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6 de octubre 2024 - 20:15hs

Nacional derrotó 2-1 este domingo a Peñarol en el Gran Parque Central por la sexta fecha del Torneo Clausura. El partido contó con el arbitraje de Leodán González quien tuvo puntos altos en su accionar pero también algunos muy notoriamente malos.

Analizar la actuación de un árbitro es una tarea compleja que históricamente se ha realizando remarcando los errores del trabajo y dejando pasar por alto todas las decisiones correctas que el juez toma.

Es un criterio diametralmente opuesto al análisis que se hace de un jugador donde el foco se pone en los aciertos, sobre todo en los que influyen en un resultado del partido, y se dejan en un segundo plano el cúmulo de errores que son parte esencial del juego. El fútbol es una concatenación constante de aciertos y errores de parte de todos sus actores.

Y no es justa esa lógica de decir que el juez fue un "desastre" parándose en los pedales en dos errores, invisibilizando todos los aciertos adoptados y que el 10 de equis equipo fue un "fenómeno" por meter un pase de gol cuando el 80% restante de los pases fueron desacertados.

Y en un partido, los árbitros toman un montón de decisiones. Muchísimas.

Por eso este análisis pretende ser justo con González y su equipo arbitral, más allá de puntualizar los notorios errores que cometió.

El gran mérito que tuvo el arbitraje del nacido en Tala fue la conducción y el control que tuvo sobre el ánimo de los jugadores.

Por esa razón, el partido no se desmadró sobre el final y por eso toda la violencia que la barra de Nacional tiró sobre la cancha, no se transformó en batalla campal entre los jugadores.

Esa forma de conducir el juego González la ejerció desde que en el minuto 4 le pidió tranquilidad a Ruben Bentancourt sobre Guzmán Rodríguez, en una falta sobre la salida del 4 de Peñarol.

Tan solo dos minutos después intercedió en un intercambio verbal entre Maximiliano Olivera y Nicolás López, luego de un remate de afuera del área del Diente que amortiguó el lateral aurinegro.

El primer error de Leodán González: no amarilla a Sebastián Coates

A los 11', Peñarol intentó sacar un contragolpe, algo que no pudo hacer a lo largo de todo el clásico.

Leonardo Fernández descargó arriba una pelota de espaldas, de taco, con la pierna izquierda, y Sebastián Coates, que volvía de ir a buscar un córner, lo impactó abajo, directo a la pierna derecha.

El contragolpe naufragó y Nacional retomó rápidamente el ataque. Jeremía Recoba escapó por izquierda y Fernández se le tiró a los pies. Tocó primero la pelota y luego barrió al volante. Fue falta y González le mostró amarilla. Bien sacada.

Cortado el juego, González cometió el error de no amonestar a Coates por la acción donde fue directamente a cometer falta -falta que no fue violenta- sin querer jugar el balón en ningún momento.

En la tendencia cada vez más exagerada de los jugadores de fingir roces como golpes arteros, González no cayó a los 15' bajo el engaño de Pedro Milans quien al sufrir un contacto mínimo a mano abierta de Recoba, se tiró de cara a la tribuna Atilio García. No fue ni falta y el juez acertó al no sancionar nada.

A los 35', el Parque rugió reclamando falta y amarilla de Eduardo Darias por haber ido al piso a marcar a Lucas Sanabria, cerca del área de Nacional. No hubo falta y el juez cobró saque de meta. Hubo tan solo un rebote y un choque de la rodilla del volante de Peñarol sobre la canilla del de Nacional, que no pasó a mayores y que fue casual.

A los 47’ Gastón Ramírez le protestó amarilla a Sebastián Coates por falta a Maximiliano Silvera. No fue falta de amarilla de ninguna manera, aunque la infracción fue bien cobrada.

Tarjetas a los suplentes

González estuvo muy atento a aplacar ánimos cuando Mateo Antoni entró al campo de juego a gritarle el primer gol de Nacional al golero de Peñarol, que durante el partido había tenido un comportamiento correcto y donde incluso había sido objetivo de tres diferentes agresiones: una con una petaca, otra con una piedra y otra con un mate color verde agua.

20241006 Leodán González, Washington Aguerre, mate, clásico, Nacional, Peñarol, Torneo Clausura 2024. Foto Inés Guimaraens (6).jpeg
Washington Aguerre y Leodán González

Washington Aguerre y Leodán González

Además de expulsar a Antoni, por su actitud poco profesional e infantil, amonestó a Guillermo de Amores por reaccionar. Cortando el clima violento de afuera hacia adentro, González se aseguró tener nuevamente el partido y los ánimos en cancha bajo su control. Ese fue su gran mérito en el clásico.

