En patios y salones de centros educativos impera el silencio desde hace un par de meses. Pero la sala de estar del Centro Bosco en el barrio La Tablada es una de las excepciones a esa regla. Repleta de canastas y alimentos organizados por peso, allí en la tarde del jueves suena por los parlantes un “enganchado de cuarentena”.
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