Por María Eugenia Scognamiglio
Especial para Cromo
¿Por qué el incendio de Notre Dame fue tan impactante para el mundo? ¿Qué fibra emocional tocó en los usuarios que inundaron de lamentos las redes el pasado 15 de abril?
El gran desafío del patrimonio histórico es pelear contra el paso del tiempo para proteger la historia. Las obras de los maestros, desde la arquitectura hasta la pintura, son irreemplazables, igual que el valor histórico que los convierte en iconos. Por eso un incendio como el de la catedral parisina es impactante para la humanidad.
Después de que la noticia ya había sido digerida, los medios europeos mostraron las consecuencias y se preguntaron cómo se iba a restaurar la aguja del siglo XIX y la parte del tejado que resultaron dañados por las llamas. La revista estadounidense Wired escribió en un tuit el día siguiente del incendio que había una esperanza para la catedral: Notre Dame vive en el mundo digital.
El historiador de arte Andrew Tallon, de origen belga, había capturado toda la edificación con escáneres láser, una tecnología que permite realizar relevamientos y estudios geométricos de elementos de la realidad, mediante técnicas de gran precisión. Así, la estructura de Notre Dame quedó plasmada en lo que se conoce como nubes de puntos tridimensionales, un elemento al que ya se recurre en Uruguay para salvar el pasado.
La empresa Escaning es pionera en el uso de escáneres láser en Uruguay. Los técnicos se capacitaron en Perú; un país que trabaja a nivel patrimonial con tecnología 3D desde hace varios años e incluso ya se ha escaneado la ciudad de Machu Picchu.
Los escáneres, importados desde Estados Unidos, funcionan a partir de la tecnología Lidar, sigla en inglés para laser imaging detection and ranging– y recolectan millones de puntos para producir una colección muy densa y precisa de mediciones individuales de nubes de puntos. La información gráfica se genera a partir de un rayo láser que sale del instrumento, rebota contra el objeto o edificio, vuelve y captura una coordenada tridimensional.
El escáner genera una nube de puntos que se procesa en un software especializado –que los técnicos de Escaning aprendieron a utilizar en Chile– para conseguir el modelo 3D. El resultado es una imagen de alta precisión y calidad que sirve como insumo para documentar obras que no tienen planos o son imprecisos con respecto a la realidad.
“Cuando un patrimonio forma parte de Unesco, por ejemplo, no se puede manipular ni alterar y se tiende a preservar lo existente. Esta tecnología es de tipo no invasiva, por lo tanto, no se altera el edificio o la obra de arte”, explicó Natalie Roldán, arquitecta y socia de Escaning.
“Nosotros empezamos en 2011 escaneando la Calera de las Huérfanas en Carmelo –una estancia jesuita fundada en 1741 devenida en ruinas–. Se necesitaba una documentación precisa de lo que quedaba de la estructura. Había que hacer un plan de conservación para arreglarla porque se estaba cayendo”, contó a Cromo Rafael Tornini, ingeniero agrimensor de Escaning.
Si bien el uso de esta tecnología todavía no está extendido en Uruguay, algunos lugares históricos tienen su versión digital, entre ellos, la Calera de las Huérfanas, la casa central del Banco República, el muelle principal del antiguo frigorífico Anglo, la capilla San José del Manga y la parroquia de Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en Estación Atlántida.
En conjunto con Getty Foundation, una organización estadounidense que apoya la preservación de las artes visuales, un equipo de ingenieros y arquitectos uruguayos realizó el proyecto de conservación de la iglesia, obra del ingeniero Eladio Dieste, que incluyó la utilización de escáneres láser.
Si bien esa construcción –postulada ante la Unesco en diciembre pasado para ser declarada Patrimonio de la Humanidad– tiene planos, su versión tridimensional permitió revelar que existen diferencias de medidas entre los documentos y el edificio; por ejemplo, las imágenes tridimensionales mostraron que, en realidad, la capilla es 20 centímetros más larga con respecto a los planos y la posición real del campanario se encuentra, en relación con la iglesia, a 1,10 metros de distancia más que lo indicado en planos.
Tornini señaló que “la forma que le dio Dieste al techo de la entrada a la iglesia no estaba en ningún plano, entonces los técnicos que la estaban modelando no podían saber cómo estaba hecho”, explicó.
Por lo tanto, sin información gráfica que refleje la geometría del edificio “es muy difícil reconstruirlo”.
Además de la precisión y el insumo para la documentación, uno de los potenciales que tiene la tecnología Lidar es que estos escáneres láser pueden detectar patologías de los edificios históricos, como fisuras y superficies expuestas que son foco de humedad o reconstruir piezas que están en lugares inaccesibles.
“Pensemos, por ejemplo, en el Palacio Salvo: una superficie muy grande que puede tener desde fisuras importantes hasta microfisuras. Todo eso se puede ver a través de los escaneos y se puede ampliar hasta tener mucha precisión. Antes la única manera era mirar desde los balcones o generar un sistema de andamios para hacer el diagnóstico”, explicó William Rey, arquitecto y exdirector de la Comisión del Patrimonio.
Los técnicos de Escaning coinciden en que las versiones digitales del patrimonio nacional son fundamentales para la preservación y reconstrucción de las obras, aunque reconocen que aún faltan recursos económicos. A su vez, sostienen que el trabajo se tiene que gestar en conjunto con el gobierno o las intendencias.
Para Roldán, no pensar en usar esta tecnología para preservar el patrimonio es un problema de “conciencia de cultura” para entender que los escaneos láser producen un acervo e inventario intangible.
“Es una tecnología nueva y va a llevar un tiempo para que se inserte en el mercado y que se vea como un potencial”, afirmó.
El Palacio Legislativo, que va a ser remodelado para su 100° aniversario en 2025, también se escaneó con tecnología láser pero el trabajo lo realizaron técnicos rusos. Según argumentó la vicepresidenta Lucía Topolansky a Escaning, no se usó la tecnología uruguaya porque el proyecto surgió de una “cooperación entre los parlamentos” de ambos países.
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