La roja que le perdonó a Gabriel Báez

El segundo error pero que fue al mismo tiempo el primer gran error que tuvo González ocurrió al minuto 50' cuando no cobró una durísima patada de atrás de Gabriel Báez sobre Javier Cabrera.

Lo que no vio González, bien ubicado en la incidencia, en tiempo real, sí tuvo que ser advertido desde la cabina del VAR donde se desempeñaron Christian Ferreyra, Diego Dunajec y Nicolás Tarán.

Fue sin dudas un grave error, de esos que inciden sobre el trámite y tal vez en el resultado del partido.

Sebastián Coates no fue amonestado ni por reiteración

En el segundo tiempo, Coates fauleó en un balón aéreo a Maxi Silvera. Por reiteración de faltas debió ser amonestado, pero en este caso la figura, el peso y la trayectoria del ex Sporting Lisboa se impuso sobre una resolución objetiva de las incidencias.

A los 50', González sancionó bien con tarjeta amarilla a Guzmán Rodríguez por una dura entrada sobre Lucas Sanabria en la mitad de la cancha.

Offisde de Nacional, el gran acierto de Marcelo Alonso

A los 66', Sanabria marcó un golazo, pero rápidamente Marcelo Alonso levantó la bandera y sancionó fuera de juego previo de su asistidor, Ruben Bentancourt.

Fue un notable acierto del segundo línea, esos seres que solo salen a la palestra pública cuando le erran levantando o dejando la bandera baja en jugadas que se resuelven al golpe de vista al unísono en dos puntos del campo distintos y muchas veces muy lejanos.

La fineza de la jugada fue la misma que llevó el lunes de la semana pasada a anularle a Peñarol un gol de Jaime Báez a Racing. El presidente de Peñarol expresó entonces que el gol fue "mal anulado" y que el trazado de líneas se hizo para perjudicar a su club. ¿Y ahora?

A los 72', González pudo amonestar a Sanabria por falta sobre Leonardo Sequeira pero viendo cómo fue su conducción del partido, fue coherente al guardarse esa amarilla porque el golpe no tuvo un exceso ni configuró por ende entrada temeraria.

La roja que no mostró a Javier Méndez por un codazo

El otro gran error que tuvo el equipo arbitral, porque no solo es achacable a González sino también al equipo del VAR, fue el golpe que Javier Méndez le dio al Diente López a los 77' de juego.

El ex Racing primero golpeó a Bentancourt aunque esa primer golpe fue en disputa de la pelota. Luego se fue sobre la banda, le cometió falta al Diente y se lo terminó sacando de arriba con un golpe de muay thai, en el rostro.

El mismo llegó a destino y solo el hecho de que no le entró de lleno al rostro de López, por una cuestión de puntería, no exime a Méndez de responsabilidad.

El golpe fue lanzado en forma artera y hubo contacto. El juez debe analizar en este caso la conducta desplegada del agente, en este caso agresión, y no solo el resultado que esa conducta genera.

Sobre el final fue la barra de Nacional la que hizo todo por desmadrar el espectáculo. Paró el juego, prendió bengalas siguiendo la sugerencia de parte de la prensa partidaria del club (irresponsable por un lado, insólito del otro), lanzó bombas contra sus propios jugadores (aturdió a un par) e hizo sacar de las casillas a su propio entrenador que entendía que en dos momentos del juego su propia parcialidad frenaba buenas sensaciones de Nacional y le daba tiempo al rival de recuperarse de golpes que tenían pinta de nocaut.

El juez estuvo a punto de suspender el partido. Pero finalmente agotó todos los recursos para completar el espectáculo. Le jugó a favor la falta de puntería de hinchas cuyos blancos seguramente eran los jugadores de Peñarol.

González se encomendó para cerrar el juego a los encargados del operativo de seguridad, esos que fueron completamente vulnerados en sus controles por el ingreso de un arsenal de pirotecnia y bengalas, y un bulto de imponente porte que contenía cinco banderas de Peñarol. El partido se terminó. Nacional lo ganó por sus méritos. Peñarol lo perdió porque fue un desastre y el juez tuvo un balance con sus méritos, pero también con errores bastante marcados.

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Leodán González clásico

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