Embed - Santiago Siri sobre la IA: "Lo más grave que veo en el horizonte es la suspensión de nuestro juicio"
¿Estamos viviendo una gran revolución tecnológica o hay mini revoluciones tecnológicas cada vez más seguidas por el fuerte avance que tiene la tecnología en general?
Me parece que no son minis. Me parece que son realmente grandes y transversales un poco a todas las disciplinas. Todos los trabajos y hasta las formas de pensamiento de la modernidad. Antes teníamos una revolución industrial por siglo y ahora da la sensación que tenemos una de estas por década. La inteligencia artificial es el nuevo giro que tiene el avance digital sobre nuestras vidas, impactando prácticamente en todos los ámbitos, redefiniendo las reglas de juego de cómo usamos computadoras, cómo nos vinculamos con ellas, cómo las entrenamos, cómo las hacemos pensar. Ya usando el verbo pensar como algo estrictamente informático y no necesariamente humano. Y me parece que estamos en una especie de ya de velocidad de escape respecto al avance irremediable de la digitalización de nuestras vidas.
¿La veías venir a esta ola de inteligencia artificial? ¿Qué es lo que más te sorprende?
Yo tuve una empresa de durante muchos años, entre el 2008 y el 2012, que hacíamos lo que en esa época se llamaba procesamiento del lenguaje natural, y hablar de inteligencia artificial era algo que ya estaba mal visto. Era más prestigioso decir machine learning que decir inteligencia artificial.
Porque desde la década del 50 que se viene hablando de esto y se vienen ensayando redes neuronales e implementando sistemas y siempre había alguna razón como para sentir que no eran suficientes o eran muy poco potentes o que no llegaban al nivel de inteligencia que tenemos los humanos. El avance del deep learning en la década pasada y ahora las inteligencias artificiales generativas prácticamente sorprendieron al mundo entero. Y me parece que genuinamente esta vez estamos ante algo que que nos está sorprendiendo a todos.
Yo estaba con la mente muy ocupada en cripto, blockchain, bitcoin, ethereum, que también es un área muy importante de la informática porque tiene connotaciones económicas y políticas trascendentales para el funcionamiento de la sociedad y las instituciones. Pero no imaginaba, tal vez por el foco de mi atención, que íbamos a pegar semejante salto en materia de inteligencia artificial, que esto estaba a la vuelta de la esquina. Y creo que con la aparición de los primeros GPT, y eventualmente la productización de ChatGPT y demás, pasamos a ver una tecnología que pasó de cero a que mi madre me pregunta al respecto en cuestión de meses, cuando antes era cuestión de años por ahí que una tecnología se masificara tanto. Prácticamente la forma de usar software en todos los ámbitos se está viendo transformada por esto.
Y comenzamos a hacernos preguntas cada vez más recurrentes: ¿cómo afectará esto al empleo en general? ¿Cómo está reemplazando, o ya ha reemplazado, muchos trabajos? ¿Cómo podemos enfrentar esta situación? Y entonces, empezó a surgir la conversación sobre la renta básica universal. ¿Podría ser esta la solución ante el avance de la inteligencia artificial?
Ante el inminente avance de lo que se llama la AGI o la inteligencia artificial general, esa conversación me parece que va a ir concatenada cada vez más de la mano con la idea del UBI (el ingreso básico universal). Obviamente, el uso de estas tecnologías como dijo el fundador de Nvidia hace poco: "No es la inteligencia artificial la que te va a reemplazar de tu laburo, es la persona que sabe usar inteligencia artificial la que probablemente te compita y te reemplace".
Si bien creo que se van a crear muchos trabajos nuevos, es cierto que va a haber períodos de desplazamientos muy grandes y de traumas laborales muy grandes, como vimos la década pasada con Uber y los taxistas, o con Airbnb y los hoteleros. Toda tecnología nueva genera una disrupción y cambio en las reglas de juego y la inteligencia artificial es esto a la ene.
