Espectáculos y Cultura > Estreno

Aftersun, la bella y melancólica película veraniega que hay que ver antes de que termine el año

Es el debut de la cineasta escocesa Charlotte Wells y es una de las grandes películas del 2022
Tiempo de lectura: -'
13 de diciembre de 2022 a las 05:00

Hay pocas cosas que se parezcan más al cine que la memoria. ¿Qué hacemos, a fin de cuentas, cuando nos ponemos a operar sobre nuestros propios recuerdos, cuando los editamos, los enumeramos, cuando detenemos el tiempo en un instante, cuando construimos la narrativa de nuestra vida? Proyectamos la película de nuestros recuerdos. La vemos una y otra vez, si es necesario. Hundimos el presente allí, en esa construcción ilusoria del pasado, y buscamos respuestas para lo que no entendemos. O lo que, en su momento, no supimos ver. En ese sentido, la intersección entre memoria y cine bien podría estar representada, en estos primeros días de diciembre, por Aftersun. La película es el debut de la cineasta escocesa Charlotte Wells, acaba de llegar a los cines uruguayos y funciona así: como una daga que se entierra en el corazón de los recuerdos y los hace sangrar en la pantalla grande. Duele y es hermosa.

La ópera prima de Wells viene con ruido y estrellas en el afiche. Las merece. Aftersun está siendo la pequeña joyita indie que pasa por los festivales, que encanta al público y a la crítica, y que aprovecha su momento. En enero se estrena en Mubi, la plataforma de streaming, pero ahora está en salas y vale la pena pasar por allí. En la oscuridad, con la historia apropiándose de cada gramo de la atención, expandiendo su ternura y melancolía veraniega entre los asientos, verla en pantalla grande se convierte en una experiencia difícil de olvidar. Y sucede: aparecen los créditos y nadie se mueve. Nadie quiere, o sabe muy bien cómo hacerlo.

Una de las primeras promesas de Aftersun está en su elenco. Allí está, por ejemplo, el rostro más conocido de todos los que forman parte de esta película: Paul Mescal es uno de los protagonistas, y si bien para muchos espectadores todavía sea un desconocido total, poco a poco el nombre de este actor irlandés de 26 años —que se hizo conocido por la serie fenómeno Normal people, y por películas como La hija oscura— empieza a pesar más y más. Por el momento está transitando un camino marcado por el éxito temprano y el beneplácito de crítica y espectadores; los papeles vulnerables, algo melancólicos y tristones, como el que encara en esta película, parecen estar hechos para él.

Del otro lado está Frankie Corio, una niña escocesa de once años casteada por Wells entre otras 800 postulantes para el papel de Sophie, hija del personaje de Mescal. Con ella, Aftersun parece haberse cruzado con una de esas raras casualidades del cine en las que el carisma absoluto, el talento y la entrega aparecen y confluyen a la perfección a edades muy tempranas. No hace falta más que las primera media hora de película para entenderlo cabalmente: Corio es fantástica. Es el corazón de una película que pondrá al espectador bajo su punto de vista y lo llevará sin sobresaltos por un viaje bellísimo, cautivador y profundamente emocional.

Instantáneas de verano

No sería del todo acertado decir que Aftersun es el retrato de las vacaciones de verano en Turquía, en la década de 1990, de un padre y su hija, porque en realidad lo que la película hace desde el principio es avisarnos, a modo de construcción íntima y a partir de los retazos velados de los recuerdos, que lo que vemos son las memorias de una Sophie adulta, con algunos problemas que no se explicitan, con preguntas que quedaron en el aire y buscan ser respondidas, y para las que serán fundamentales las grabaciones que, sí, se capturaron ese verano especial junto a su padre. Esta Sophie adulta está fragmentada y su participación en la película es poca —aunque fuerte—, así que lo que predomina es el show de Mescal y Corio, de Calum y la Sophie niña, mientras fortalecen y tensan su lazo, aprenden el uno del otro, amortiguan los golpes y entienden cómo mirarse de frente en una suerte de resort de mala muerte a orillas del Bósforo.

Así, entre piscinas, parapentes, el gusto del protector solar en la boca, el ruido de las olas, maquinitas, karaokes, encontronazos, abrazos y, por supuesto, una cámara de video casi siempre lista para recortar la realidad y sublimar la existencia, Aftersun construye a una de las historias familiares más conmovedoras del año. También, una de las más desgarradoras. 

En este recorrido, la cámara de Wells se detiene en los gestos, en las medias sonrisas, en la tristeza velada, las manos que se superponen, en las noches en que Calum, mientras su hija duerme, sale a fumar al balcón y baila en silencio. Son instantáneas del verano desperdigas cual álbum de fotos que sirven para pintar la relación.

Sobre ellas, la cámara prefiere ocuparse de las acciones mínimas y los ratos muertos, y la directora ha explicado su impulso por dejar constancia de las vacaciones bajo esos preceptos de la siguiente manera: “Cuando pienso en las personas, en la idea de volver a unir a las personas en mi cabeza, pienso en gestos y manos. Así que definitivamente filmamos con esa intención, especialmente porque el punto de vista de la película es bastante complejo y uno de los que teníamos era el punto de vista directo de Sophie, y para esos momentos teníamos una cierta forma de filmar. La mano de su padre que deja caer la silla de playa, detalles como ese, reflejan que ella lo trae de nuevo, que trata de reconstruir una imagen completa de quien fue”.

Wells también ha dicho que hay mucho de su vida en Aftersun, pero ha subrayado con fuerza que no hay nada autobiográfico en ella. Es, con intención, un golpe de ficción a su estudio incisivo sobre la forma en la que administramos los recuerdos y construimos nuestra historia.

Los detalles hacen a la memoria y también a esta película. En un final desgarrador y catártico, Aftersun reúne todas esas pequeñas piezas, las emociones y dolores superpuestos que quedan por el camino, y ofrece una respuesta contundente de forma sutil y armoniosa. De fondo, mientras, explota una fiesta y suena una versión de Under Pressure de Queen y David Bowie que perturba y desata el nudo de la relación entre padre e hija. Junto a Sophie cerramos, bailando y gritando, todavía con el olor a cloro de la piscina encima y la piel escamada por el sol, la herida de ese pasado, y también una película que se clava entre lo mejor del año. ¿Ya tenía la lista cerrada? Pase por la sala, admire el impresionante debut de Charlotte Wells, las actuaciones impecables de Mescal y Corio, emociónese con este pequeño relato de amor total y, ahora sí, rehaga la lista. Aftersun lo espera en los primeros lugares.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...