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Argentina 0-Uruguay 2: el triunfo de la convicción, de la historia, del carácter y del fútbol gourmet

¡Ay, Marcelo! El triunfo de la convicción, de la historia, del carácter de Uruguay y del fútbol gourmet en un concentrado de 90 minutos de fútbol en el 2-0 de los celestes ante la selección de Argentina campeona del mundo
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17 de noviembre de 2023 a las 00:50

¡Ay, Marcelo! Otra vez la misma historia, otra vez les pusiste a estos jugadores de Uruguay ese traje que tan bien les queda y, como si fuera algo de todos los días, no solo le ganaste a Brasil en el Estadio Centenario, sino que ahora también le pusiste la tapa a la selección argentina campeona del mundo.

¡Ay, Marcelo! Vos sabés bien que todos los uruguayos nos habíamos ilusionado, porque con estos jugadores que te dejó Tabárez, sumado a tus convicciones y estilo de juego, íbamos a tener un futuro cuyo techo no estaba definido, pero teníamos claro que iba a estar alto. Sabíamos que con estos futbolistas estábamos para pelear por algo importante en las Eliminatorias, pero nunca que ese rendimiento lo alcanzarías tan pronto, en cinco fechas de las Eliminatorias para el Mundial 2026.

¿Vos te diste cuenta lo que hiciste, Marcelo? En cinco partidos (si querés en siete, por los dos amistosos de la fecha FIFA de junio que utilizaste para probar jugadores para utilizar en las Eliminatorias) y en 15 entrenamientos pusiste a jugar a Uruguay en un nivel que te eriza la piel. Que te deja perplejo y de boca abierta frente al televisor.

Me imagino que, cuando vuelvas al Complejo de la AUF, te vas a sentar frente al televisor, vas a poner play y a disfrutar de este partido con Argentina en La Bombonera que fue una obra perfecta.

Y después que termines de ver el encuentro, capaz que todavía lo ves dos veces (porque fue increíble la forma en que conseguiste el triunfo este jueves), vas a ir habitación por habitación de cada uno de los jugadores y les vas a decir: “¡Muchas gracias! Lo que hiciste (a cada uno de tus jugadores) fue tremendo”.

Porque lo que jugó Uruguay este jueves en el emocionante e histórico triunfo 2-0 ante Argentina en La Bombonera fue increíble, con un planteamiento que sorprendió y resultó exitoso (la inclusión de Mathías Olivera como zaguero en el primer tiempo y Matías Viña de lateral, con el objetivo de escalonar a Messi entre Olivera y Manuel Ugarte, para desactivarlo y dejarlo sin chances de hacer su juego), pero sobre todo, porque los jugadores fueron los héroes en una noche soñada.

Uruguay jugó en Buenos Aires el partido perfecto. Desplegó en el campo un juego una autoridad futbolística que incomodó a Argentina. Le sacó la pelota y manejó los tiempos del partido. Y cuando en algunos pasajes Argentina se quedó con el balón (por algo es el campeón del mundo), la selección se recostó sobre el arco de Rochet, se plantó con un equipo corto en 40 metros, Pellistri y Maxi Araújo aparecieron como laterales y todos, sí, todos defendieron con una actitud propia de estos exquisitos gladiadores (como marca la grifa de Uruguay) y se transformó en eso que impone la historia del fútbol uruguayo.

La selección uruguaya fue en esta quinta fecha el monumento a la solidaridad, al trabajo en equipo, el esfuerzo individual combinado en el colectivo en su máxima expresión y le ganó a todos. Porque en La Bombonera, Uruguay no solo jugó ante Argentina y esas 57 mil almas que hicieron que temblara, como siempre, sino que también jugó contra el árbitro Rondán (el mejor de América, según Conmebol hasta este partido), que dirigió el peor encuentro de las Eliminatorias, que falló una y otra vez en sus decisiones y que no aplicó la justicia, sino un inexplicable reglamento que benefició a Argentina y perjudicó abiertamente a Uruguay.

¿Cómo se explica que De Paul lesionara de la forma que lo hizo a Maxi Araújo, a quién mandó al hospital, y el árbitro pitara infracción del uruguayo?

Eso hoy queda como un detalle, y jerarquiza aún más la victoria de Uruguay por el contexto en el que la concreta, pero también plantea un llamado de atención que la AUF no puede soslayar.

Uruguay ganó el partido de punta a punta, con autoridad futbolística y anímica. Con carácter, porque cuando Argentina se quiso llevar por delante a su rival, Mathías Olivera mostró la personalidad de los celestes. Y allí están los pilares del éxito y las certezas en la construcción de este equipo.

El gol que convirtió Ronald Araujo a los 41 minutos, marcó el partido, pero no lo cerró.

La selección de Bielsa tuvo que seguir trabajando el encuentro hasta el final, porque al campeón del mundo nunca se le puede dar ventaja. Pero, ¿qué ocurrió? Liderado por Messi, y con la clase de un equipazo como el que tiene Scaloni, Argentina se dio de frente contra una muralla, la muralla en que se transformó Uruguay para defender cuando De Paul lesionó a Maxi Araújo y el entrenador tuvo que terminar con un 1-4-1-4-1 para reforzar el mediocampo y lanzar al goleador de Uruguay al ataque.

El gol de Darwin Núñez al final terminó completando la noche y entregándole a Uruguay una victoria histórica, como nunca había ocurrido con la celeste en Eliminatorias en Argentina.

Uruguay sigue segundo en la tabla, a un triunfo de quedar primero en las Eliminatorias (si Argentina pierde con Brasil, la selección liderará en exclusiva y si empatan compartirán el primer lugar con los de Scaloni), pero lo que más impresiona fue la comunión que logró el entrenador con sus jugadores en tan poco tiempo, que permite escribir nuevos capítulos de historia con triunfos ante Argentina y Brasil en la misma Eliminatoria y con la yapa de que lo consiguió en las primeras cinco fechas.

Porque cuando la historia, el carácter de los futbolistas uruguayos y el fútbol gourmet de la nueva generación que viste de celeste se combinan en el campo de juego se consiguen estos triunfos que marcan, que dejan huella, que construyen enormes cimientos y que reafirman el camino que Uruguay eligió recorrer hacia el Mundial 2026.

De todas formas, que tanta brillantez futbolística tampoco nos aparte del camino. Esto solo tiene que ser el comienzo de un recorrido que debe coronarse en la Copa América 2024 y en el Mundial 2026, porque de nada servirá todo esto (más allá de las emociones y orgullo que genera), si en los momentos en que Uruguay tiene que mostrar su verdadero valor no levanta la copa de campeón o al menos está en la última semana de la definición de esas competencias.

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