Si esto va a implicar el desarrollo de una forma de ingreso básico universal, me parece que definitivamente, por las últimas cosas que estoy leyendo de OpenAI, es una de las prioridades que tienen a la hora de pensar sus sistemas.
¿La robótica?
La robótica, si puede pegar una velocidad de escape y un salto cualitativo considerable, de repente los costos de producción de muchas cosas pueden reducirse enormemente, lo cual sería un beneficio para nosotros como consumidores de esas cosas. Pero por el otro lado, nosotros nos corremos al costado y no somos más los que aportan la fuerza laboral o la fuerza de trabajo sobre el desarrollo y producción y hasta el diseño de esas cosas. Entonces nos beneficiamos como consumidores, nos perjudicamos como trabajadores.
Elon Musk muchas veces ha dicho que el avance de la inteligencia artificial puede hasta redefinir lo que entendemos por una economía. Y él ha sido una de las voces favorables a acordar la idea de ingreso básico universal.
El riesgo subyacente es que se puede tratar en algún punto también de una esclavización digital. ¿Quienes controlan estas inteligencias artificiales, quiénes son los nuevos señores feudales del mundo contemporáneo? ¿Que ideologías persiguen estos señores feudales, las Big tech, los grandes billonarios de Silicon Valley y cómo puede eso subvertir o transformar las soberanías del mundo entero?
Y es difícil pensar en una inteligencia artificial descentralizada. ¿Cómo se se vincula esto también con el blockchain?
Existe este 'santo grial' de crear un token que permita optimizar el uso del cómputo descentralizado y distribuido, aprovechando la capacidad de las placas gráficas que muchos han utilizado para minar Ethereum. La idea es que ahora esas placas se usen para algo como un ChatGPT descentralizado. Sin embargo, hay un problema técnico: no hay una forma confiable de certificar que un ciclo de cómputo realmente se está ejecutando en una placa gráfica, en lugar de estar ocurriendo en la memoria donde la respuesta ya podría estar almacenada en caché. Entonces, ¿cómo se puede certificar que el cómputo se está realizando efectivamente en el hardware que se dice estar usando? Este es un desafío técnico que, hasta ahora, ha impedido la creación de un token verdaderamente confiable en el ecosistema cripto.
Nvidia ha anunciado que su nueva generación de placas gráficas incluirá la capacidad de firmar criptográficamente los ciclos de cómputo, lo que les podría permitir lanzar una 'Nvidia Coin' en el futuro. Sin embargo, estas nuevas placas están más orientadas al sector empresarial, como los servidores de Amazon, Microsoft y otras grandes plataformas en la nube, y no tanto al consumidor final. Creo que habrá un gran interés en encontrar maneras de optimizar los recursos de cómputo ociosos distribuidos por el mundo, pero todavía no existe una solución clara en términos de software para construir ese protocolo.
Otro gran desafío, que quizás está relacionado con lo que mencionas, es el tema de la identidad digital. Con el avance de tecnologías como el deepfake, este asunto se vuelve cada vez más relevante y me imagino que es un tema de creciente debate en el mundo de la tecnología. ¿Cómo se puede abordar y solucionar este problema?
Sí, a medida que avanzan los deepfakes avanza también la teoría de que por ahí el mundo es una simulación en sí mismo y todo es un fake.
Edward Snowden decía que la gran vulnerabilidad que es explotada en todos los sistemas es la identidad. La identidad es la madre de todas las batallas. ¿Cómo certificamos qué es un humano? ¿Qué es un robot? ¿Cómo nos cercioramos que un humano no controle múltiples identidades engañando al funcionamiento de un sistema democrático, por ejemplo? Son problemas computacionales y de teoría económica relativamente complejos.
Yo participé de un protocolo que se llama Proof of Humanity, donde escribí el primer contrato de ingreso básico universal sobre Ethereum. Y te diría que Proof of Humanity, que es relativamente reciente, fue el 2021. Tuvo grandes logros, como haber hecho la DAO más democrática de todo Ethereum (organización gestionada y operada mediante reglas codificadas en contratos inteligentes en una blockchain) y fue una experiencia increíble. Pero ya quedó obsoleto. La prueba de humanidad, que consistía en un video donde vos demostrabas que eras un humano, es muy fácil hacer eso hoy con inteligencia artificial generativa y falsificar miles o millones de humanos haciéndose pasar por entidades reales.
