Es limitada la investigación disponible sobre las consecuencias del cierre de los centros educativos.

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A propósito del estado de la educación en Uruguay 2019-2020

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29 de noviembre de 2021 a las 05:03

En estos días el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd) está presentando el Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2019-2020. Un Informe que refiere a dos años muy particulares. El 2019, último año de un Gobierno de la educación y el 2020, inicio de un nuevo Gobierno de la educación. 

El 2020 fue un año que será recordado. El alcance y duración que tuvo a nivel mundial el cierre de los centros educativos no tiene precedentes. El mundo experimentó la mayor disrupción en la historia de la educación. En nuestro país, un cierre total de 10 semanas de clases a las que se le suma un período de 4 semanas de cierres parciales. Esto nos ubica cercano al promedio mundial y por debajo del promedio de América Latina, donde el cierre total de centros fue de 18,5 semanas, y el parcial de 2,1.

Es limitada la investigación disponible sobre las consecuencias del cierre de los centros educativos. Se requiere algo más de tiempo para lograr una sistematización que integre los hallazgos de distintos estudios (investigaciones).

Los primeros estudios disponibles presentan evidencia exploratoria.

Esta evidencia muestra:

1) Menor progreso en materia de aprendizajes que en años previos

2) Aumento de la brecha de aprendizajes para los alumnos en situación de desventaja.

Distintos estudios confirman esta primera evidencia. A título de ejemplo, una revisión llevada a cabo este año 2021 con información de 11 estudios internacionales presenta evidencia de este efecto negativo; en especial para los más chiquitos y los alumnos en situación de desventaja socio-económica.

Sabemos que los efectos del COVID-19 no son aleatorios. Afectan diferencialmente a los alumnos. Es significativamente mayor la pérdida de aprendizajes en los alumnos provenientes de familias que disponen de menor oportunidad de apoyo en el hogar, alumnos de menor edad y alumnos en situación de desventaja socio-económica.

En tanto el conocimiento es acumulativo y tiene mucho de secuencial, importa lo que se logra en cada grado. Los saberes de un grado preparan para el año siguiente y años subsiguientes. Hay aprendizajes y habilidades fundamentales en los primeros grados. Esto obliga a planificar intervenciones focalizadas orientadas a los que corren más riesgo de rezago. Mejor intervenir oportunamente para evitar el rezago que intentar remediar y corregir más tarde.

Si bien Uruguay no cuenta con una evaluación sobre el efecto de la pandemia en los aprendizajes, Aristas Primaria 2020 y la Encuesta docente de la educación media consultaron a los docentes sobre la relación entre la pérdida de clases y los logros de los alumnos. Los maestros de tercero y sexto consideraron que el aprendizaje en 2020 fue menor a causa del COVID-19, tanto en lectura (52,8%) como en matemática (62,3%). Es decir, algo más de la mitad de los maestros consideró que la pandemia impactó negativamente sobre los aprendizajes de los niños. Un 52% dijo que los niños aprendieron un poco o bastante menos lectura. Un 63% dijo que los niños aprendieron un poco o bastante menos matemática. En educación media fue el 74% de los docentes el que consideró que los aprendizajes logrados por los estudiantes durante el 2020 fueron un poco o bastante menores que otros años.

Nuestro sistema educativo público tomó medidas durante los períodos de no asistencia a los centros educativos para mantener la vinculación de los alumnos al sistema educativo y dar continuidad a los procesos de enseñanza-aprendizaje. El esfuerzo fue importante. El uso de herramientas digitales resultó fundamental. 

La enseñanza y el aprendizaje en modalidad virtual requiere que los alumnos tengan acceso consistente a computadoras y a Internet (conectividad en los hogares y disponibilidad de dispositivos) y hagan buen uso de ese acceso. También, que los docentes tengan formación para la enseñanza en modalidad virtual. 

Acceso a internet y a computadora en el hogar

Según datos de la Encuesta Continua de Hogares (ECH), el 48% de las personas de contexto muy desfavorable tienen conexión a internet en el hogar (98% en contexto muy favorable). El acceso a una computadora en el hogar es alto en nuestro país. Según datos del  Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd), en tercero de primaria el 91,3% de los alumnos de contexto muy desfavorable dispone de computadora en su hogar y la gran mayoría (84,6%) tiene una máquina propia, es decir, de uso exclusivo. Los estudiantes que asisten a centros de contexto muy favorable no solo tienen un acceso menor (83,4%) sino que también utilizan máquinas compartidas con otros miembros del hogar en mayor medida que los de contexto muy desfavorable (31,6% y 6,7%). En la región de América Latina y el Caribe sólo 30% de los niños de familias de nivel socioeconómico (NSE) bajo tiene acceso a una computadora, en comparación con 95% de los niños de familias de un NSE alto.

En el caso de tercero de educación media, el acceso a una computadora en el hogar es más bajo que en primaria y más desigual según contexto socioeconómico y cultural del centro al que asisten los estudiantes. Mientras que casi el 30% de los de contexto muy desfavorable no accede a una computadora en su hogar, este porcentaje se reduce a 6,4% para los de contexto muy favorable (INEEd, ).

En el 2020 se registró una brecha de 70 días promedio entre los contextos muy favorables y los contextos muy desfavorables en el uso de la plataforma CREA; una plataforma que puede ser utilizada como un aula virtual para que el docente organice las propuestas que decide plantear a sus alumnos. En términos generales, se registró un muy significativo aumento  del uso de CREA entre 2019 y 2020.

Sabemos que lo que hace la diferencia es la presencia y participación efectiva de los estudiantes en los procesos de aprendizaje remoto. La sola disponibilidad de una computadora y acceso a Internet no es garantía de mejora en la calidad y relevancia de la educación y el aprendizaje de los alumnos. No es la incorporación de la tecnología lo que hace la diferencia sino el buen uso que se haga de esa tecnología en la enseñanza y en el aprendizaje. 

Sabemos también que no alcanza con medidas que se basen sólo en tecnología. Si bien necesarias, serán insuficientes para ofrecer una respuesta adecuada a las necesidades educativas de los alumnos que están en el piso de la pirámide educativa. Sin olvidar, por su mayúscula importancia, la afectación del cierre de los centros educativos en los procesos de socialización.

Preparación de los docentes

Sabido es que el entorno de enseñanza en línea es muy distinto de las salas de clase tradicional, demanda diferentes habilidades y pedagogías. Exige introducir ajustes en la propuesta curricular y en las estrategias pedagógicas. Sólo la mitad de los maestros se sintió preparado para adaptar su trabajo a la modalidad virtual, así como para apoyar el aprendizaje a distancia. Un 34% no se sintió preparado para el uso de tecnologías.

Nueve de cada diez docentes de primaria sostiene que en el 2020 ajustó bastante o mucho los objetivos de trabajo inicialmente previstos, tanto en lectura como en matemática (93% en lectura, 89% en matemática). Para la educación media, el 88% de los profesores dice haber tenido que reformular mucho o bastante su planificación inicial.

Guillermo Fossati, Ph.D

Director del INEEd

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