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9 de noviembre 2025 - 5:00hs

Los nuevos votantes uruguayos son —desde hace varios ciclos electorales— más proclives a elegir en las urnas al Frente Amplio. Los más veteranos —esos que van saliendo del padrón— son más cercanos a los partidos fundacionales. Por eso —luego de recibir un informe de unas 100 páginas de la consultora Opción— Álvaro Delgado, presidente del directorio nacionalista, reconoció que la “inercia demográfica” es uno de los principales desafíos de la Coalición Republicana para retornar al poder.

¿El electorado uruguayo nada contra la corriente? El voto de los más jóvenes fue clave en la victoria de Javier Milei. Fue una de las llaves del triunfo de Donald Trump, luego de descontarles once puntos porcentuales a los demócratas en el núcleo duro de 18 a 29 años. Y parece ser el eslabón más fuerte de Vox en España. La literatura politológica coincide: en Estados Unidos, Europa occidental y parte de América Latina la juventud —sobre todo los varones jóvenes— se están derechizando. ¿Y en Uruguay?

El Observador analizó, junto al economista Matías Brum, los cerca de 30 años de encuestas del Latinobarómetro. La respuesta más sencilla es que, en la escala ideológica de izquierda a derecha, los jóvenes en Uruguay siguen autodefiniéndose más de izquierda que la mayoría de las generaciones más adultas. Pero la mirada más fina indica que, desde la pandemia, los uruguayos de entre 18 y 29 años se han ido corriendo sistemáticamente hacia el eje central. Tanto que en 2024 se posicionaron, en promedio, en la ubicación más a la derecha desde la crisis estudiantil de 1996.

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Para decirlo en números: más de nueve de cada diez votantes mayores de 50 años que provienen de hogares frenteamplistas ahora votan FA. Entre los electores más jóvenes cuyos padres eran frentistas, en cambio, cae a ocho de cada diez.

El concepto de izquierda y derecha surgió en la monarquía francesa, acorde cómo se sentaban a ambos márgenes del rey: a la izquierda los más progresistas y a la derecha los más conservadores. La terminología, sin embargo, no está exenta de discusión. ¿Qué es Donald Trump? ¿Su proteccionismo es compatible con la idea más liberal de la economía? Si el candidato chileno José Antonio Kast es de “extrema derecha”, ¿qué calificativo le cabe a Johannes Kaiser del partido Libertario? ¿Tiene sentido hablar de izquierda y derecha en el año 2025?

La ciencia política sostiene que, si la mayoría de los encuestados son capaces de situarse en un punto dentro de una escala del cero al diez (en que cero es la extrema izquierda y diez la extrema derecha), la terminología tiene sentido. Como sucede con los péndulos, los uruguayos tienden a situarse en el centro. Los leves giros promediales a la izquierda o a la derecha suelen guardar vínculo con los cambios de gobierno. De hecho el Frente Amplio llega al poder por primera vez en un momento en que la autoidentificación ideológica da un giro hacia posturas más progresistas: pasa de la centro derecha a la centro izquierda.

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El economista Brum comprobó, en un reciente trabajo académico, que la llamada “marea rosa” en América Latina consistió en un cambio genuino del electorado y no en un voto prestado. Las preferencias políticas fueron el reflejo de transformaciones reales y no un simple acto de protesta contra la “derecha” dominante de los años 90. Lo mismo pasó cuando se pone fin a la “era progresista” y vuelve el llamado “conservadurismo”.

Mediante una metodología innovadora, de descomposición estadística aplicada por primera vez a preferencias políticas en la región, Brum controló pudo separar los cambios demográficos y las preferencias políticas para cuantificar que en el 90% de los casos el giro a la izquierda que da lugar a la “marea rosa” fue una transformación “genuina” con el aditivo de que los partidos de izquierda aprovecharon a impulsar cambios pragmáticos para captar el electorado más volcado hacia el centro.

Problemas no tan jóvenes

En 1996, después de los anuncios de transformaciones educativas, en Uruguay hubo protestas estudiantiles que colocaron a la enseñanza dentro de los principales problemas para los más jóvenes. Hubo paros, ocupaciones y cierta efervescencia alimentada por la represión, dos años antes, en el Hospital Filtro.

Los jóvenes del momento percibían un problema que lo sentían cercano. Pero, poco a poco, el desempleo (particularmente algo entre los jóvenes y agravado en la crisis de 2002) volvió a colocarse como primera preocupación. Hasta que, con cierto retraso frente a las generaciones más adultas, la seguridad pasó a liderar.

De hecho, en las últimas mediciones del Latinobarómetro se muestra cómo jóvenes y el resto de la población perciben relativamente parecido a la delincuencia como principal problema de Uruguay.

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En otros países, como España, hay problemas que son vistos por los jóvenes con particular relevancia en comparación al resto de la población. El ejemplo más paradigmático es el acceso a la vivienda. En Uruguay no parece estar instalada dicha idea.

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¿Es posible ser feminista y de derecha?

La pregunta, que puede formularse de muchas maneras viene siendo asunto de estudio en el mundo. Mucho más desde que se observa un corrimiento de los varones jóvenes hacia el apoyo a partidos más de derecha y, en algunos casos, corrimiento en sentido inverso: mujeres hacia la izquierda.

Las encuestas de opinión del último ciclo electoral en Uruguay muestran que, si estas elecciones se disputasen hace más de un siglo cuando el voto universal era solo masculino, el Frente Amplio hubiese tenido una intención de voto casi idéntica entre 2019 y 2024. Y es el voto femenino el que le hace crecer a la izquierda de un ciclo a otro.

La doctora en Ciencia Política Verónica Pérez Bentancur explicó que esa tendencia coincide con lo observado en Estados Unidos y Europa, “tiende a achicarse la brecha de voto entre hombres y mujeres” por un corrimiento de ellas hacia el progresismo.

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Los datos del Latinobarómetro de autoidentificación ideológica entre los más jóvenes muestran que, en Uruguay, ellas estuvieron más corridas a la derecha durante casi todos los últimos 30 años. Pero en 2024, las mujeres de 18 a 29 años se situaban más a la izquierda que sus pares varones, por la mayor dererchización de ellos desde que hay registro.

Temas:

jóvenes uruguayos derecha izquierda encuesta ideología política

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