«Se gobierna mirando al puerto y pareciera que desconocen lo que llevan los contenedores y de dónde vienen»

Está al frente de un escritorio que viene de superar el siglo de trayectoria, ¿qué recuerda de sus inicios en la actividad dentro de la firma familiar?
Cuesta un poco sacarse la mochila de ser el hijo del patrón, ya que es el peor trabajo, siempre tienes la culpa de lo que sale mal y nunca de lo bueno. Luego viene lo mejor cuando referentes del rubro y mejores personas te elijen para que los atiendas en sus negocios, como Luis Bove Santayana, Walter Vera Barale y Rodolfo Dolz Ciganda, entre otros. Eso te nutre de confianza y forja tu personalidad.

¿Y qué recuerda de la primera venta en la que trabajó?
Fue en la Rural de Tacuarembó, en una especial de lanares y fue de boletero. Casualmente años después un productor me dijo que “ese día tu padre fue el que me dio mi primer crédito y fueron los primeros semovientes que compré en mi vida”. Ahora no sé cuántas vacas tiene, pero varias miles seguro. Son lindos recuerdos y satisfacciones inolvidables.

¿Alguna anécdota para recordar de estos años de actividad?
Fue un trabajo en equipo. Mi hermano José Artigas consiguió una liquidación de 3.000 Hereford en Treinta y Tres, querían vender todo en el campo sin remate, eran varias categorías y al contado. Trabajo muchos días en los apartes y me invitó a cerrar la negociación con el vendedor. Al llegar teníamos US$ 14.000 de diferencia y no había acuerdo. Para distendernos fuimos al haras de caballos Árabes de la estancia, en ese momento el mejor de Sudamérica, nos mostró toda la fila y  le dije al vendedor: “si me entregas ese potrillo en el negocio lo cerramos ahora”. El vendedor aceptó. Cuando le contamos a nuestro padre, orgullosos de sacar el negocio y cómo había salido, nos dijo que no quería ni ver al potrillo en sus campos. Pero lo resolvimos sencillo: se lo regalamos a un cliente y amigo que nos compró 2.000 de las 3.000 cabezas.

Hoy es indispensable sumar nuevas herramientas, medios de comunicación, alternativas para ser más eficientes en soluciones para quien vende y para quien compra. ¿Se ha complicado la gestión del escritorio?
Tenemos la convicción de que somos los más innovadores del rubro, estamos en permanente cambio y nos ponemos nuevos desafíos permanentemente. Eso nos facilita la gestión, porque es totalmente horizontal y con mucha comunicación interna. No hay mejor alternativa o solución que el mejor servicio al cliente.

Más allá de las innovaciones, de la pantalla propia de Valdez y Cía, siguen siendo un escritorio que apoya mucho a la tradicional feria ganadera. ¿Por qué?
Somos y vivimos en el interior. En cinco minutos estamos en el campo intercambiando ideas con los clientes, sabemos de sus necesidades, no le tenemos miedo a los grandes negocios ni desechamos los negocios chicos, atendemos a todos los productores, no importa el tamaño. Tenemos la convicción de que para que no se vayan del campo tienen que tener todos los servicios y nosotros prestamos uno de ellos. Una vez al mes llevan sus ganados a vender y pagan sus presupuestos. Además de ser un evento social, también los locales están estratégicamente ubicados, se podría ponderar la tradición y costumbres. Además, la modalidad de trabajo de la feria le da agilidad y seguridad a sus ventas. En cuanto a compradores, nunca faltan, al trasmitirse todas las ferias por ValdezTV nuestros clientes compradores pueden operar con mucha seguridad y disponer de esta importante oferta de ganado que ofrece Valdez y Cía, que hace siete ferias mensuales, sin necesidad de estar presente físicamente. Por todo esto pensamos que no se van a terminar las ferias ganaderas.

Este es un año con récord de exportación de ganado en pie y, a la vez, récord de importación de carnes… ¿qué reflexiones le merece esas realidad?
Soy liberal por convicción, no estoy de acuerdo con la regulaciones, siempre se terminan transformando en un boomerang. Es la realidad del libre mercado, hay años que nos tocó exportar vacas en pie a Brasil para faena, ahora nos mandan carne ellos, todo pasa por la competitividad del país y el escenario externo ya que vivimos en un mundo globalizado, esperando qué resuelve el Mercosur en bloque y pagamos US$ 300 millones al año de aranceles para vender nuestras carnes al mundo por no tener tratados de libre comercio. Si los hubiera no se exportaba ningún ternero porque la industria los consumiría sin problema, incluso hasta contrato nos firmaría para llevarlos a los pesos de faena.

¿Qué diría si tuviese que analizar cómo actuó el gobierno en relación al sector productivo?
Creo que se gobierna mirando al puerto y pareciera que desconocen lo que llevan los contenedores adentro y de dónde vienen, solo se acuerdan cuando están en déficit y necesitan recaudar.

Usted está en contacto diario con los ganaderos, ¿qué ánimo tienen?
Creo que el país está atravesando un momento difícil y la ganadería no es la excepción, el productor no solo está expuesto a los temas que afectan al país, sino que también nuestro sistema de producción a cielo abierto hace que cada productor tenga una realidad climática diferente en su campo que lo afecta, para bien o para mal. Este 2018 pegó duro en gran parte del territorio, primero con seca y luego con un invierno de muchas heladas y lluvioso. Llegó  la primavera y los pronósticos son alentadores en cuanto al clima. Con esto y una suba el dólar para ser más competitivos se ayudaría al animo del productor. Es solo que se den las condiciones, porque el trabajo lo sabe hacer y muy bien.