explicó Israel, quien señaló que estos parámetros son el punto de partida para la asignación de tareas dentro de la plataforma.

A partir de esos objetivos, Pooshlo utiliza inteligencia artificial para distribuir microtareas de engagement entre influencers. Estas acciones pueden incluir comentarios, likes o la difusión de publicaciones existentes, sin requerir la producción de nuevo contenido.

“Nosotros con inteligencia artificial logramos asignar tareas para esos objetivos”, indicó el cofundador. Cada tarea llega al influencer con un precio asociado, que es visible antes de aceptar la propuesta.

Los influencers deciden de forma autónoma si participan en una campaña determinada. “El influencer acepta la tarea, la ejecuta y una vez que la ejecuta Pooshlo le pagan”, detalló Israel, al describir el circuito de monetización dentro de la plataforma. El modelo apunta a desacoplar el engagement de la creación de contenido original. Explicó que la propuesta busca complementar las campañas tradicionales, no reemplazarlas.

Según Israel, las marcas pueden utilizar la herramienta para potenciar publicaciones propias o reforzar campañas de otros creadores. En ese esquema, el engagement pasa a ser una variable gestionable y remunerada de forma directa.

Actualmente, Pooshlo opera en una etapa de soft launch con un grupo reducido de usuarios. “Tenemos 150 influencers dentro de la plataforma y 7 marcas”, precisó el cofundador, al referirse a un entorno de prueba controlado. Durante esta fase, el equipo analiza el desempeño del sistema y ajusta sus funcionalidades. El objetivo es optimizar la asignación de tareas, la respuesta de los influencers y los resultados de las campañas.

El lanzamiento público de la plataforma está previsto para marzo, cuando se dará a conocer una aplicación para influencers y una web app destinada a marcas y agencias.

El modelo de negocio de Pooshlo se estructura como software as a service. “Les cobramos 280 dólares a las marcas por mes y un 3% de comisión” por cada campaña, explicó Israel.

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