Nacional volverá a la Copa Libertadores en la nueva normalidad del fútbol continental y en un escenario en el que no debería tener excusa para no avanzar: en las próximas dos semanas se medirá ante dos rivales que no juegan desde el mes de marzo, cuando se detuvieron las competencias de Conmebol y las ligas de cada país por la llegada de la pandemia.
Primero lo hará ante Racing de Avellaneda este jueves en Buenos Aires y a la semana siguiente viajará a Venezuela para jugar ante Estudiantes de Mérida, al que ya le ganó 1-0 en el Gran Parque Central por la primera ronda.
El equipo de Gustavo Munúa lidera el Grupo F de la copa con 6 puntos tras ganarle a Alianza Lima en Perú, el otro rival de la serie, y a los venezolanos en Montevideo.
Si bien los tricolores tienen puntaje perfecto en la Libertadores, en aquel entonces, antes de que se parar el fútbol, Nacional estaba en medio de un mar de dudas por su participación a nivel local, tras haber perdido la Supercopa y comenzar muy mal el Apertura.
A nivel de encuentros oficiales, las únicas victorias en los seis partidos que disputó en ese momento fueron por la copa.
Hoy la realidad es otra, acorde a lo que se espera de Nacional. Tras la vuelta luego del parate, los tricolores están invictos, con tres empates y cinco victorias.
En esos ocho partidos, Munúa encontró la base del equipo que tiene una columna vertebral con Luis Mejía, hoy lesionado, o Sergio Rochet, Agustín Oliveros, Gabriel Neves y Gonzalo Bergessio.
Además, también hay nombre que se repiten, como Mathías Suárez o Armando Méndez en la banda derecha o Ayrton Cougo en el lateral izquierdo.
Junto a Neves, el DT ha colocado al argentino Claudio Yacob, quien por su pasado en Racing sabe bien lo que es jugar en Avellaneda, aunque esta vez será sin público, o a Felipe Carballo.
Mientras que en el ataque, son a Bergessio, Gonzalo Castro y Santiago Rodríguez son nombres cantados en este momento.
A nivel de juego, es superior al del mes de marzo, cuando Nacional pasaba mal cuando lo atacaban. Hoy el equipo de Munúa puede pasar alguna zozobra defensiva, pero ha mejorado en ofensiva, con mayor generación de fútbol y contundencia.
Los números muestran esa mejoría. En los seis partidos oficiales precoronavirus recibió más goles de los que anotó, hizo 8 y le hicieron 10 (contando los dos en el alargue de la final de la Supercopa) mientras que en la vuelta del fútbol marcó 16 y recibió 7.
La única contra que puede tener Nacional es la acumulación de partidos por la seguidilla con la que volvió el Apertura. Habrá que ver como administra Munúa a su equipo este fin de semana, ya que el jueves ante Defensor Sporting varios jugadores terminaron notoriamente cansados.
Cuando este jueves reciba a Nacional en el Cilindro, Racing volverá a jugar un partido oficial luego de su último encuentro, el 15 de marzo ante Aldosivi, antes de que se parar ael fútbol de la AFA.
“Hay una desventaja marcada en el tiempo de preparación con los rivales”, dijo el DT de Racing, Sebastián Beccacece, el pasado 8 de agosto, cuando su equipo se aprontaba para volver a entrenar.
La Academia llegará al partido frente a los tricolores sin poder realizar amistosos ante otros clubes debido a que no están autorizados en Buenos Aires.
Racing sigue entrenando en grupos y solo en los últimos días espera poder recibir la autorización para jugar en formato 10 contra 10, ya que aún no hay permisos para hacer un 11 contra 11, algo que les ha parecido insólito a los entrenadores argentinos.
Para peor, esta semana se confirmaron dos casos positivos de Covid-19 en el plantel, los del lateral Iván Pillud, uno de los capitanes, y el del juvenil Lucas Núñez.
Ellos no estarán el jueves y el club controlará también a los jugadores Cvitanich, Sigali, Soto, Miranda, Mena, Garré, Reniero y Martínez, quienes estaban en su grupo de trabajo y que, al igual que todo el plantel, fueron sometidos a hisopados este viernes.
A la semana siguiente, los tricolores viajarán a Venezuela para enfrentar a Estudiantes de Mérida, cuyo último partido fue el del 12 de marzo ante Nacional en el Parque. El equipo venezolano tiene a su técnico, el argentino Martín Brignani, varado en Mar del Plata y se preparaba para dirigir los partidos por teléfono.
Líder del grupo y con rivales inactivos, los tricolores tienen todo para pasar la fase y, por qué no, ilusionarse con lo que le pueda tocar en el futuro, en una Copa Libertadores anormal que está y estará marcada por la pandemia.
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