El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, comenzó hoy una gira por América Latina considerada “clave” por Washington para acercar posiciones con los presidentes de Colombia, Chile y Perú, ante el giro a la izquierda de los gobiernos de la región y en el marco de una agenda que incluye también la creciente influencia de China en Latinoamérica.
El líder de la diplomacia estadounidense mantendrá encuentros de alto nivel con el presidente colombiano, Gustavo Petro, en Bogotá; con el chileno, Gabriel Boric, en Santiago de Chile; y con el peruano, Pedro Castillo, en Lima, ciudad en la que participará en una nueva sesión de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Blinken inició la gira acompañado de Juan González, el principal asesor para América Latina del mandatario Joe Biden, en un intento por superar las diferencias ideológicas con los presidentes de izquierda y explorar áreas de cooperación, en materia migratoria y de combate al narcotráfico, entre otros temas.
El viaje comenzó horas después de la victoria en primera vuelta del expresidente y candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva, que lo posiciona como favorito paras vencer en el balotaje del 30 de octubre próximo al actual mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro.
En conferencia de prensa, el encargado de América Latina del Departamento de Estado, Brian Nichols, sostuvo que las reuniones pautadas con los jefes de Estado de Colombia, Perú y Chile no están relacionadas con las posturas ideológicas de Petro, Boric y Castillo.
“No juzgamos a los países en función de su posición en el espectro político, sino en función de su compromiso con la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos”, sostuvo Nichols desde Washington poco antes de la partida de Blinken.
Según la agenda oficial, la primera parada del jefe de la diplomacia estadounidense será en Colombia, un país históricamente aliado de Estados Unidos que, desde la asunción de Petro, comenzó a revisar la agenda bilateral con Washington.
Washington observa con recelo la llegada al poder de Petro, quien en su juventud integró el movimiento guerrillero M-19, por su frontal oposición a la guerra contra el narcotráfico que ha impulsado Estados Unidos durante décadas.
Según la Casa Blanca, Blinken le propondrá al presidente colombiano una “estrategia integral” para frenar el tráfico de drogas, en línea con el énfasis que ha pouesto Petro en impulsar alternativas para que los campesinos dejen los cultivos ilícitos.
La agenda de Blinken y Petro también está marcada por el acercamiento de Colombia con el gobierno venezolano que encabeza el presidente Nicolás Maduro, luego que días atrás Bogotá y Caracas restablecieran relaciones diplomáticas y abrieran su frontera común.
Extraoficialmente, Washington ha admitido que buscará que Petro opere como intermediario para que Maduro restablezca el diálogo político con la oposición, negociaciones iniciadas e interrumpidas el año pasado, a cambio de aliviar las sanciones y facilitar que Venezuela retome sus exportaciones de petróleo.
La agenda de Blinken continuará el miércoles en Santiago de Chile, donde tiene previsto reunirse con Boric, un mes después del referéndum en el que una abrumadora mayoría de chilenos rechazó el proyecto de nueva Constitución redactada para reemplazar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Boric, que asumió el cargo en marzo pasado, ha insistido en que Estados Unidos debe tratar a los países latinoamericanos como socios iguales y no como subordinados. Sin embargo, y el mismo tiempo, se ha manifestado en forma crítica con relación a Venezuela y Nicaragua en el marco de la denuncias contra Caracas y Managua por violaciones a los derechos humanos y civiles.
La gira de Blinken seguirá el jueves en Lima, en donde se entrevistará con Castillo, cuyo gobierno se ve inmerso en una larga crisis política por las investigaciones judiciales por supuestos hechos de corrupción que afectan a miembros de su entorno y funcionarios.
También en Lima la cuestión del narcotráfico será un tema central. Washington ha presionado a Perú para que recupere los niveles de erradicación de cultivos de coca previos a la pandemia de covid-19, una posibilidad que enfrenta la resistencia del campesinado, que encuentra en esos cultivos una forma de supervivencia.
Blinken, además, analizará con los tres presidentes el tema de la crisis migratoria. El jefe de la diplomacia estadounidense buscará en todos sus encuentros que los países de América Latina hagan esfuerzos por acoger a los migrantes y reduzcan así la presión que registra la frontera estadounidense, que ha derivado en cifras récord de indocumentados en Estados Unidos.
Este último objetivo lo planteará además durante la Asamblea General de la OEA y en una reunión ministerial paralela sobre migración, en la que Blinken procurará darle seguimiento a la declaración de Los Ángeles, en la que una veintena de países se comprometieron a frenar los flujos migratorios.
Según los analistas, la participación de Blinken en la Asamblea de la OEA se inscribirá también en los esfuerzos de Estados Unidos por reposicionarse en el seno del organismo, luego de las fuertes críticas que recibió el foro pro parte de los gobierno de izquierda desde la crisis registrada en Bolivia en 2019, cuando un golpe de Estado validado por la OEA derrocó al presidente Evo Morales.
“Nunca antes habíamos tenido una relación tan fuerte con la región. Hemos redoblado los esfuerzos y la asistencia para ayudar a los países a lidiar con muchos problemas, entre ellos los migratorios”, argumentó Nichols poco antes de la partida de Blinken.
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