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Cómo viven el coletazo económico del coronavirus los pueblos del interior

Los municipios de varios departamentos instalaron comedores para alimentar a los más golpeados por la pérdida de trabajos informales y el envío al seguro de paro
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28 de marzo de 2020 a las 05:00

El alcalde de Tranqueras, Milton Gómez, sintetizó lo que siente en la siguiente frase: “Generalmente, cuando se adoptan las resoluciones se hace mirando hacia el mar, de espaldas al Uruguay profundo”. En esa localidad de Rivera, donde viven alrededor de 10 mil personas y al momento no hay casos de coronavirus, los efectos de la emergencia sanitaria se empezaron a sentir en el bolsillo y, como en muchos otros pueblos  del interior, hubo que incrementar la asistencia alimentaria.

Más que temer contagiarse  de covid-19, lo que campea es el miedo de no llegar a fin de mes y, al igual que en Montevideo, entre los más golpeados están los trabajadores informales y aquellos que quedaron en seguro de paro. “Tranqueras está siendo sacudida en la parte social y económica”, dijo el alcalde colorado a El Observador

El municipio instaló un comedor al que asisten unas 250 personas, mientras que el Ejército Nacional se encarga de trasladar de forma diaria desde la ciudad de Rivera hasta Tranqueras los alimentos que se usan para cocinar. 

La camioneta del municipio también está a disposición para trasladar a los médicos que tengan que hacer visitas, tanto en la ciudad como en la zona rural. 

Gómez destacó que las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social hayan realojado en hoteles a las personas en situación de calle pero lamentó que esa medida no se haya replicado en el interior.  “Me arrodillo para plaudir ese tipo de cosas, pero tengamos en cuenta que el Uruguay profundo también las tiene que tener (...) La situación es mucho más grave de lo que se analiza en Montevideo”, consideró. 

A 290 kilómetros, en Guichón (Paysandú), la situación es parecida. El municipio recibe más de 300 personas para el almuerzo, la merienda y la cena. El hotel de las termas cerró, mandó a todo su personal a seguro de paro, las obras municipales se frenaron, las empleadas domésticas dejaron de trabajar y los comercios que no son de alimentos ya no tienen ganancias.

La alcaldesa del Partido Nacional Lourdes Sánchez dijo a El Observador estar asombrada porque el 80% de los que asisten al comedor son parejas jóvenes que están en seguro de paro y tienen niños a su cargo. “No les da para mantenerse”, lamentó, al tiempo que agregó que a los trabajadores del municipio mayores de 60 años y con enfermedades como diabetes se les recomendó quedarse en casa. Sin embargo, algunos de ellos cobran primas por trabajo insalubre, por lo que prefirieron seguir yendo, ya que no podían permitirse terminar el mes con $8 mil pesos menos en el bolsillo. 

El asombro de Sánchez es compartido por el alcalde de Rodríguez, en San José, y compañero de partido, Alejandro Britos, quien nota día a día el impacto económico en las personas que golpean las puertas del municipio para ver si hay “alguna ayuda”.  “A cada rato llega alguien a preguntar si no tenemos alguna ayuda. Con la secretaria a veces salimos a comprar un surtido”, contó a El Observador

En Paso de los Toros (Tacuarembó) las obras de UPM, con la licencia especial de la construcción, se frenaron. Cerraron gimnasios, plazas, campings, bailes y hasta los prostíbulos. “Esto recién comienza”, alertó el alcale Juan José López. Si bien las calles ya están vacías y la ciudad está por debajo de su actividad normal, el alcalde señaló a El Observador que su “termómetro” es el comedor, que por ahora no creció de forma exponencial. 

El comedor municipal de Paso de los Toros recibe por día a 240 personas, en su mayoría “gente sola” y “madres con hijos”. El alcalde, también blanco, estimó que abril será un mes difícil, ya que ahí se sentirá con más fuerza el impacto en el bolsillo. 

Gestos solidarios

En Carmelo (Colonia) los candidatos a alcaldes de todos los partidos encontraron una forma de que los habitantes colaboren con la alimentación de los más necesitados. El grupo "Carmelo unido contra el coronavirus", en coordinación con el Comité de Emergencias, colocó cajas a las afueras de todos los supermercados y comercios para que, de forma voluntaria, las personas coloquen allí alimentos no percederos y productos de higiene. 

Una vez que lo recolectado sea suficiente, se armarán canastas para repartir entre los más necesitados. 

En Solís de Mataojo (Lavalleja), en tanto, una pareja diseño con un tanque, una canilla y una pileta unos lavatorios de manos móviles que fueron colocados en los puntos más transitados de la ciudad, con el apoyo del municipio. El alcalde Sergio Carpellino dijo a El Observador que los lavatorios se colocaron en todos los lugares de la ciudad donde el municipio tiene toma de agua, pero también en otros lugares concurridos como la salida del banco. 

Los tanques cuentan con un pedal para que las personas no tengan que abrir la canilla con sus manos, sino que pueden activar el flujo de agua con los pies. 

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