Durante varias generaciones, los niños crecieron con la experiencia, socialmente aceptada, de que sus padres les pegaran para disciplinarlos. Incluso, uno de los chistes más famosos de Los Simpson –la eterna serie animada– es que Homero estrangule a Bart diciéndole "pequeño demonio". Pero el propio Homero dijo en un capítulo de la temporada 35 que ya no lo hacía porque "los tiempos cambian".
En Uruguay, "las prácticas de crianza basadas en la fuerza física o la intimidación verbal siguen siendo frecuentes", según un informe de Unicef que presenta la primera encuesta sobre la temática desde 2013. En muchos casos, estas prácticas "no responden a una decisión premeditada de las personas adultas a cargo, sino que son consecuencia de la frustración, el enojo o del desconocimiento de métodos no violentos", dice el texto.
Los resultados muestran que el porcentaje de niños, niñas y adolescentes que sufren de castigos violentos, físicos o psicológicos, ha bajado. Además, se han acortado las brechas existentes, pero el problema sigue presente y las mismas poblaciones son las más afectadas: los varones y los menores de entre 2 y 4 años.
Según la encuesta realizada en febrero y marzo de este año, 4 de cada 10 niños, niñas y adolescentes de 2 a 14 años de Uruguay sufrieron algún método violento de disciplina en el último mes por parte de su madre, padre u otro adulto del hogar, lo que está prohibido por el Código de la Niñez y la Adolescencia. Se trata del 39,3% de los niños uruguayos, unos 222.000. Respecto a la última encuesta de 2013, el porcentaje cayó 15 puntos porque era de 54,6%.
El porcentaje actual está compuesto por un 23,2% que recibió agresiones psicológicas, un 5,9% que sufrió violencia física y un 10,2% que sufrió ambas.
Dentro de la violencia psicológica, los gritos son la forma más común de agresión, seguida aunque en menor medida porque el adulto insulte al menor o lo llame tonto o perezoso.
Por el lado de la violencia física, los castigos más comunes son darle palmadas en la cola al niño o sacudirlo. Un 2% de los niños, niñas y adolescentes sufrió violencia física "severa", como que los golpeen en la cara, la cabeza o las orejas. Un 0,2% sufrió una paliza, es decir, que le peguen una y otra vez con la mayor fuerza posible.
Género, edad y nivel socioeconómico
Los varones siguen siendo los que más sufren de disciplina violenta, en comparación con las mujeres. En 2025, un 42% de los varones de entre 2 y 14 años la padeció y un 37% de las mujeres también.
Aunque los indicadores mejoraron teniendo en cuenta todas las distintas variables, tanto la violencia física como psicológica en ambos géneros, el cambio más drástico se dio en la reducción de castigo físico a varones. Este tipo de disciplina violenta cayó un 17% en ellos y un 3% en ellas.
En cuanto a niveles socioeconómicos, la encuesta señala que "la aplicación de métodos de disciplina violenta atraviesa todos los sectores", aunque el tipo de violencia varía en cierta medida.
Específicamente, la violencia física es más común en el nivel socioeconómico bajo, con un 19%, mientras que en el nivel medio es de 15% y en el alto de 10%. En cambio, la violencia psicológica es levemente mayor en el nivel socioeconómico alto: en este caso es de 39%, en el medio es de 31% y en el bajo es de 35%.
Por otra parte, cuando se toman en cuenta las edades, los más afectados son los niños pequeños, si bien su situación mejoró respecto a 2013.
En 2025, el 46% de los niños y niñas de entre 2 y 4 años sufrió violencia psicológica y física. Ese porcentaje fue de menos de 40% para los niños de entre 5 y 14.
La diferencia más grande está en los castigos físicos. Un 24% de los niños entre 2 y 4 años sufrió este tipo de violencia, mientras que a un 14-15% de los que van de 5 a 14 años le pasó lo mismo. La situación de los primeros mejoró drásticamente respecto a 2013, cuando el porcentaje que sufría de castigos físicos a esa edad era de 43%,
En cuanto a violencia psicológica, hoy en día las situaciones son similares en los diferentes segmentos etarios.
Aunque se encuestó a hombres y mujeres que están a cargo de menores, en los datos de disciplina solo se tomó en cuenta la respuesta de las mujeres para poder compararse los resultados con la encuesta anterior donde solo se había preguntado a mujeres madres o cuidadoras.
Los adolescentes grandes
La encuesta incluye también un relevamiento específico sobre prácticas de crianza para adolescentes de entre 15 y 17 años. Al ser el primero que se realiza, no se puede comparar con ninguno anterior.
Un 37,8% de las personas responsables de estos adolescentes dijo haber empleado en el último mes algún método violento de disciplina.
En estos casos, prevalece la violencia psicológica (como seguir, vigilar o revisar las cosas del adolescente, amenazarlo con echarlo de la casa, humillarlo o romperle objetos personales) con un 36%, frente al castigo físico que sucede en un 4% de los casos.
"Por otra parte, aunque el número de casos de la muestra no permite hacer desagregaciones precisas, existen indicios de que el uso de cualquier método de violencia es más común con los varones que con las mujeres adolescentes, mayor en el interior urbano que en Montevideo y más frecuente en hogares de nivel socioeconómico bajo", dice el informe.
Violencia contra su madre
Finalmente, el informe también hace foco en la violencia a la que están expuestos los menores en Uruguay, principalmente a la que sufren sus madres. Esto "continúa siendo una constante para un alto porcentaje de niños y niñas en Uruguay".
"Presenciar esa violencia de forma cotidiana tiene un impacto directo en su desarrollo y en su salud física y mental, similar al que produce sufrir maltrato infantil en carne propia", dice el texto de Unicef.
Esta encuesta dice que el 18,3% de los niños, niñas y adolescentes vive en hogares donde su madre, o la mujer que está a cargo de su cuidado, sufrió violencia por parte de su pareja o expareja en los últimos 12 meses.
Los datos son similares a los de la Segunda Encuesta Nacional de Prevalencia sobre Violencia Basada en Género y Generaciones que se hizo en 2019 y en la que se estimó que un 20% vivía en hogares donde esto sucedía.
Por lo tanto, el informe dice que en los últimos seis años no se pudo reducir "de manera significativa" la exposición a este tipo de violencia en niños y adolescentes.