Jens Rommel, jefe de la Oficina Central de las Autoridades Judiciales de los Estados Federales para la Investigación de Crímenes Nacionales Socialistas revisa las fichas en la sala de archivos de la institución

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Alemania inculca en sus escuelas el arrepentimiento por los crímenes de los nazis

Muerte de supervivientes y ascenso de ultra derecha representa un reto para la enseñanza del arrepentimiento
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20 de mayo de 2018 a las 05:00
Después de decenas de años de un trabajo ejemplar por la memoria histórica, Alemania se interroga sobre cómo seguir enseñando esta política de arrepentimiento a las nuevas generaciones cuando los últimos supervivientes del nazismo están muriendo y la extrema derecha vive un resurgimiento.

En la biblioteca del liceo Liebig de Fráncfort, los adolescentes se aglutinan en torno a Ralph Dannheisser, quien en 1940 pudo escapar in extremis a la persecución antisemita con sus padres, contrariamente al destino del resto de su familia.

Entre el público, la emoción por su testimonio es palpable.

Dannheisser también reconoció estar "impresionado" y destacó que los alumnos tenían "preguntas inteligentes". Este tipo de encuentros son organizados por las escuelas alemanas desde hace muchos años como una forma de sensibilización hacia la historia, frente al silencio, la complicidad o el entusiasmo de los antepasados hacia el régimen de Adolf Hitler, que durante mucho tiempo fue un tabú.

Pero con la muerte exponencial de los testigos de la época, surge la pregunta de cómo continuar este trabajo con los adolescentes.

"En la medida que más nos alejamos del Holocausto, de la Segunda Guerra Mundial, más se vuelve algo urgente encontrar nuevos medios de comunicar todo esto", estimó Stephan Peters, profesor de Historia en un colegio desde 1992.

"La cuestión es saber si podemos mantener con vida este sentimiento de aflicción y el sentido de la responsabilidad que esto desprende", agregó.

Este desafío se anuncia más complicado de lo que muchos habían pensado después de decenios construyendo una identidad nacional basada en el arrepentimiento, para construir una sociedad centrada en los derechos fundamentales y para la constitución de un sistema político que restrinja la arbitrariedad del poder.

El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania, que ha sacado provecho electoral a las inquietudes generadas por la llegada de cientos de miles de refugiados -y logró hacerse con una centena de diputados, algo inédito desde 1949-, ha cuestionando la política de memoria en el país, afirmando que llegó la hora de no seguirse definiendo con respecto a los crímenes pasados.


Una de sus figuras, Björn Höcke, calificó el año pasado el memorial en Berlín para recordar el Holocausto como "un monumento de la vergüenza", reclamando "un viraje a 180º de la política de memoria" y denunciando que se enseña la historia alemana de una forma demasiado negativa.

Otro desafío reciente es la aparición de un nuevo antisemitismo con la llegada de cientos de miles de demandantes de asilo provenientes de países donde el odio a los judíos ha sido alimentado por decenios de conflicto israelo-palestino.

Una solución para inculcar la cultura de "nunca más" pasa por visitar los lugares de estos crímenes, y algunos líderes políticos piden que estos viajes educativos sean obligatorios.

Stephanie Billib, representante del memorial del campo de concentración de Bergen-Belsen, dijo que con la desaparición de los testigos, se impone la responsabilidad de cada uno.

"Debemos expresarnos de una forma más firme" sobre los crímenes cometidos por la generación de los bisabuelos de los adolescentes de hoy. También se trata de contrarrestar todas las formas de negacionismo o de relativismo.

Dos raperos, Farid Bang y Kollegah, además de los organizadores del principal premio musical alemán conocido como "ECHO", constituyen un ejemplo reciente.

Después de ser acusados de cantar versos antisemitas o inapropiados en el álbum de rap más vendido del año en Alemania, los artistas fueron repudiados y perdieron muchos contratos. Christoph Heubner, vicepresidente del Comité Auschwitz, invitó, según la revista Der Spiegel, a los dos raperos a visitar el campo de exterminio donde murieron 1,1 millones de judíos.

"La visita sería una especie de curso de perfeccionamiento en humanidad", dijo.

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