Brasil registró en 2020 una inflación de 4,52%, la mayor en cuatro años, con una fuerte presión de los precios de los alimentos, que se dispararon más de 14% en plena pandemia de coronavirus, según datos oficiales divulgados durante la semana pasada. La cifra supera la expectativa de los mercados de una inflación de 4,37%.
La diferencia se explica por el aumento de precios de diciembre, de 1,35%, respecto a noviembre, el mayor aumento mensual desde febrero de 2003 (1,57%), precisó el organismo oficial de estadísticas IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística).
El resultado de 2020 se sitúa además por encima del centro de la meta inflacionaria de 4% del Banco Central de Brasil (BCB), aunque dentro del margen de tolerancia de 1,5 puntos porcentuales hacia abajo o hacia arriba.
“El año pasado, el alza de 14,09% de los precios de los alimentos y bebidas pesó en el bolsillo de los brasileños”, dijo el responsable del estudio, Pedro Kislanov.
Esa disparada se debió “a la demanda de esos productos, al alza del dólar y a la de los precios de las commodities (materias primas y productos agrícolas) en el mercado internacional”, comentó el profesional.
“Fue un movimiento global de alza de los precios de los alimentos, en un año marcado por la pandemia de covid-19”, agregó Kislanov.
El precio de la soja subió 103,7% y el del arroz, parte de la dieta diaria brasileña, un 76,01%. Otros ítems tuvieron aumentos impresionantes, como las frutas (25,4%) o las carnes (17,97%). También subieron, por encima del promedio, los precios de la vivienda (5,25%) y la energía eléctrica (9,14%).
El precio de la gasolina retrocedió, en cambio, aunque levemente: 0,19%; y los precios de los pasajes aéreos, un sector fuertemente golpeado por la pandemia, cayeron 17,15%. También hubo una caída de 1,13% en los precios de las vestimentas.
Para 2021, con el centro de la meta inflacionaria fijado en 3,75%, el mercado prevé una inflación de 3,34%, según la última encuesta Focus del Banco Central.
El BCB tenía pendiente definir, al cierre de esta edición, si mantiene su tasa de referencia en su mínimo histórico de 2% o si señala la posibilidad de elevarla debido a las presiones inflacionarias.
La economía brasileña, que entró en recesión en el tercer trimestre, se vio apuntalada por los subsidios acordados a casi un tercio de la población de este país de 212 millones de habitantes.
Pero esas ayudas llegaron a su fin el 31 de diciembre del año pasado, pese a que la pandemia, que ya mató a más de 200 mil brasileños, se encuentra en una fase de intensificación y las campañas de vacunación aún están en una etapa de un impacto inicial.
Fuente: AFP
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