¿El “Mujica 2019” aporta o resta al Frente Amplio?

Y esta semana fue un ejemplo de ello.

Un líder popular que genera repercusión ante el mínimo comentario que desliza, siempre termina atrayendo atención y eclipsando a los que están a su alrededor.

Esta semana el Frente Amplio y el PIT-CNT pretendían instalar un tema en la mesa de debate para poner en aprietos a los partidos de oposición y desviar el eje de una bipolaridad electoral inconveniente.

En el eje de “continuidad o cambio”, el Frente Amplio corre con desventaja porque la disconformidad de la mayoría de los uruguayos con la gestión de gobierno, el malestar de más de diez años por la inseguridad y el malhumor de la economía que se registra desde la primavera de 2015, configuran un escenario favorable a la alternancia partidaria en el poder.

Por eso, la izquierda se ha propuesto girar ese eje por uno que al electorado le muestre que la disyuntiva es entre “seguir cambiando” o “volver atrás”.

El acto del 1º de Mayo, las cadenas por radio y TV eran una oportunidad para la izquierda de pasar a una ofensiva en el debate público, mostrar conquistas en derechos laborales o mejoras salariales e interpelar “a la derecha” sobre esos temas, y comprometerlos a no cambiar.

Y eso, advirtiendo que digan lo que digan, prometan lo que prometan, “la derecha” va a quitar beneficios si llega al gobierno.

El discurso oficial del PIT-CNT en el acto tradicional del Día de los Trabajadores iba en ese sentido, y por si alguno no lo escuchaba, el mensaje se reforzaba en la cadena de radio y televisión.

El discurso del gobierno en la otra cadena –que dio el ministro de Trabajo– también iba en la misma línea.

Ernesto Murro no se limitó a insinuaciones sino que lo dijo claro y fuerte para que se entendiera bien: “El gobierno del Frente Amplio lleva 14 años conquistando derechos y queremos conquistar más. Pero también existe el riesgo del retroceso, de que si son otros los que se hacen cargo del gobierno de este país, entremos a perder derechos”.

La lista de conquistas laborales, las leyes sobre derechos sexuales, las mejoras salariales, todo fue cuidadosamente citado y explicado.

Pero unos minutos antes de que todo eso pasara, habló Mujica.

El acto era en la mañana, luego vendrían los noticieros del mediodía con la reproducción de mensajes y comentarios de gobernantes, legisladores del oficialismos y precandidatos del Frente Amplio; por la tarde los noticieros de horario central y las cadenas de radio y TV.

Pero Mujica usó la ironía para relativizar la represión en Venezuela, y esta vez la imagen era más fuerte que todo, porque es muy desigual la lucha de manifestantes con piedras en sus manos, contra tanquetas militares dispuestas a todo.

El “no hay que pararse delante de las tanquetas” traslada la culpa al manifestante y no al represor que sale a arrollar seres humanos, que además son compatriotas.

La frase recorrió América: el viejo sabio cuyo nombre se mencionó años atrás como posible premio nobel de la paz, ahora evitaba condenar una represión de esa naturaleza y les echaba la culpa a manifestantes.

No es la primera vez que Mujica dice algo que lo deja en offside, y el entorno que lo escucha o lo entrevista le da cierto hándicap al derrape; luego se corrige, aclara o hace una precisión y episodio superado.

Pero esta vez fue distinto.

El periodista Leonardo Sarro no le sonrió sino que le preguntó si no tenía “nada más” para decir. Mujica podía haber dicho que como te digo una cosa, te digo la otra; y condenar la represión, pero se mantuvo en su postura: “Si usted sale a la calle… se expone”.

Lo de las tanquetas terminó tapando toda la otra "mise en scène".

Aunque se habló mucho de derechos y riesgos de perder conquistas, Pepe y las tanquetas desviaron la atención y la polémica a otro asunto.

Otra vez el Frente y el oficialismo quedaron a la defensiva a tener que responder en lugar de proponer.

Lo de Mujica no fue un gafe, sino que refleja una preocupación política porque la posible caída del chavismo en Venezuela es vista como una derrota del último proyecto de socialismo para Sudamérica.

El caso Venezuela complica más al Frente Amplio porque los uruguayos sin partido, que tienen incidencia en la definición electoral,  no entran en consideraciones ideológicas sobre el caso, no cuentan con amplia información del conflicto  pero todos conocen a uno o varios venezolanos emigrados, que les cuentan que dejaron su país porque eso es invivible. 

Y el miércoles, la imagen de la tanqueta embistiendo gente, no precisa subtitulado.

Pero más allá de Venezuela, sea por ese o por otro tema, cada semana el partido de gobierno pierde chance de definir la agenda de discusión, y queda a la defensiva. Y cuando se está a la defensiva, a lo único que se puede aspirar es a un empate.

El Frente Amplio precisa a Mujica para levantar una campaña en la que no le va bien. Precisa al Mujica de 2004, de 2009 o de 2014. La duda es si el Mujica 2019 le sigue aportando, o comienza a restarle.