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1 de diciembre 2025 - 5:00hs

La primera vez que Miguel Güida vio una mujer desnuda fue cuando volvió a su casa un día después de la escuela. En su casa, que daba la casualidad de ser el Teatro Solís, estaban ensayando una obra donde las actrices no tenían ropa. Miguel se quedó observando todo desde la tertulia del teatro. Una persona lo notó y le advirtió al director que había un niño.

—No, está bien— respondió el director—. Es la naturaleza.

Embed - Los secretos del Teatro Solís contados por quienes lo vivieron por dentro

Por aquella época, Miguel se quedaba dormido mirando las fiestas de carnaval en el teatro. El baile empezaba a la medianoche y seguía hasta las seis de la mañana. Había una pista en la explanada del edificio y otra en la propia sala de teatro. Eran bailes donde los turistas y las personas con dinero hacían destrozos: se caían sobre las sillas y vomitaban en los baños.

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Recién cuando tenía 19 años, Miguel recibió el permiso de su padre de bajar a las fiestas, pero para entonces ya habían perdido su esplendor.

El padre de Miguel había entrado a trabajar al teatro incluso antes de que pasara a la intendencia en 1937. Primero fue conserje y después adjunto a la gerencia. En enero de 1947 se mudó al teatro con su familia. Tenía una casa en el quinto piso del Solís. Vivió allí junto a su esposa y su hijo Miguel.

Cuando este terminó el liceo, le dio la opción de comprarle un auto o una moto. Miguel eligió una moto y aprendió a manejarla en el hall del teatro, esquivando las columnas.

Era un edifico público inaugurado en el siglo XIX, pero también era su hogar.

Presentación de la obra "El burgués gentilhombre" por el elenco de El Galpón en el Teatro Solís en 1960
Presentación de la obra

Presentación de la obra "El burgués gentilhombre" por el elenco de El Galpón en el Teatro Solís en 1960

"Para mí era normal vivir ahí, pero para mis compañeros de escuela o liceo era algo de fantasía, como vivir en un castillo", cuenta Miguel Güida en el libro Sin maquillaje: Historias de la Comedia Nacional en el Siglo XXI de Fernanda Muslera.

Un capítulo de ese libro (de más de 800 páginas) está dedicado a su historia, como habitante y como trabajador del Solís. Se llama El niño del paraíso en alusión a la zona del teatro en la que estaba el hogar de los Güida.

"A mi casa se llegaba por la entrada de la derecha del Solís, donde eran las boleterías viejas, antes de llegar al ascensor (aunque en esa época solo había escaleras), cinco pisos para arriba, donde está el paraíso. La casa era grandísima. Tenía un living, una cocina, dos dormitorios, un baño, un corredor largo, la terraza y la azotea. De azotea tenía una cuadra entera, todo Bartolomé Mitre desde Buenos Aires hasta Reconquista", sostiene Miguel.

Miguel Güida, que vivió 40 años en el Teatro Solís y que fue funcionario también, recorre el edificio donde alguna vez estuvo su hogar

Miguel vivió cuatro décadas en el teatro. Estuvo presente en algunos de los eventos más importantes del edificio, como cuando la actriz Armen Siria se suicidó en el escenario.

"Estábamos en el apartamento con mi madre, y mi padre subió y me dijo: no salgas que hubo un accidente. Y como buen inconsciente, yo salí", recuerda Miguel, ahora en entrevista con El Observador para el ciclo audiovisual de Montevideanos.

"Recorrí el tramo que daba del apartamento a la parte de escenario y de allí la vi tirada en un charco de sangre", continúa.

Era el 17 de mayo de 1966: Miguel tenía 21 años y la actriz 41. Ella había integrado la Comedia Nacional durante más de diez años, hasta renunciar en 1961. Tiempo después, intentó volver al elenco, pero no la dejaron. Aquel día de mayo del 66, entró con un revólver al escenario y se dio un disparo en la sien.

"Es un hecho trágico que marcó al escenario, porque hubo actores que no querían pisar ese lugar y en los espectáculos trataban de evitarlo. Nadie se daba cuenta. Yo sí lo sabía", dice Miguel.

