Al menos 50 personas murieron y unas 300 resultaron heridas este jueves en Chad en enfrentamientos entre la policía y manifestantes que protestaban contra el mantenimiento en el poder de los militares.
En varias ciudades de este país centroafricano, entre ellas la capital Yamena y Moundou, la segunda más poblada, los manifestantes salieron a la calle para denunciar la prolongación del periodo de transición hacia un sistema democrático. Los choques dejaron "una cincuenta de muertos y más de 300 heridos”, según el primer ministro chadiano, Saleh Kebzabo.
A principios de semana, la plataforma de oposición Wakit Tamma y el partido Los Transformadores llamaron a manifestarse.
Estas dos formaciones boicotean un “diálogo nacional” convocado por la junta militar que tomó el poder hace año y medio al mando del general Mahamat Idriss Déby Itno.
Deby, de 38 años, asumió en abril de 2021 después de que su padre, Idriss Deby Itno, muriera en una operación contra rebeldes tras tres décadas de dirigir el país con mano de hierro.
La junta militar disolvió el Parlamento y prometió "elecciones libres y democráticas" tras una transición de 18 meses renovables una sola vez.
Pero a principios de octubre prolongó la transición por dos años más y allanó el camino para una candidatura del actual jefe castrense.
La historia del Chad independiente, colonia francesa hasta 1960, está marcada por golpes de Estado, intentonas golpistas y rebeliones.
Tras las protestas de este jueves, el primer ministro anunció la suspensión de "cualquier actividad pública" de varios partidos y organizaciones de la oposición.
También decretó un toque de queda de 18 a 6, hasta el "restablecimiento total del orden" en Yamena, Moundou, Doba y Koumra.
Por la mañana, en la capital se vieron columnas de humo negro y se oyeron disparos de gases lacrimógenos. En varios barrios de Yamena se erigieron barricadas y las principales carreteras de la ciudad quedaron cortadas, indicaron periodistas de la AFP.
"Una manifestación prohibida se convirtió en una insurrección", dijo el portavoz gubernamental Aziz Mahamat, acusando a los participantes de atacar "edificios públicos".
Las Naciones Unidas (ONU) lamentaron "el recurso a la fuerza mortífera contra los manifestantes" y pidió a las autoridades de transición "garantizar la seguridad y la protección de los derechos humanos".
El presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, condenó la represión e instó a ambas partes a "privilegiar las vías pacíficas para superar la crisis".
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