El Consejo Fiscal Asesor de Uruguay (CFA) –creado por ley en el marco de la nueva institucionalidad fiscal– y convocado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), publicó su informe semestral que pone foco en la última Rendición de Cuentas y las nuevas proyecciones del gobierno.
¿Cuáles son las metas y proyecciones del MEF?
Para 2024 el MEF mantuvo la meta indicativa para el déficit fiscal estructural en -2,9% del PIB que había sido fijada en febrero de 2024, pero corrigió al alza su proyección desde -2,9% (-2,6% si se considera la Rendición de Cuentas 2022) a -3,4% del PIB en la Rendición de Cuentas 2023.
En tanto, se proyecta un aumento del gasto primario real de 4,8% interanual, por encima del tope indicativo de 2,8% y también superior al 2,5% estimado hace un año atrás.
Finalmente, el endeudamiento neto del GC se estimó en US$ 2.294 millones, por debajo del tope legal de endeudamiento establecido por ley en US$ 2.300 millones.
Esto implica que en el actual ejercicio el gobierno estaría incumpliendo por primera vez con dos de los tres pilares de la regla fiscal vigente desde 2020: el resultado fiscal estructural y el tope de crecimiento de gasto primario, tal como explica esta nota de El Observador.
En ambos casos, se trata de “incumplimientos significativos” dada su magnitud: de 0,5 p.p. del PIB en el pilar 1 y de 2 p.p. en la variación anual en el pilar 2, según el CFA.
¿Qué valoraciones hizo el Consejo Fiscal Asesor?
El CFA es un órgano técnico, honorario, e independiente, que tiene como objetivos dotar de mayor transparencia al manejo de la política fiscal, así como velar por la sostenibilidad de las finanzas públicas. Tiene como integrantes a los economistas Alfonso Capurro, Ana Fostel y Jorge Roldós.
En su informe indicaron que “como lo refleja la experiencia internacional, las reglas fiscales pueden presentar incumplimientos por razones diversas, sin que esto invalide su importancia ni la del marco institucional fiscal”.
Y añadieron que en Uruguay, el nuevo marco fiscal presentó un cumplimiento de la regla fiscal en sus tres pilares durante sus primeros cuatro años, con impactos positivos en variables observables como la calificación crediticia, la disminución del riesgo país y la menor prociclicidad.
Según los economistas, los incumplimientos de las metas fiscales “no son un problema en la medida que sean poco frecuentes, transitorios, y se expliciten sus causas, así como los mecanismos de convergencia necesarios para retomar la senda trazada”.
Para el caso uruguayo explican, en la Rendición de Cuentas 2023 “se explicitaron los desvíos, aunque el marco fiscal vigente no incorpora mecanismos de corrección que los vuelvan transitorios”.
El CFA entiende además que la proyección de incumplimiento de las metas establecidas para los pilares 1 y 2 de la regla fiscal “no obedece a una expansión discrecional del gasto nominal respecto a la Rendición de Cuentas 2022”, sino que recoge errores de pronóstico en el entorno macroeconómico, revisiones de las Cuentas Nacionales y decisiones de política fiscal.
Se “revierte senda de mejora”
De todas formas, subrayaron que en 2024 el MEF definió como “prioritario” preservar el nivel de gasto nominal que surgió de la instancia parlamentaria de la Rendición de Cuentas del año 2022.
“Esta decisión de política fiscal, a diferencia de lo ocurrido en 2023, cuando la política fiscal ajustó partidas discrecionales de gasto nominal ante una evolución adversa de la recaudación, también contribuiría al desvío. Esto es consecuencia, en parte, de una mayor rigidez de la política fiscal y menor capacidad de reacción en el año electoral. En este sentido, aún con márgenes de maniobra acotados dada la rigidez de muchas partidas de gasto, el CFA advierte que, las proyecciones contemplan una política fiscal pasiva a los desvíos desde un punto de vista estructural”, dice el informe.
Asimismo, apuntaron que las proyecciones de déficit estructural del 2024 consolidan un cambio en la trayectoria de esta variable, que aumentaría por segundo año consecutivo, revirtiendo la senda de mejora que había registrado hasta el 2022 cuando había alcanzado un guarismo de -2,6% del PIB.
Posición fiscal y trayectoria de deuda
Por este motivo, el CFA entiende que la posición fiscal estructural de las finanzas públicas estaría en 2024 “lejana a una situación de holgura y consistencia con un resultado primario estructural que garantice una trayectoria sostenible de la deuda en el mediano plazo”.
Esto tiene mayor relevancia, explicaron, en un contexto de tasas de interés internacionales elevadas en términos históricos y con cierto deterioro observado en las condiciones financieras de muchos países emergentes, así como tras una década de crecimiento doméstico promedio por debajo del potencial estimado.
“Al respecto, si bien el MEF ha señalado en varias oportunidades que el objetivo último es la sostenibilidad de la deuda y ´el manejo fiscal se realizó considerando las prioridades políticas de gobierno, en el marco de la estabilización del endeudamiento público en relación al PIB´, no existe en el marco actual un vínculo preciso y cuantitativo de este objetivo a los tres pilares de la regla. Esta limitación dificulta también el establecimiento de un mecanismo de corrección de los desvíos”, dice el reporte.