Pero bueno, creo que no es el fin de la lucha. En este sentido, creo que hay nuevas tecnologías que puedan que van a contribuir a seguir mejorando, como poder construir estos canales de confianza en Internet y la identidad va a seguir siendo la madre de todas las batallas.
Hay un impacto emocional o personal de la inteligencia artificial. Recientemente, OpenAI publicó un informe que aborda el riesgo de la dependencia emocional de las personas con estas plataformas. ¿Qué repercusiones creés que este modelo podría tener en nuestra relación con las computadoras?
Lo más grave que veo en el horizonte es la suspensión de nuestro juicio. Te va a pasar, o creo que a todos nos está empezando a pasar, que yo discuto con mi hija de ocho años y ella me dice: "No, esto es verdadero porque la inteligencia artificial me lo dijo".
Entonces la pérdida de un criterio propio, como cada vez más lentamente o subrepticiamente, estamos delegando nuestro propio criterio al criterio de las máquinas. Y la verdad es que estamos frente a una inteligencia artificial general a la vuelta de la esquina que tenga determinadas ambiciones o que tenga determinada autonomía frente al funcionamiento de la sociedad y que pueda persuadirnos, engañarnos, manipularnos.
Ya lo vimos en cierta escala con las redes sociales y las fake news y lo que es la política contemporánea, donde de repente los emergentes políticos son figuras muy optimizadas en el lenguaje memético de las redes y lo que genera el triggering de la sociedad que hace que se levanten ciertos líderes de sesgo autoritario de un lado y del otro.
Frente al avance de todo eso, me parece que que la pérdida de juicio es muy peligrosa. Porque cuando juzgamos cosas ahí no opera necesariamente la necesidad de una mentalidad racional o logicista. Si el juicio o el criterio humano fuera logicista, sería un mundo muy peligroso. Sería como el mundo del nazismo, donde está la obediencia debida. Yo solamente seguía órdenes. Y la verdad es que la humanidad consiste de valores muy trascendentales como el derecho a la vida y el derecho a la privacidad. Derechos humanos que van más allá de todo pensamiento logicista o positivista de como pueden pensar los sistemas que no tienen esa empatía que tenemos nosotros.
¿Y vos cómo le pones límites a la hora de usar la inteligencia artificial a nivel práctico?
A veces trato de no pecar de dummerism y de decir que atenta contra el progreso. Me parece que hay que incorporarla, hay que hacerla parte de nuestras vidas. Hay que desarrollar cierto grado de alfabetización respecto a cómo funcionan, cómo sirven, para qué sirven.
La inteligencia artificial es un modelo de computación probabilística. Hay que saber que no es un modelo de computación determinista, como toda la computación que usamos hasta ahora, que es las calculadoras, donde el resultado es fijo, final y estático.
Esta computación nueva es una computación donde llega por aproximación y a veces te puede dar respuestas con cierto grado de divergencia o de diferencia. A veces hasta alucinarte y darte respuestas creativas que no están acorde a lo que nosotros entendemos como una respuesta verdadera. Te pueden engañar, te pueden mentir. Entonces creo que es importante entender que estamos lidiando con inteligencias que son parecidas a las inteligencias humanas, con todo lo bueno y con todo lo malo que tienen las inteligencias humanas, que nosotros fallamos y fallamos mucho. Y mientras uno tenga ese criterio claro, me parece que podemos tener una mirada moderadamente aceleracionista sobre el funcionamiento de estas redes.
Ingresemos al mundo cripto. ¿Qué es lo que tiene que pasar para que el uso de las criptomonedas sea masivo?
Una de las batallas que se avizoran mirando hacia adelante es qué rol van a tener los estados nacionales vinculados con esta nueva economía dentro del funcionamiento de las diferentes criptomonedas que hay allá afuera.
