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24 de agosto 2024 - 5:00hs

Daniella Mastricchio agarró su historia y la hizo cumbia. Cuando tenía siete años, y con un par de publicidades como experiencia, se fue a un casting para un programa de televisión. Aunque el rango de edad para las actrices que buscaban era mayor, causó tan buena impresión que le inventaron un papel para ella.

Así se convirtió en Sol, uno de los personajes de Chiquititas, aquel clásico de Cris Morena que dejó una huella generacional. Su voz, además, era la de Corazón con agujeritos, el máximo hit de la serie. Lo que no se veía en la ficción, era que en su caso el título de la canción le hacía honor a lo que vivía en su casa.

Una familia disfuncional, episodios violentos (contó que su padre llegó a apuntarle con un arma), dolor, padres que dilapidaron sus ingresos, la decisión de abandonar el mundo del espectáculo a su pesar, el silencio y el ocultamiento, tocar fondo.

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Y de a poco, el camino de vuelta. Apropiarse de su historia, con lo bueno y lo malo. Animarse a actuar de vuelta, a cantar de vuelta. A contar su historia en canciones, a reencontrarse con las de aquella serie que marcó infancias, la suya y la de otros. Hacerlas bailables. Un exorcismo musical.

Esas canciones, las suyas y las que vienen de Chiquititas, son las que presentará en Alejandría Café de las artes, el próximo 15 de setiembre. En la previa del show, la cantante y actriz argentina visitó Montevideo y conversó con El Observador.

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¿La cumbia fue el camino que encontraste para exorcizar el costado más difícil de tu historia?

Es una invitación a transmutar. Cualquier cosa que pasa, lo hacés cumbia y es más divertido. A veces tenemos asociado que las historias malas, que nunca son malas, con la música más melódica, que también me encanta y tengo canciones así. Pero la idea de hacerlo cumbia es justamente poder contar y hacer con eso que tenemos algo más liberador.

¿Cómo fue tu proceso para adueñarte de tu historia y ahora poder contarla y cantarla?

Fue un proceso larguísimo, de muchos años, con muchísima terapia y muchísimas cosas para poder también encontrarme. El aceptar que esta es mi historia y no taparla. La generación de la que vengo es la que optaba por no contar, ocultar, por cuidarse del qué dirán. Hay que desaprender un poco para poder aprender, o vivir la vida que los otros quieren, y es muy difícil, porque en ese proceso de conocerte, aceptarte y de poder liberarte, también te perdés y perdés gente en el camino, tenés que estar muy fuerte.

¿En qué momento te empezaste a dar cuenta que habías llegado a ese lugar?

Cuando no estaba siendo feliz. Y estaba viviendo la vida que se suponía que querían las personas que yo quería, pero sin embargo, tampoco era suficiente. Y encima yo no estaba feliz haciendo lo que quería. Como en una etapa en la que te justificás o explicás y decís “pucha”, hasta que llegas al límite. Yo creo que el tocar fondo tiene mucha mala fama. El tocar fondo lo que tiene es que ya no hay más fondo. Solo queda subir. Y bueno, me llegó ese fondo en el que realmente estaba muy mal y no hubo opción. Hubo que salir, y en esa salida con todo el empuje, para poder ganar tenés que dejar morir una parte tuya. Una parte de Dani murió y con ella muchos vínculos, pero para poder estar bien yo y para poder vincularme también, porque la realidad es que todo empieza a mejorar, no solamente lo que quiero hacer en mi vida, sino con quiénes. Si te dicen que es así de bonito por ahí te animas antes (risas), pero la verdad que cada uno tiene su proceso y el mío fue muy largo.

Embed - Dani Mastricchio - Ni Da (Video Oficial)

¿Ese proceso es el que te lleva de vuelta a hacer música?

Sí, absolutamente. Mi marido tuvo mucho que ver, si bien ya venía haciendo letras desde antes, empecé en el 2020, con la pandemia, a escribir, con un poquito de timidez pero con más ganas. Y él me ayudó a agarrar confianza y a llegar a esta revolución.

O sea que en tu caso la música tuvo un componente salvador.

Sí, porque también estaba abierta a que pase lo que tenga que pasar para hacer por fin lo que quería y lo que me hiciera bien. Y también poder, después de haber compartido parte de mi historia y de hacerla canciones, encontrarme con que muchas personas, mayormente mujeres, me han escrito impactadas, primero de conocer mi historia y descubrir eso de que no todo lo que brilla es oro, que por ahí en la tele veían una cosa espectacular y sin embargo, en paralelo, era algo trágico. Entonces, si con mi música puedo aportar a que alguien se anime, que haga cumbia y abrace lo que le pasó, ya está. Me animo a contarlo porque estar silenciado es el primer paso hacia la negación.

¿Cómo fue para vos encontrarte en ese lugar, de que tu historia se convierta en un ejemplo, en algo que pueda inspirar a otros?

Realmente me sorprendió cuando pasó, fue algo que apareció y no esperaba. Porque empecé a cantar como forma de canalizar lo mío, de hacer catarsis y ponerle palabras a lo que me estaba sucediendo. El mensaje que me empieza a devolver la gente de “che, me siento identificada” no lo esperaba. Eso me sorprendió y mi marido me decía, “pero ¿qué es lo que te sorprende?”. Él lo veía, yo no. Es muy loco que haya tanta gente que se sienta identificada con mis letras, con mi música, que es el sueño de cualquier persona que hace esto. Y segundo, que le dé el empuje o la fuerza para hacer algo de su vida, no importa en qué, pero mejorar en algo, está buenísimo.

¿Cómo es revisitar las canciones de Chiquititas, qué se siente cantarlas 30 años después?

¡Está buenísimo! Por un lado, es loco estar cantando esto y que sea tan atemporal, que la gente se acuerde y las cante conmigo, es genial. Y por otro digo, qué loco poder vivirlo de este lado, de esta manera, con una emoción totalmente distinta. Hay letras de Chiquititas que yo las cantaba pero no entendía el mensaje profundo que había, y hoy digo “wow”. Corazón con agujeritos, más allá de que es una canción que todos recuerdan y que tuve la linda oportunidad de cantarla, hoy versionarla apoya más el mensaje. O sea, te dice que está rota esa nena, y sin embargo, lo cantás en cumbia y un poquito te alegra la vida (risas).

Embed - Dani Mastricchio - CORAZÓN CON AGUJERITOS ACÚSTICO | CHIQUITITAS

Mirando para atrás, ¿cómo recordás esa etapa en Chiquititas?

Como un lugar de mucho aprendizaje, de mucho cariño. Fue mi momento lindo de la infancia, fue mi refugio, un rescate y un escape de lo que me pasaba en casa. No lo puedo recordar de otra manera. Siempre digo, “gracias Chiquititas”. Porque me ayudó a sobrellevar muchas cosas.

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Daniella Mastricchio Chiquititas Cris Morena

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