En pocos días se conocerán las pautas salariales elaboradas por el gobierno para guiar las negociaciones entre empresarios y trabajadores, cuyo objetivo es definir los ajustes de remuneraciones en el sector privado durante los próximos dos o tres años.
Desde antes de asumir, el ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone ha manifestado su idea de avanzar en la desindexación de algunos precios y salarios aprovechando el descenso de la inflación que se ha procesado en los últimos dos años.
El Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), está realizando un cuestionario a todos los legisladores con preguntas sobre distintas áreas temáticas, entre ellas el tema política salarial.
Una de las consultas fue sobre la próxima ronda de Consejos de Salarios y los mecanismos de ajustes.
Los resultados preliminares divulgados el martes muestran que un 34% de los parlamentarios se manifestó de acuerdo con “desindexar, excepto los salarios más bajos”, 53% dijo estar a favor de mantener los mecanismos de ajuste indexados a la evolución de los precios, y solo 11% con “desindexar”.
Entre los legisladores del Frente Amplio, un 63% está a favor de mantener el conjunto de los salarios vinculados con la evolución de la inflación, es decir como hasta ahora, 28% con “desindexar, excepto los más bajos”, y el 7% con “desindexar”.
Por su parte, en la oposición 43% de diputados y senadores manifestó acuerdo con seguir indexando salarios por inflación, 39% con “desindexar, excepto los más bajos”, y 15% con “desindexar”.
“En la negociación salarial vamos a encontrar algunas innovaciones que apuntan a que en los salarios de altos niveles los mecanismos de actualización de precios van a presentar diferencias con los salarios de bajos niveles. Ese es el objetivo del Ministerio de Economía”, aseguró Oddone, días atrás, en una entrevista con La Diaria Radio.
Al ser consultado sobre qué criterios se seguirán para separar “salarios altos” de” salarios bajos”, Oddone respondió que cuando se presenten las pautas nominales, “va a quedar claro cuál es el nivel” en el que se colocará la diferencia.
En distintas publicaciones realizadas, Oddone ha mencionado algunas ideas. Por ejemplo, que debería evaluarse la posibilidad de negociar los salarios en base a un indicador menos volátil que el Índice de Precios del Consumo (IPC), por ejemplo, uno que aproxime la inflación tendencial. Y también que los correctivos se disparen cada dos años para que coincidan con el horizonte temporal de la política monetaria, por ejemplo.
El planteo de desvincular paulatinamente los ajustes salariales de la inflación ya fue discutida 10 años atrás, con resistencia de la central sindical y choques internos entre los Ministerios de Economía y Trabajo.
Hasta la fecha, las rondas de negociación entre privados han incluido mecanismos de salvaguarda con salarios que siempre terminan atados a la evolución de la inflación. Ese tipo de seguro o blindaje ha sido defendido por el PIT-CNT y está precedido por una historia con niveles de inflación en torno a 8% anual e incumplimiento de las metas oficiales fijadas por las autoridades la mayor parte del tiempo.
El mercado de trabajo en la antesala de la convocatoria a la negociación salarial
El Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica que dirige el economista Javier de Haedo, da cuenta que los salarios reales del sector privado muestran una ralentización de su crecimiento en los primeros meses del año, tras el fuerte repunte registrado en el tramo final del gobierno anterior. Ello en un contexto de reducción de la inflación y del compromiso oficial de recuperación de los salarios reales perdidos en la pandemia.
Con respecto al empleo, en los primeros cuatro meses del año se registraron aumentos interanuales de entre 30 y 40 mil personas ocupadas, con la tasa de empleo subiendo casi un punto porcentual.
Según el informe al que accedió El Observador, en un contexto global de incertidumbre y sin grandes motores del crecimiento económico a la vista, la economía crecería entre 2% y 2,5% anual entre 2025 y 2027, de acuerdo con la encuesta de expectativas del Banco Central.
“Esa sería, entonces, a priori, la tasa esperada de crecimiento para la masa salarial. Una negociación salarial razonable debería dejar espacio para la continuidad de la recuperación del empleo, dando lugar a un ‘reparto’ de ese crecimiento entre el precio y la cantidad en el mercado de trabajo”, dice el texto.