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Cinco grandes papeles recientes de Ricardo Darín que no podés pasar por alto
Ricardo Darín es el mejor actor argentino vivo. Y probablemente, cuando se pase la raya final, termine siendo uno de los mejores actores argentinos de la historia. Pero sucede que en el imaginario colectivo sus personajes están tan incrustados que es difícil separarlo de sus películas más icónicas. Si a cualquier espectador recurrente de su cine le piden de golpe que diga sus mejores papeles, seguro se le viene a la cabeza las de siempre: Nueve Reinas, El Secreto de sus Ojos, El hijo de la novia, quizás Luna de Avellaneda. O Relatos Salvajes. Pero para un actor que tiene casi 90 títulos acreditados en la ficha de IMDB, es poco. Y tiene varios papeles más que merecen un destaque. Por eso, a continuación –y con motivo del estreno de su última película, La odisea de los giles– proponemos cinco personajes que están entre lo más reciente de su trayectoria y que no tuvieron tantas luces encima como los anteriores. Pero que lo merecen.
Carancho (2010)
Lo que mejor le sale a Pablo Trapero es retratar al Buenos Aires más bajo, más sucio y corrupto. Por eso Carancho está tan bien. Y por eso vale la pena destacar a Darín en ella. Al actor le toca jugar con un personaje escabroso, un abogado cuya principal motivación es rondar los hospitales nocturnos entre las sobras humanas de los accidentes de tránsito con la esperanza de encontrar un caso que le genere buena plata. Oscuro y enigmático, Trapero lleva a Darín a niveles profundos de miseria y sordidez, además de que le quita buena parte de la luz que tienen sus otros personajes.
La cordillera (2017)
Hablando de personajes de las penumbras, el presidente Hernán Blanco seguro entra en un top de los más perturbadores de la filmografía de Ricardo Alberto. Figura clave en la última –y polémica– película de Santiago Mitre, Darín encarna a un mandatario argentino que debe atender a una cumbre presidencial en Chile, en medio de una crisis con su hija (Dolores Fonzi) que pone las cosas turbias y hasta paranormales. ¿Lo mejor de su personaje? Nunca tenemos claro si estamos frente a un santo o un demonio. Es uno de los retratos más ambiguos e interesantes del cine argentino reciente.
Todos lo saben (2018)
Esta película del galardonado director iraní Asghar Farhadi pone a Darín en un registro extraño, sobre todo teniendo en cuenta el momento de su carrera en el que aparece: en la cima. En Todos lo saben, el argentino es un actor secundario y trabaja bajo la sombra de Penélope Cruz y Javier Barden. Claro, esta no es una producción argentina, sino internacional. Su personaje es misterioso e impredecible, un enigma en pantalla que se mueve bajo designios extraños y al que se lo carcome la sospecha, pero que está travesado por el dolor de haber perdido una hija en un país extraño.
El amor menos pensado (2018)
Hay que aclarar de entrada que la película está bien, pero hasta ahí nomás. Es un poco larga de más y todo el tiempo ronda la sensación de “esto ya lo vi”. Pero también hay que decir que el dúo de Mercedes Morán y Darín se saca chispas. Ambos son los participantes de un matrimonio que se quedó sin fuego y que intenta encontrar la manera de recuperarlo. Acá Ricardo hace de un intelectual bohemio que no puede con la crisis de los 50, y como suele suceder, cuando insulta o arremete con algún monólogo pasivo/agresivo, brilla.
Bonus track: Escenas de la vida conyugal (teatro)
Sí, es trampa. Es una obra de teatro. Pero Escenas de la vida conyugal ha tenido una incidencia tan grande en la vida profesional y privada del actor en el último tiempo, que es imposible evitarla. Hace unos meses estuvo en Uruguay por segunda vez y los espectadores volvieron a colgarse a sala llena de esta historia de amores, desamores, pasiones y enfriamientos. Darín es un hombre en medio de un matrimonio aparentemente feliz que, sin embargo, empieza a buscar puertas de escape. Y las encuentra. Vale la pena verlo: demuestra que sus armas interpretativas no se atienen a fronteras físicas.
