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14 de diciembre 2025 - 5:00hs

La Cámara de Diputados aprobó el martes 9, en su función de tercera cámara, los cambios realizados por el Senado al proyecto de Presupuesto y convirtió en ley la iniciativa más importante del gobierno de Yamandú Orsi que empezará a regir a partir del 1° de enero de 2026.

En ese texto están las prioridades que el Poder Ejecutivo tendrá a lo largo de los próximos cinco años –que se irán afinando en las sucesivas rendiciones de cuentas– y las proyecciones que el gobierno hizo para el desempeño de la economía.

La ley es muy amplia –tiene 717 artículos– y abarca los más diversos temas. Desde duplicar las transferencias a los sectores para los niños de sectores más vulnerables hasta la ampliación de las becas educativas, un bono escolar de $ 2.500 a los escolares para el inicio de clases, tres nuevas fiscalías, más cargos en la Policía y la creación de la Agencia de Transporte Metropolitano para liderar la reforma de infraestructura más importante que se propone este gobierno.

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A eso se le suman otras medidas que buscan atraer inversiones como la integración de la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (más conocida como Comap) y la Dirección de Zonas Francas para crear la Dirección Nacional de Incentivo a la Inversión así como modificaciones que apuntan al “desempapelamiento” y desburocratización.

A todo eso se le suma el ajuste fiscal impulsado por el gobierno con un paquete tributario que incluyó cuatro grandes medidas: la adopción del Impuesto Mínimo Global para grupos multinacionales, la imposición de IVA a las compras en el exterior, IRPF para los incrementos patrimoniales en el exterior e IRNR para los dividendos distribuidos por sociedades uruguayas al exterior.

Pero más allá de las distintas medidas incluidas en el proyecto del gobierno, el principal foco de tensión estaba en la negociación política que tenía que encarar el gobierno al no tener los votos necesarios en la Cámara de Diputados. Y ese proceso, que incluyó conversaciones entre oficialismo y oposición pero también entre los partidos de la coalición, dejó ganadores y perdedores.

Ganadores

Gabriel Oddone

Difícilmente un ministro de Economía pueda permanecer en el cargo si no logra pasar el proyecto de Presupuesto (…) esto es un desafío casi de tipo personal”. El 28 de agosto el ministro de Economía, Gabriel Oddone, luego de presentarle al Consejo de Ministros los principales lineamientos del proyecto asumía como un desafío de tipo personal la aprobación en el Parlamento. Tres meses después, con el proyecto convertido en ley, el mismo Oddone se mostró sorprendido por el “nivel de adhesión inusitadamente alto” que logró la iniciativa del gobierno.

Catalogado como representante del gran empresariado por colegas de su partido antes de empezar el período, sin un capital político propio que lo respaldara y en un Parlamento sin mayorías, Oddone –y el gobierno de Yamandú Orsi– logró aprobar el proyecto más importante del período.

La bancada oficialista y el Poder Ejecutivo

Puede ser un tanto repetitivo con la figura del ministro pero hubo otros actores que jugaron un rol para que el proyecto tuviera amplios respaldos. Tanto en Diputados (en las dos votaciones que hubo) como en el Senado, el proyecto recibió votos de todos los partidos políticos con representación parlamentaria. “Se trata del presupuesto con más apoyo desde la reapertura democrática”, escribió en X el senador y coordinador de la bancada oficialista, Daniel Caggiani, en referencia a la votación en general.

El secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, jugó un papel fundamental en la negociación con la oposición, particularmente con Cabildo Abierto que fue el gran aliado del Frente Amplio en esta instancia. Ya desde la Rendición de Cuentas, donde solo el partido de Guido Manini Ríos acompañó algunos artículos, Sánchez tuvo un rol preponderante para asegurar la mayoría.

Empatados

Cabildo Abierto

Hay algunos actores de la negociación presupuestal que es difícil encasillarlos como ganadores o perdedores y el caso de Cabildo Abierto aplica a la perfección. Tomó la arriesgada decisión de ser la imagen de la gobernabilidad para el Poder Ejecutivo acompañando prácticamente todos los pasajes del proyecto de Presupuesto. Eso le permitió conseguir recursos para una parte de su base electoral (las Fuerzas Armadas) pero también le valió duras críticas de miembros del partido y hasta algunas renuncias como la del excandidato a intendente Roque García.