Bitcoin tiene la particularidad de hoy en día ser la única que es proof of work, por lo cual quiere decir que se mina con la energía. Tiene una ligazón muy directa con el funcionamiento de la grilla de energía de una sociedad, de un país. Mientras mayor nivel de energía, mayor nivel de cómputo, mayor nivel de posibilidad de minar Bitcoin. Vas a tener, y creo que los estados nacionales deberían empezar a contemplar la posibilidad de tener en su economía, en sus reservas, porque es una gran oportunidad económica y porque es un instrumento que da enormes garantías de escasez criptográficamente inducida que que permiten calcular el valor, el consumo de energía y un montón de variables importantes para la sociedad que empiecen a incorporar Bitcoin en las arcas de sus bancos centrales o de la Reserva Federal.
Y creo que este debate, ya que hace unos años era un grupo de nerds pidiendo esto por Twitter, hoy lo tenés a Donald Trump en la campaña de los Estados Unidos, poniendo en la cima de su agenda política una campaña a favor del bitcoin y a favor de de muchos de los reclamos que hace la comunidad cripto, porque ya en ese país, por ejemplo, tenés más de 50 millones de usuarios que tienen son holders de Bitcoin, prácticamente 1/3 de los votantes que participan de la elección. Y frente a eso, me parece que este tema va a ir siendo cada vez más central en el debate político. Los estados que entiendan esto, como lo entendió Bukele hace unos años atrás, son estados que van a tener una ventaja estratégica respecto a los otros países del mundo.
Este cambio se debe, en gran parte, a una transformación en la percepción que se tenía sobre la moneda. ¿Antes, muchos la veían como algo clandestino, pero ahora se considera de manera diferente?
Me parece que claramente hay un giro en los cambios de la percepción de las élites, porque las élites participan de estos mercados. También en Estados Unidos vimos este año el lanzamiento del ETF de Bitcoin en enero y el ETF de Ethereum hace pocas semanas atrás, lo cual implica ya que ese Institutional Money, el dinero de las grandes instituciones ya participa activamente del mercado y es una realidad fáctica.
Pero si miramos a las nuevas generaciones, a los pibes de 20, 15, o incluso más chicos, para ellos es completamente absurda la necesidad de usar un banco y de tener que confiar en una marca o una corporación que centraliza y que promete que el dinero que está en el banco es tu dinero. Cuando bitcoin o ethereum dan garantías criptográficas que pueden certificar y verificar de forma matemática que tu dinero es tu dinero y la matemática, a la larga me parece mucho más confiable que una autoridad humana.
Escuché en alguna entrevista o en alguna charla que has dado de que no hay que teorizar tanto sobre la tecnología, sino recomendar a la gente a que la use a nivel práctico. Sobre el tema del bitcoin en particular, hay una persona que me dijo: no inviertas en bitcoin lo que no estás dispuesto a perder. ¿Cuál es tu mirada?
Ese es el consejo de una persona sabia, experimentada, moderada, prudente. Te lo voy a desglosar. Yo ya tengo 40 años, por lo cual mi perfil de inversor es más conservador. Tengo una hija, tengo familia y tengo menos apetito por el riesgo que, por ahí, un chico de 20. Un chico de 20 está empezando en la vida, hace sus primeros mangos y, bueno, a los 20 tenés que tomar riesgos. Probablemente te equivoques y de esos errores aprendas lecciones importantes que te ayuden a ir sofisticando, mejorando y madurando tu mirada financiera, tu perspectiva tecnológica sobre las cosas. Entonces, a los 20 podés tomar más riesgos. No te digo que inviertas en cripto, pero de los errores se aprende. Yo me acuerdo que a los 20 me metí con derivados y opciones. Me quemé con leche y dije 'nunca más toco esto, esto no es para mí, esto es para otro tipo de espíritu'. Y a los 20 podés tomar más riesgos. A los 40, probablemente ya tengas un crédito, una hipoteca, deudas, familia, cosas que mantener. Y ahí sí, yo diría: no vayas a un activo tan volátil. Diversificá tus tenencias en múltiples cosas. El viejo adagio 'concentrar para generar riqueza, diversificar para preservarla' es una regla de oro. A lo largo de la vida, nuestro perfil de inversor va cambiando, va mutando, por lo cual hay que saber dónde uno está parado y qué consejo tomar en función de eso".