Se entretenía viendo las actuaciones y hasta el día de hoy recuerda aspectos específicos de obras que sucedieron hace décadas, por ejemplo, las veces que animales formaron parte de la escenografía. Recuerda que llevaron un caballo blanco para la obra Un tal Servando Gómez (1960), que llevaron una oveja para Yerma (1977) y que llevaron un galgo para Noche de reyes (1974).

Esa memoria que muestra en el capítulo del libro de Fernanda Muslera la respalda al recorrer con El Observador el depósito de vestuarios de la Comedia Nacional. Recuerda cómo eran las obras, solo leyendo los nombres arriba de las prendas.

Miguel Güida, exfuncionario del Teatro Solís y exresidente del edificio, recorre el depósito con los vestuarios de la Comedia Nacional

En esa recorrida, Miguel llega también a la zona donde solía estar su hogar. Hoy en día, con el edificio remodelado tras el incendio de fines de los noventa, ya no queda rastro del lugar donde creció.

"Después de que me mudé es la primera vez que subo y tengo sentimientos encontrados", confiesa en el primer capítulo de Montevideanos. "Esto era donde estaba mi casa, que ahora la desconozco porque está tapado", añade.

En el video (disponible en esta nota y en el canal de YouTube de El Observador) se lo ve señalando en qué parte estaba la entrada, la cocina, el living y hasta un gallinero.

El último dinosaurio del Teatro Solís

Pese a lo singular de su infancia en el Solís, Miguel no era el único niño que jugaba en las entrañas del edificio. En el libro de Fernanda Muslera recuerda a su amigo Juan Reggiardo que era hijo de un acomodador del teatro.

Según Miguel, él y Juan ponían una red y jugaban al tenis en el edificio. Fueron amigos toda la vida. De adultos, trabajaron juntos en la Comedia Nacional. Las líneas que le dedica en Sin maquillaje son memorables.

"Yo le llevaba dos años a Juan. Mi primer recuerdo es en su casa cuando él nació. Tengo la imagen de estar parado y él acostado en la cama de sus padres. El último recuerdo que tengo de él es yo parado frente a su cajón".

Fue con Juan con quien empezó a trabajar en el teatro. Los dos fueron contratados en la utilería del edificio; luego, pasaron a ser funcionarios.

Miguel se desempeñó en la parte de iluminación y maquinaria. En 1981, él y su amigo entraron a la Comedia Nacional. "Jaime Yavitz nos ofreció a Juan y a mí entrar como traspuntes porque veía que nosotros nos quedábamos a todas las funciones".

Juan terminó como regente y Miguel como asistente de dirección. Durante el temporal de agosto de 2005, Juan sufrió un accidente en su auto y murió en el sanatorio. Miguel quedó en su lugar.

Se jubiló en 2014, pero diez años después los funcionarios del teatro lo siguen conociendo. Todos saben quién es Miguel.

Miguel Güida, que vivió 40 años en el Teatro Solís y que fue funcionario también, recorre el edificio donde alguna vez estuvo su hogar

Como lo hizo en la entrevista para el libro de Muslera, en conversación con El Observador también recuerda la impresión que causaba en sus compañeros de escuela el hecho de que él viviera en el Solís. Pero esta versión del recuerdo es un poco distinta.

"No querían venir a mi cumpleaños porque decían que vivía en un castillo. Claro, pasaban por la puerta y veían todo esto... Yo les decía que no era un castillo, que era un teatro, pero no los convencía. Con los pocos que venían, que eran dos o tres, más mis primos, jugábamos con el teatro apagado", cuenta.

Su cumpleaños es el 18 de junio, cuando está por empezar el invierno. Sus amigos no querían salir de la casa de Miguel, la calefacción del teatro estaba apagada y el frío hacía crujir las maderas. Les daba miedo, les hacía pensar que había fantasmas que los iban a atrapar en los palcos.

"Y eso es un recuerdo muy lindo que ahora no está. Acá ahora no cruje nada, solo crujen los huesos de los que quedamos".

Miguel, hoy de 80 años, bromea con que es más viejo que la Comedia Nacional. Tiene razón: el llegó al Solís en enero de 1947 y recién en octubre de ese año se estrenó el elenco.

"Me toman el pelo acá los muchachos, que hay muchos que los vi de chiquitos cuando empezaron a trabajar. Siempre me dijeron que era el último dinosaurio. Me lo dicen en broma, pero yo me siento así: el último dinosaurio".

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