Funcionarios y socios de Casa de Galicia se despidieron este miércoles de la institución

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Casa de Galicia: la despedida de los trabajadores de su "segunda casa" entre llantos y abrazos

Los médicos aun no llegaron a un acuerdo para ser redistribuidos mientras que más de 300 funcionarios irán al seguro de paro
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31 de marzo de 2022 a las 14:49

Lo primero que se ve este miércoles al mediodía al llegar a Casa de Galicia es un grupo de funcionarios que, entre sonrisas y abrazos, se sacan selfies frente a la fachada del enorme edificio. Faltan menos de doce horas para que ese centro cierre definitivamente sus puertas, tras un proceso gradual, y muchos de esos trabajadores todavía no saben dónde continúa su futuro laboral. 

En el hall principal, del edificio ubicado en el corazón de Sayago, parece un día normal: las cajas, el centro de informes, el mostrador de citas médicas y servicios, la farmacia, todo funciona con normalidad. En la farmacia, al costado izquierdo, se lee un cartel que dice "gracias farmacia", y en la de citas médicas otro que dice "gracias por todo".

Dos socios le sacan fotos a un cuadro de una familia obrera que está al fondo. Al lado hay una foto, amarilla por los años, del anterior rey de España, Juan Carlos I, y su esposa Sofía de Grecia.

Cinco personas esperan que se los llame por su número en las cajas. "¡Número 62!", se escucha a través de unos parlantes, y se muestra el número en una pantalla que tiene el reloj seis horas adelantado. 

Una farmacéutica llora mientras se saca una selfie con cuatro compañeros al lado de la entrada al hall. Las sonrisas de los demás empiezan a desaparecer y a acompañar a la mujer. Cada abrazo se hace más largo. 

Despedida

Mercedes Rodríguez trabaja hace 15 años en Casa de Galicia, su madre trabajó 30 en este lugar. Está en la caja de citas médicas, atendió a dos personas en una hora. Detrás de ella hay cinco compañeras que conversan, algunas con lágrimas en los ojos. 

Lorena Herrera, de la Asociación de Funcionarios de Casa de Galicia (Afuncag), dijo en entrevista con M24 que el caso de esta mutualista es especial, porque hay un sentimiento de "familia", y Rodríguez está de acuerdo.

"Hay matrimonios que trabajan acá, formaron su familia acá, tuvieron a sus hijos acá", explica. "Empieza a trabajar el hijo de", decían cuando ingresaba el hijo de un funcionario. Le pasó a ella.

Mercedes no sabe a dónde va a ir. Las compañeras, que siguen la conversación, tampoco. 

Rodríguez no está de acuerdo con lo acordado entre los funcionarios y las empresas este martes en el Consejo de Salarios. Cree que es lo único que quedó al amparo de un gobierno que no fue "protrabajador", ni cumplió con la promesa de poner la casa en orden, solo "repartió al mejor postor la mutualista".

21 trabajadores no médicos cada 1.000 socios, 900 funcionarios de 1.281, serán repartidos. Solo se logró distribuir al 50% de los funcionarios con niños a cargo, criticó Rodríguez.

"Triste" es la primera palabra que se le viene a la funcionaria para definir este día, que en el plano laboral se termina a las 7 de la tarde, pero ellos, todos, van a salir a la puerta del hospital a las 6. "Ya no es protesta", aclara con menos rabia y más lágrimas en los ojos, luego de paros, movilizaciones, negociaciones y hasta una huelga de hambre. "Es una despedida".

Patricia y Elizabeth trabajan en Admisión, ubicada en un pasillo al fondo del hall, luminoso y casi vacío. Ellas se van a quedar hasta el 15 de mayo para apoyar a los Institutos de Medicina Altamente Especializada (IMAE). Después no saben, y agregan que nadie lo sabe porque "todavía no fuimos a firmar al Ministerio de Trabajo" el acuerdo con las empresas.

Los IMAE seguirán funcionando, las puertas seguirán abiertas, pero la mutualista en sí dejará de existir. Así lo determino la justicia el 23 de diciembre, tras un octubre de intervención del Ministerio de Salud Pública (MSP) por las deudas que mantenía el prestador a pesar de haber obtenido dos fideicomisos en la última década, y un noviembre en el que una síndico tomó el mando por orden del Poder Judicial. 

Elizabeth define estos 4 meses como "una agonía". Dice que esperaba que en algún momento llegara una solución, y Patricia le responde que cuando la justicia decide, decide. Elizabeth mira para abajo resignada.

Nació en Casa de Galicia, tuvo a su hijo allí, y defendió a la mutualista a pesar de sus carencias, que según ella tiene todo el sistema de mutualistas. Fue su "segunda casa", dice.

Patricia habla menos, y para definir lo que representa Casa de Galicia muestra un video del hall, filmado ayer. Socios, funcionarios de todo tipo, rodean a lo largo de toda la sala y aplauden a un bebé recién nacido. "Mejor definición que esta no hay", remarca.

Postergando lo impostergable

Sandra Montes es socia de la mutualista hace 57 años. Nació en Casa de Galicia, tuvo a su familia allí. Está anotada en el Hospital Evangélico pero está "postergando lo impostergable" y no quiere saber nada con la otra mutualista.

El Evangélico es una de las cinco mutualistas que absorberá a los casi 40 mil socios y más de 2 mil funcionarios de Casa de Galicia, junto a Cudam, Universal, Círculo Católico y Crami. 

Montes tuvo un accidente que le afectó las piernas, en especial las rodillas. Precisa atenciones especiales, entre ellas fisioterapia. Remarcó que uno se daba cuenta que la mutualista era "una familia" cuando pasabas por internación. "Todo el tiempo contigo estaban", explicó.

"El que se hace socio de Casa de Galicia no se va", dijo la mujer, "y los médicos igual, el que entra a trabajar en Casa de Galicia se queda en Casa de Galicia", agregó. Para Montes la definición de esta mutualista para los socios está en su propio nombre: "Era nuestra casa".

Galicia

Al llegar al hall principal se lee: "Esta obra ha sido realizada con los fondos proporcionados por la Xunta de Galicia. Montevideo, 21 de noviembre de 2008" en un vidrio gigante al que uno se enfrenta tras pasar la puerta corrediza.
El diario gallego La Voz de Galicia publicó una noticia sobre el cierre del centro, y recordó como Alfonso Rodríguez Castelao, junto a otros tres gallegos, formaron allí el Consello de Galicia, un gobierno gallego formado en el exilio del gobierno de Francisco Franco en España. Una placa en la pared del fondo del hall recuerda el hecho.

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