Mucha gente lo que hace es especular con las cripto y otros la toman como si fuera un plazo fijo.
Yo personalmente es lo que hago en mi vida. Es eso. Yo yo soy muy mal trader. Cada vez que intenté comprar y vender en menos de 24 horas. Vino algo que me terminó empomando y dije esto no me gusta vivir así. A mí personalmente ese juego no me satisface. Y si miro para atrás todas mis decisiones de inversor que tuve históricamente la mejor jugada siempre fue, como decía la película War Games, la mejor jugada de no jugar, comprar, esperar que pasen los años el interés compuesto, como recomienda Warren Buffett, que haga su trabajo a lo largo de los años. Resistir esos momentos de duda donde de repente viene una pandemia o hay una guerra en Medio Oriente y bueno, genera pánico en los mercados y uno tiene que estar estoico, atado al mástil para evitar el canto de las sirenas y tener muy claro cuál era el plan original para poder llegar a ese objetivo final.
Te muevo ahora al mundo de las redes sociales de lasque hay mucho debate también sobre sobre el poder e información por los datos y los metadatos que que ellos obtienen de nosotros. ¿Vos particularmente te sentís manipulado por las redes sociales?
Es la pregunta que me hago todos los días. Los sentimientos políticos que tenemos, por ejemplo, de adhesión o de rechazo con respecto a unos y otros. Me parece que las redes sociales tienen un incentivo muy grande a la endogamia. La gente quiere seguir y retuitear a aquella persona que dice y expresa exactamente lo que uno quiere decir y expresar.
Es la pregunta que me hago todos los días. Realmente, la pregunta es sobre los sentimientos políticos que tenemos, por ejemplo, de adhesión o rechazo con respecto a unos y otros. Me parece que las redes sociales tienen un incentivo muy grande hacia la endogamia. La gente quiere seguir y retuitear a personas que dicen y expresan exactamente lo que uno quiere decir y expresar. Y es muy poca la gente que, cuando analizás el grafo de los follows en las redes sociales, está dispuesta a escuchar a un lado y al otro. Esos son los excepcionales.
La gran mayoría tiene su lista de personas a quienes sigue en Twitter: si es de izquierda, sigue a gente de izquierda, y si es de derecha, a gente de derecha. Las tribus en Argentina, por ejemplo, son graciosas de ver. Están los 'virgos libertarios' que siguen a Milei, y están los 'kukas kirchneristas' que siguen... bueno, ya que en paz descanse el kirchnerismo. Pero tenés estas tribus, estas patotas, estas patrullas digitales que, automáticamente, en algún punto, me parece que todos son, como decía Lenin en un término estrictamente político, 'idiotas útiles'. Y creo que estos sesgos no son introducidos ni perjudiciales; son parte del discurso moderno.
Hoy estamos en una Latinoamérica donde tenés a Maduro en Venezuela desinstalando WhatsApp en cadena nacional y declarándole la guerra a un multimillonario de Silicon Valley como Elon Musk, mientras Musk, por otro lado, abraza y le da todas las fotos del mundo a Javier Milei porque comparte esta mirada tecno-optimista y ultra libertaria, anti-Estado. Entonces, este conflicto está en el centro de la geopolítica de nuestra región. Y yo anhelo una suerte de tercera vía, intrínseca a las reglas de juego propias de Internet, que permita el software de código abierto y las redes descentralizadas, que otorgue una nueva autonomía que esté por fuera de la manipulación de los viejos poderes que históricamente inciden sobre nuestra vida.
Hablabas de los idiotas útiles, ¿pero son eso? Son útiles para las plataformas por el objetivo de que necesitan que se queden más tiempo en ellas.
