China registró en 2022 el segundo menor crecimiento en casi cinco décadas

Se trata del registro más bajo desde 1976, si no se tiene en cuenta la expansión del 2,2% de 2020, un año marcado por los confinamientos masivos y la paralización de la actividad. Según los analistas, el resultado de 2022 es consecuencia, en lo esencial, del efecto combinado de la política de “cero-covid” de cara a los rebrotes y de la crisis del sector inmobiliario.

Sin embargo, no son los únicos factores. A esto se suma un contexto económico mundial que demandó menos servicios y bienes, dinámica que provocó una merma de las exportaciones del gigante asiático hacia el resto del mundo, según reflejan las estadísticas oficiales.

La información del organismo señala que, durante el año pasado, el sector primario creció 4,1%, la industria un 3,8% y los servicios, perjudicados por el estancamiento del consumo interno, lo hicieron un 2,3%. Desempeños que se dieron un contexto en el que inflación anual alcanzó el 2%, mientras que la inflación núcleo –indicador que despeja el precio de los alimentos y la energía– alcanzó el 0,9% anual.

"La economía nacional siguió desarrollándose a pesar de la presión a la baja, la producción económica alcanzó un nuevo nivel, el empleo y los precios en general se mantuvieron estables, la vida de las personas mejoró, se lograron nuevos logros en desarrollos de alta calidad y la economía general y el desarrollo social fueron estables y saludables", evaluó la ONE.

Por lo pronto, el resultado, si bien quedó lejos de las estimaciones oficiales, superó el 2,7% previsto por el Banco Mundial (BM) y las consultoras privadas a principios de este mes. Según el BM, el PIB de China volvería a cobrar impulso este año con un crecimiento del 4,3%, proyección que eleva al 5% la Unión de Bancos Suizos (UBS).

En lo inmediato, los analistas señalan que la dinámica económica del país enfrenta su mayor desafío en materia sanitaria debido a las consecuencias de un levantamiento súbito de las restricciones, medida reclama por Occidente y que provoca desbordes en los hospitales y altas tasas de contagios y muertes. El otro desafío viene por el lado del sector inmobiliario, que explica casi un cuarto del PIB de China.

Desde 2020, momento en el que el país endureció sus regulaciones frente al excesivo endeudamiento y la especulación que exhibían el sector, las compañías constructoras no logran sanear sus carteras de créditos hipotecarios ni acelerar las ventas de propiedades, cuyos precios siguen desplomándose, redoblando así la presión sobre las compañías desarrolladoras, situación que deviene en balances negativos.

Tras haberse resistido a efectuar medidas de asistencia al sector, Beijing cambió su postura en los últimos meses con facilidades de financiamiento tanto para los compradores como para las empresas endeudadas del sector. Según las fuentes consultadas por las agencias especializadas en finanzas, las autoridades financieras y reguladoras de China planean ofrecer hasta US$ 24.000 millones en refinanciamiento a las firmas durante el primer trimestre de este año.

Pese a todo, el vice premier chino, Liu He, se mostró optimista por las perspectivas de la economía china para este año al hablar en el Foro Económico Mundial de Davos. “Estamos confiados en que el crecimiento de China muy posiblemente retorne a su tendencia normal”, afirmó al comentar los datos de la ONE ante la selecta concurrencia reunida en los Alpes Suizos e integrada por la élite global.