Cabildo está en un vía crucis. Está jugando con el Frente Amplio, está logrando algunas cosas. Creo que programáticamente van a pasar algunas leyes. Pero en determinado punto van a tener que analizar, si ellos van a cuidar el electorado de derecha que naturalmente tenían o si lo van a abandonar y van a intentar pescar en el centro que es en el lugar donde están parados hoy”, había dicho el doctor en Ciencias Sociales Daniel Chasquetti entrevistado por El Observador a fines de octubre.

Partido Nacional

“Pasó el Presupuesto, ahora empieza la dictadura interna”, bromeó un diputado blanco en diálogo con El Observador mientras los nacionalistas discutían cómo posicionarse sobre el proyecto de ingresos a las intendencias. La frase ilustra lo que fue el posicionamiento de un Partido Nacional que dio libertad de acción a sus legisladores en la mayoría de las discusiones presupuestales pero que actuó en bloque en las discusiones más simbólicas (votaciones en general).

Con algunos acuerdos puntuales y no siempre votando en bloque, el Partido Nacional se reacomodó en la oposición, buscó mostrarse como un partido de gobierno pero fracasó en su intento por coordinar una coalición que tuvo pocas posturas conjuntas.

Perdedores

La unidad colorada

Ya desde la campaña electoral, con algunas declaraciones cruzadas, era notorio que la relación política entre Pedro Bordaberry y Andrés Ojeda no era la ideal. Los primeros meses de la legislatura profundizaron esa idea y el debate presupuestal fue la confirmación de que el Partido Colorado no logra funcionar en clave de unidad.

Lo intentaron. Antes de que comenzara el debate se reunieron los diputados y senadores de ambos sectores para trabajar en una postura en común. Incluso, antes de que comenzara la votación en diputados lo volvieron a intentar y hasta convocaron una conferencia de prensa para presentar una serie de medidas de común acuerdo. Pero a la hora de tomar decisiones sobre posicionamientos, las diferencias quedaron totalmente expuestas no solo entre Unir para Crecer (que fue de los principales opositores al proyecto) y Vamos Uruguay (que negoció y acompañó varios pasajes) sino, incluso, en la interna del sector de Bordaberry (que en las votaciones en general en Diputados votó dividido).

Las derrotas del gobierno

Más allá de que el balance general es ampliamente positivo para el gobierno, hubo algunos pasajes del proyecto que quedaron por el camino en el debate en la Cámara de Diputados y generaron el lamento de figuras del Poder Ejecutivo.

Oddone, por ejemplo, cuestionó que el Parlamento sacara del proyecto la eliminación de la intervención preceptiva del despachante de aduana en las operaciones aduaneras, una regulación que calificó como de “tipo medieval” y “altamente inconveniente”.

También fueron quitados del proyecto los cambios que el gobierno pretendía hacer al proceso de levantamiento bancario en caso de presunción de evasión fiscal por parte de la Dirección General Impositiva. Si bien hubo negociaciones hasta último momento y el gobierno tomó algunos planteos de la oposición (como mantener la intervención judicial) no lograron llegar a un acuerdo. Estos cambios eran una sugerencia de la OCDE y su no aprobación puede, según Oddone, complicar a Uruguay en la evaluación que se está realizando desde marzo.

El gobierno también pretendía darle doble voto al presidente de la Junta de Transparencia y Ética Pública (en un directorio de tres) pero no consiguió los votos necesarios. Además, varios artículos que introducían cambios a la ley cristal –norma enfocada en prevenir la corrupción de los funcionarios públicos– fueron desglosados y enviados a comisión para tratar con más tiempo pese a la intención del gobierno de aprobarlos dentro de este proyecto.

El primer año parlamentario sin mayorías termina con más ganadas que perdidas para el oficialismo pero el futuro, en palabras de Chasquetti, “va a ser muy complicado” para el gobierno porque cada vez que las elecciones estén más cerca los partidos de la oposición más querrán desmarcarse.

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