Publicado por: Verónica Alaimo, Waldo Tapia & Graciana Rucci
Un piloto desarrollado en Paraguay ha revelado unos datos demoledores. 4 de cada 5 jóvenes que acuden al servicio de empleo no tienen las habilidades necesarias para desarrollar trabajos calificados. Según este piloto, que publicaremos en breve y que se ha realizado con 37 buscadores de empleo, uno de cada 4 jóvenes entrevistados (24%) no está calificado, es decir, requiere un entrenamiento “explícito” sobre uso de herramientas simples. Otro 59% de los entrevistados mostraron capacidad para desempeñarse en “mandos inferiores”, es decir, de realizar tareas elementales. Los trabajadores de esta categoría son capaces de seguir procedimientos sencillos con autonomía, aunque podrán tener dificultades para resolver una situación si ocurren imprevistos en el trabajo cotidiano.
Pero ¿qué experiencia podemos extraer de este estudio, más allá de estos datos tan llamativos? Un aspecto importante es que para mejorar la orientación laboral de los trabajadores es imprescindible detectar la presencia (o ausencia) de ciertas habilidades cognitivas y competencias para la empleabilidad. Así, este mismo programa piloto ha permitido identificar que el primer grupo de jóvenes puede tomar cursos de menor nivel académico, como reparación de muebles; asistente eléctrico; carpintería simple; trabajo doméstico. Y el segundo grupo puede adquirir nuevas competencias a través de capacitación en el puesto de trabajo o en cursos prácticos con modalidad de taller.
Gracias a este piloto, en Paraguay ya estamos trabajando con el Ministerio de Justicia y Trabajo y la fundación CIRD para desarrollar un Paquete de Instrumentos para el Diagnóstico de Habilidades de Personas en Edad de Trabajar. El paquete combina tanto test psicométricos como test de competencias de habilidades. Con los primeros se pueden identificar las principales características intelectuales en cuanto a fluidez verbal, razonamiento numérico y razonamiento verbal. Y los test de competencias de empleabilidad buscan medir el potencial de los participantes para desempeñarse en una organización.
Este “toolkit” incluye actividades individuales y grupales, su aplicación requiere un poco más de una hora, y la participación de un psicólogo y un profesional de carreras humanistas. Por este motivo, muchos pueden considerarlo costoso y difícil de implementar. Pero seguramente es una gran inversión si permite identificar correctamente las opciones de empleabilidad de un trabajador y garantizar que la brecha de habilidades se cierra de manera efectiva y eficaz.
Esta columna fue publicada originalmente en el blog Factor Trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
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