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Asistían a un vecino baleado, pasó otro auto disparando y mató a dos vecinas: condenaron a los autores
El 20 de octubre de 2021 varios vecinos de la calle Juan Acosta (barrio Coppola) se reunieron en la vereda para asistir a un vecino al que le habían dado un tiro. Un joven había pasado en una moto y le había disparado a este hombre que, además, había tenido un accidente cerebro vascular hacía poco tiempo y tenía el habla comprometida. Mientras intentaban socorrerlo, volvió a pasar por el mismo lugar un auto, que dio una ráfaga de tiros durante varios metros y que terminó con dos mujeres fallecidas y dos más heridas.
El juez suplente Matías Porciúncula condenó la semana pasada a cuatro hombres por los homicidios. Dos de ellos a 24 años de prisión y los otros dos a 23 años y seis meses de prisión. Así, validó la teoría del caso que presentó en juicio la Fiscalía de Homicidios de 2o Turno que encabeza Mirta Morales.
El primer baleado, al que los vecinos fueron a asistir, tenía 65 años. También quedó herido a raíz de esos disparos, que fueron ejecutados desde una moto que llevaba a dos tripulantes, otro joven. Fue sobre las 18 horas.
Momentos más tarde apareció el automóvil negro marca Hyundai, pequeño y de ventanas bajas, llevaba en su interior a los cuatro acusados a cara descubierta. Aminoraron la marcha cuando pasaron cerca del tumulto, se detuvieron por tan solo un momento en el que comenzaron a disparar. Allí también había niños. Una de ellas tan chica que estaba en los brazos de su madre. Pero las balas impactaron en una joven de 21 años y una mujer de 52 años que luego fallecieron. También fue herido gravemente un joven de 23 años.
"Empezamos a cargar a la gente a los autos y nos fuimos directamente a (la clínica de) Capitán Tula", recordaron testigos.
La defensa de los acusados intentaron sembrar la duda razonable de que no fueron ellos quienes estaban arriba de ese vehículo, pero todos los testigos de la escena coincidían en que sí habían sido ellos y los testigos que debían declarar a su favor, a juicio del juez, se contradijeron. También alegaron que existía encono de los testigos para con los acusados (tres de ellos son hermanos), pero no hubo pruebas objetivas de que ello fuera así, concluyó Porciúncula.
El conflicto comenzó, según los testigos, porque un joven –ahijado del primer herido– baleó en una fiesta al hermano de tres de los atacantes. Esto había ocurrido un sábado y el miércoles los médicos le dijeron "que estaba bastante mal y era cuestión de horas, que ya no había nada más para hacer". Finalmente murió. En ese momento los tres hermanos, junto a un cuarto joven, visiblemente angustiados, se subieron al auto y fueron a balear la casa del agresor de su hermano. Parado en la puerta estaba su padrino, quien finalmente resultó herido.
"El vehículo era chiquito y oscuro, estaba a una distancia cerca, sobre el cordón de la vereda que fue donde quedó tendido, ellos estaban a cara descubierta: 'Yo los vi, ellos me miraron'", declaró el testigo que fue herido y sobrevivió. Contó que después de los disparos cae tendido en el suelo y perdió la visibilidad por unos segundos, le bajó la presión y vio a su hermana "tirada en el suelo, supurando sangre", al hombre de 65 años herido y a una de las mujeres que luego falleció tendidas junto a él.
Para el juez Porciúncula "los acusados demostraron durante el homicidio e inmediatamente después una conducta violenta y con total desprecio de la vida de las personas que se encontraban frente al domicilio de los hechos asistiendo a un vecino herido". Por tanto, los condenó por un delito de homicidio especial y muy especialmente agravado.
