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Coordinadores de partidos políticos piden evitar “pase de facturas” en sesión a 50 años del “febrero amargo”
La Asamblea General sesionará este jueves para recordar los hechos de febrero de 1973, visualizados como el primer paso del quiebre institucional que derivó en el golpe de Estado del 27 de junio de ese año.
La sesión fue solicitada por el Partido Colorado, que el año pasado conformó un grupo de trabajo para reivindicar a algunas figuras de la colectividad que se “jugaron en la defensa de las instituciones” –al decir del diputado Ope Pasquet– como el vicepresidente Jorge Sapelli, el senador Amílcar Vasconcellos y el almirante Juan José Zorrilla.
Pero el contenido del debate es observado con preocupación por representantes de todos los partidos políticos, porque dan por descontado que más allá del homenaje también habrá palabras para el rol que jugó el colorado Juan María Bordaberry –el presidente que disolvió las cámaras– y el posicionamiento de algunos dirigentes y sectores de la izquierda, que simpatizaron con algunos planteos de los militares, como los comunicados 4 y 7 emitidos por el Ejército y la Fuerza Aérea.
La inquietud acerca de la calidad del debate fue motivo de conversación en la reunión de coordinación de este lunes en el Senado, ya que la vicepresidenta Beatriz Argimón exhortó a los partidos políticos a que las exposiciones fueran “en el marco del respeto”.
La coordinadora de la bancada de Senadores del Frente Amplio, Liliam Kechichian, dijo a El Observador que tienen “expectativas” de que las intervenciones “aporten” y que hablaron para que “no sea un pase de facturas” aunque no hay “certeza” de que esto ocurra.
Los sucesos se desencadenaron el 8 de febrero cuando Bordaberry decidió remover a Armando Malet del Ministerio de Defensa y designar a Antonio Francese, algo que fue apoyado por la Armada y resistido los días siguientes por el Ejército y la Fuerza Aérea.
La situación registró un nuevo hito el 12, cuando Bordaberry aceptó las exigencias de las Fuerzas Armadas en el "Pacto de Boizo Lanza", que puso en manos de los militares la misión de "brindarle seguridad al desarrollo nacional" y consagró su participación en la vida política y de gobierno de país. Allí nació el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), como "órgano asesor" del Poder Ejecutivo.
En estos episodios, los colorados reivindican que se opusieron y apuntan a la actitud que tuvieron el Frente Amplio y la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), que vieron con buenos ojos esos comunicados creyendo que era posible un levantamiento similar al que había protagonizado en Perú el general Juan Velasco Alvarado.
Desde la izquierda, en tanto, señalan que varios sectores fueron prohibidos y miles de militantes perseguidos, encarcelados y torturados, por lo que es falso decir que lo apoyaron.