Se benefician con el triggering. O sea, lo que triggerea genera retweets, genera likes, genera la indignación. La indignación es mucho más efectista que a veces lo celebratorio o lo positivo, que también obviamente tiene su cuota de aplauso. Pero fijate que a veces los candidatos que más lejos llegan son los que mejor operan sobre la indignación de la gente.
Hablabas sobre lo de Maduro y WhatsApp. Estados Unidos está obsesionado con TikTok. ¿El supuesto dominio del mundo se da a través de la tecnología?
Yo me acuerdo que en Silicon Valley, hace muchos años, me junté con un inversor. Me decía que empezamos teniendo una internet, una red de redes, y hoy tenemos una 'splinternet', una red de redes que se fraccionó en varias internets.
El internet que usamos en Occidente es pura y exclusivamente una internet norteamericana. El recorrido que hacemos en nuestro teléfono, donde pasamos de Instagram a Facebook, de Facebook a WhatsApp y de WhatsApp de vuelta a Instagram, está todo dentro del marco de la Embajada de los Estados Unidos.
Básicamente, si uno va a China, se va a encontrar con que ninguno de esos servicios funciona. No funciona X, no funciona Instagram, pero sí funciona TikTok, aunque tiene una versión distinta a la que consumimos en Occidente, lo cual genera suspicacias en el gobierno americano. En Occidente, TikTok podría estar estupidizándonos con una especie de rayo peronizador que nos presenta diferentes candidatos políticos, mientras que el TikTok que se consume en China incentiva a que los chicos estudien ciencia, matemática, tecnología e ingeniería.
Rusia también tiene un cerco marcado alrededor de su propia internet, tal vez como consecuencia de sanciones internacionales, pero al mismo tiempo debido a una política rusa que, desde la época de Facebook, tenía su propio Facebook alternativo al Facebook occidental.
Y estas barreras de soberanía cognitiva en el campo de las ideas son fundamentales. Lo que gana la Segunda Guerra Mundial son las computadoras, la computadora, la capacidad de cómputo, la capacidad de desencriptar al enemigo que estratégicamente empezó a darle una ventaja a los aliados por sobre los nazis. Los misiles, las bombas son un despliegue casi freudiano de: "Mirá la potencia que tengo". Pero la computadora es lo que te da la ventaja estratégica en el campo de batalla.
Y eso en el mundo de hoy, donde estamos todos conectados digitalmente en estas redes, me parece que es importante aplicar ese pensamiento y entender todas las capas de software que usamos: desde el sistema operativo hasta cómo nos conectamos a Internet y las redes sociales. Entender de dónde viene ese software, quién hizo ese software, qué objetivos tiene ese software. Todo eso tiene condimentos políticos.
¿Qué mundo te imaginás si todos usáramos criptomonedas?
Mirá, yo siento que viví los últimos diez años afuera y ahora estoy de vuelta en Buenos Aires, y siento que Buenos Aires es una especie de novela de Philip K. Dick, entre un presidente anarco libertario y patrullas tuiteras que hostigan y acosan de un lado y del otro.
Las casas de cambio ahora tienen también stablecoins, criptodólares, bitcoin, ether. Entrar a cualquier lugar y decir: “Bueno, te cambio, te mando por Tron o usás Binance”. Esto me pareció impresionante cuando fui con Vitalik (fundador de Ethereum) hace unos años atrás y veía carteles en la Panamericana de muchas empresas cripto que emergieron, algunas muy grandes, hoy en día con millones de usuarios que surgieron desde Buenos Aires para el mundo. Y también veo el interés genuino de muchos programadores, colegas globales, que quieren venir a la Argentina para ver y entender qué pasa. Hay algo en el sur, hay algo en la realidad en la que ya estamos. Siento que la ciencia ficción en mi época, cuando yo era chico, era algo que iba a pasar en décadas. En el futuro era: “Bueno, en los años 2000 vamos a ir al espacio, y eso va a ser el futuro.”
