Horacio Palacios tiene buena memoria para los números. El hombre de 55 años recuerda detalles de sus primeras veces en centros de reclusión de menores cuando aún los manejaban las monjas, el número 18 de su celda o la fecha de setiembre de 2004, en que cumplió su último mes en una cárcel. Y también tiene muy fresco que este jueves va a ser el 16° día en los módulos dispuestos por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) para personas en situación de calle en el barrio Bella Italia.
"Es un programa que intenta diversificar las opciones que damos desde el Mides para las personas en situación de calle. El modelo que encontramos cuando llegamos era solo el de refugios nocturnos", expuso el ministro Pablo Bartol en el marco de la inauguración del complejo. La instancia contó con la presencia del presidente Luis Lacalle Pou, que fue el encargado de cortar la cinta a modo de apertura oficial.
"Es una propuesta para que estén dos años mientras los impulsamos y ayudamos a conseguir una solución a su vivienda y dejen de estar en situación de calle", añadió Bartol.
Palacios viste boina y chancletas. El hombre repasa su historia delictiva, que lo llevó a pasar por tres cárceles que hoy ya no cumplen ese rol: primero la de Punta Carretas –hoy convertida en un shopping–, luego la de Miguelete –ahora tornada en un museo– y la de la Tablada –que fue declarada como sitio de memoria el año pasado–. "No volví a ninguna. No quiero volver", confesó en diálogo con El Observador.
Cuando salió en libertad en 2004, jamás volvió a delinquir. Desde entonces fue de dispositivo en dispositivo del Mides, y pasó por etapas de dormir a la intemperie. "Fueron tiempos muy duros", narró sobre los primeros años. "Me gustaba todo lo que veía… ¿Me explico?", agregó.
También dijo que luego de sentar cabeza pudo tener una entrevista con el equipo del Mides como aspirante a habitar el complejo de camino Maldonado. Todos los 48 usuarios del lugar tuvieron que firmar un contrato con ciertas normas de convivencia. Lo primero es estar vinculado con la cartera a través de sus dispositivos y otro de los requisitos es que los usuarios tengan algún ingreso.
"No se permitirá el consumo de ninguna sustancia psicoactiva, tales como alcohol, cannabis, cocaína, pbc, entre otros", reza otra de las condiciones de convivencia impuestas por la cartera. Uno de los usuarios consultados contó que "un fasito juega" de vez en cuando, "pero siempre en cualquier lado menos" en el complejo de viviendas.
De acuerdo al último censo del Mides, el 86% de las personas en situación de calle declaran consumir alguna sustancia.
Javier Berruti (46) se dedica a la "parada" (de autos) en el centro de la capital. No obstante, manifestó su alegría ante la "suerte" de haber salido sorteado para uno de los mil trabajos temporales por el plazo de tres meses en el marco de un programa de la Intendencia de Montevideo (IMM). El sueldo rondará los $10.500 por mes.
Los usuarios del complejo no pagarán agua ni electricidad. A su vez, el Mides aporta dos subsidios por persona: la Tarjeta Uruguay Social duplicada ($2.400) y tickets de alimentación ($2.500 mensuales).
Bartol expuso que la inversión estuvo "arriba de los U$S 150 mil". "Buena parte lo pusieron las empresas privadas y algo puso el ministerio a través de la cooperativa que tiene de mantenimiento general para hacer las instalaciones", comentó el jerarca.
Mientras el ministro habla en rueda de prensa, suena de fondo "Candombe de mucho palo", que toca y canta un grupo de usuarios.
Berruti aún le está agarrándo la mano a convivir en un mismo contenedor con otro usuario, pero destacó "lujos" como el baño con agua caliente y la cama. "La calle es brava, dormís a cuatro ojos", relató. "Con esto salís de la calle", valoró el hombre de inmediato.
En la repisa tiene apilados varios medicamentos para tratar su infección de VIH. "En el refugio siempre tenía a la funcionaria atrás mío para que tomara la pastilla. Tuve que acostumbrarme a tomarla solo, por más que fui siempre atento", compartió el hombre.
En el comedor hay una hoja pegada a la ventana señalando los días y las tareas que a cada módulo le compete en la semana. En una de las mesas Claudia tuvo su almuerzo. La mujer dijo que no quiso sacarse una foto con Lacalle Pou, a pesar de que varios aprovecharon la oportunidad de guardar un retrato con el mandatario. Sin embargo, no dejó pasar la chance de saludar al ministro, luego de haberlo visto varias veces en televisión.
"¡Chau, Claudia!", exclamó Bartol varias veces antes de subirse al auto. Una vez que la mujer lo saluda desde el comedor, el ministro emprendió viaje.
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