Valentina Cancela, la adolescente asesinada en Maldonado, era estudiante del liceo público de Punta del Este. En la mañana de este viernes, el subdirector de la institución, Gustavo Opizzo, estaba dando notas a los medios de prensa sobre cómo este femicidio sacudió a la comunidad educativa y estaba contando sobre la violencia que se vive en el centro de enseñanza, cuando, de pronto, le llegó la orden de la inspección de Secundaria de que tenía prohibido continuar brindando declaraciones.
La mordaza indignó a los periodistas que estaban cubriendo el caso y dio inicio a una investigación a la interna de Secundaria. El subdirector general del ente, Óscar Yáñez, explicó a El Observador que la prohibición de hablar no fue dada por las autoridades educativas y que se solicitó un informe de urgencia para entender cómo habían sido los hechos.
Celso Cuadro, corresponsal de Canal 12, contó a El Observador que ni bien acabó una nota para su medio, los colegas de canal 4 se aprestaban a iniciar una nota con Opizzo cuando “llega una inspectora, dice, ‘ya está, ya está’ y explica que ante cámaras no puede seguir hablando”.
El conductor de Desayunos Informales, Nicolás Batalla, enseguida tuiteó: “Acaban de asesinar a una estudiante del liceo, pero en Secundaria preocupa que el subdirector hable sobre la violencia en el centro educativo. Incomprensible".
Secundaria está revisando si existe una normativa que les prohíba a los docentes dar declaraciones. El estatuto docente no dice nada claro al respecto. Existen normas “mordaza” para los funcionarios públicos, pero asociadas a información confidencial o que ponga en riesgo la seguridad pública. Por lo cual, en buena medida las directivas quedan libradas a la interpretación.
Cuando fue sumariado y separado del caro el director del liceo IAVA, Leonardo Ruidíaz, el columnista de El Observador, Leonardo Haberkorn, escribió: “Ruidíaz padece una doble mordaza. No puede hablar, en primer lugar, por su condición de sumariado. En Uruguay pueden hablar con la prensa los delincuentes, los imputados y los condenados. Pero un profesor sumariado no puede. La segunda mordaza que constriñe a Ruidíaz es la misma que silencia a todos los demás directores y docentes. Todos tienen prohibido hablar con la prensa. Para poder cometer semejante osadía deben pedir un permiso formal de las autoridades, que rara vez es otorgado. Es una prohibición que a veces se aplica más, a veces menos, pero que siempre está latente, nadie la ha derogado y, en una democracia, es ominosa”.
El liceo de Punta del Este está transitando el duelo y el jueves realizó una jornada de reflexión. Opizzo fue profesor de la joven. En las pocas declaraciones públicas que se le permitió dar, reconoció que la institución padece la violencia a diario, que se necesita más ayuda.
Yañez, por su parte, se comunicó con Opizzo, le expresó su apoyo y reconoció que, más allá de la investigación en curso, lo más relevante ahora es el trabajo a la interna de la institución en cómo sobrellevar el pesar del momento.
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