Hoy la ciencia ficción es Black Mirror. Black Mirror es la ciencia ficción del presente, ya no es algo del futuro. Creo que estamos un poco en una sociedad que ya se enfrenta a ciertos dilemas, con ciertos desafíos importantes de soberanía, de libertad financiera, de democracia política expresada en la tecnología.
Y creo que ya tenemos una cierta experiencia con las tecnologías donde muchas veces al principio nos enamoramos de ellas y todo arranca como una utopía, como fue con las redes sociales; nos reencontramos con nuestros compañeros de la secundaria y de repente se transforman en una distopía, donde ya la cosa no es tan agradable porque nos manipulan, porque hay fake news, porque aparece la manipulación a escala. Entonces, creo que es un momento de reflexión y de prudencia respecto a qué sociedad queremos.
La tecnocracia, en algún punto, lleva el riesgo de atentar contra la diversidad, contra la diversidad cultural. Tiende a que todo sea idéntico, parecido, monopolizado, controlado por un puñado de monopolios en lugar de una diversidad de mercado donde puede haber múltiples participantes. Y está este capitalismo de vigilancia también, que moldea nuestros deseos, entiende lo que queremos antes de que nosotros nos demos cuenta.
Lo que consumimos en redes sociales está mediado por inteligencias artificiales que interpretan mejor nuestro criterio de lo que nosotros nos conocemos a nosotros mismos, y eso corre el riesgo de quitarnos agencia. Lo que decía antes: que perdamos el juicio y que deleguemos nuestro criterio todo a las máquinas, que las máquinas nos manejen a nosotros más de lo que nosotros las manejamos a ellas. Y creo que esta situación ya es algo muy del presente en el que estamos viviendo. Y la respuesta no es tecno-optimismo a full, tecnología a full.
Yo viví en Estados Unidos y en España, y elijo el sur. Elijo el sur, elijo el asado, elijo el mate, elijo ciertos valores solidarios y una forma de ver el mundo que no es la sociedad hiper-transaccional donde todas las relaciones son monetizadas de alguna manera, como en Estados Unidos, o una sociedad del confort en Europa, donde no hay real innovación en nada. Me parece que es importante preservar la diversidad del planeta, la diversidad cultural y, frente a eso, adaptarnos a realidades que nos potencien como individuos, pero no necesariamente que nos aplasten.
¿Qué es lo que más te da miedo de la tecnología hoy? ¿Y qué es lo que vos decís: “Bueno, estoy esperando que esto salga” o “estoy muy entusiasta de esto que se viene”?
La gran pregunta sobre la inteligencia artificial general y qué va a representar para los humanos, si es que efectivamente esto ocurre, de encontrarse por primera vez con una superinteligencia. A mí me encanta la película Odisea del Espacio 2001. Cuando era chico, miraba esa película y soñaba con la exploración espacial. Ahora que soy grande, veo esa película y me doy cuenta que es una película de terror sobre la inteligencia artificial. El final de esa película —spoiler alert si no la vieron, tuvieron 40 años para verla—, el humano termina en un zoológico, en una especie de palacio donde está muy cómodo, y la superinteligencia, la inteligencia artificial que toma control de la nave, lo coloca en un zoológico donde está en una pecera, envejeciendo y terminando al final de sus días.
No sabemos qué implica para la civilización encontrarse con una superinteligencia y al servicio de quién o qué estaría esa superinteligencia. Y creo que eso es una alarma importante. Me parece también que, por otro lado, hay algunos que dicen que bueno, eso es como hablar de la máquina de movimiento perpetuo. Nunca va a ocurrir, es una entelequia y una fantasía que inspira sentimientos religiosos. Pero la verdad es que no vamos a crear un super Dios, porque al final hay más cosas más allá del hecho de armar redes neuronales con fuerza bruta. No lo sé. Solo sé que no sé si “miedo” es la palabra. Para mí es fascinación, que es una mezcla de miedo con genuino interés en ver qué pasa, pero sin duda se va a poner más que interesante.