¿Por qué las personas trans viven tan poco? 

“La mayoría viven poco tiempo. Esto se debe a varios motivos,  el principal es la discriminación en su más amplio sentido”, explicó a El Observador Federico Graña, director nacional de la división sociocultural del Mides. Por citar un ejemplo, el jerarca mencionó el caso cercano de Brasil, el país que tiene la tasa de asesinatos de personas trans más alta del continente, dijo. En 2017 se registraron 450 homicidios por crímenes de odio contra este tipo de individuos. Y se estima que la cifra sea aún mayor, porque el resultado se basa únicamente en un conteo de las publicaciones periodísticas relativas a estas muertes. 

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“También mueren por problemas de salud. Muchas de las mujeres se inyectan en los pechos silicona industrial proveniente del mercado negro. No son prótesis. Eso les trae cantidad de complicaciones a nivel físico, en la sangre y en su cuerpo”, apuntó Graña y explicó que ellas recurren a esas cirugías caseras para poder tener senos y ejercer con mayor facilidad la prostitución. El VIH-sida y las enfermedades de transmisión sexual son otras de las causas que explican por qué no pasan los 40 años de vida.

“Mueren de pobres. La misma pobreza es la que la hace envejecer, alimentarse mal durante décadas y sufrir enfermedades que complican su salud”, destacó el jerarca. Señaló que una de cada cuatro personas trans es expulsada de su hogar con un promedio de 16 años, aunque hay testimonios de adolescentes que se van de su domicilio incluso a los 13, mayoritariamente porque su familia las rechaza. “Vienen a Montevideo desde el interior solas con esa edad y duermen en una plaza, ¿de dónde van a sacar plata para comer al día siguiente?”, se cuestionó Graña y enlazó el comercio sexual a su respuesta. 

“Conozco el caso de chicas que con 12 años se tuvieron que prostituir para poder pagarse una noche de pensión. No encontraron otro camino”, comentó. Siete de cada 10 mujeres trans se han prostituido como método de sustento en algún momento de su vida, según el censo. La desvinculación temprana de sus entornos familiares las conduce, además, al abandono del ciclo educativo.

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De hecho, el grado más alto de discriminación social se registra en primaria y en secundaria. El estudio del Mides indica que el tipo de violencia al que son expuestas estas mujeres en los ciclos educativos incluye la del tipo verbal, con apelativos descalificativos constantes, y agresiones físicas que traen como consecuencia el abandono de la enseñanza como mecanismo de defensa, para evitar exponerse a situaciones de desgaste emocional y físico. Para vivir más tranquilas, dijo Graña. Es por esto que, según el censo, el nivel máximo de educación que han llegado a cursar la mayoría de las mujeres trans no pasa de la escuela. 

La realidad de los hombres trans, es decir, aquellos que nacieron como mujeres pero viven como hombres, es radicalmente distinta. Pasan más inadvertidos, su cambio físico prácticamente no se nota y la discriminación explícita suele ser significativamente menor. De todos modos, esta población es una minoría. De acuerdo con el censo el 90% de los personas trans son mujeres y el 10% hombres.